A casi un año de la partida del Príncipe Felipe, la Reina Isabel pudo rendirle tributo de la manera que lo quería el propio Duque de Edimburgo.
Su Majestad, de 95 años, no pudo evitar las lágrimas en la Abadía de Westminster, donde se realizó un conmovedor servicio en honor a la vida de su esposo, fallecido en abril pasado, a los 99 años.
La monarca caminó del brazo con su hijo “favorito”, el Príncipe Andrés, quien hizo su primera aparición pública tras resolver una demanda de agresión sexual.
También fue el primer compromiso público de la Reina desde el 5 de febrero, luego de enfrentar una serie de problemas de salud, incluida una batalla contra el COVID, y el primero en el que participa fuera de una de sus casas durante cinco meses y medio desde que viajó a Cardiff.
Honores al Duque
Existió el temor de que la Reina se viera obligada a retirarse del evento, después de perderse una serie de compromisos recientes, pero estuvo “activamente involucrada” en la planificación del servicio, que contó con elementos que el mismo Príncipe Felipe planeó para su funeral y que fueron prohibidos debido al COVID.
En esta ocasión un coro muy conmovedor pudo interpretar el himno “Guíame, Oh Tú, Gran Redentor”, que el Duque pidió para su despedida final, y también tocó la Banda de Su Majestad de los Marines Reales de Portsmouth, en honor a la relación de Felipe con las Fuerzas Armadas.
La Reina estuvo acompañada en primera fila por el Príncipe Carlos y Camila Parker Bowles, además de la Princesa Ana con su esposo, el Vicealmirante Sir Tim Laurence.
Conmovedoramente, la Reina, Camila y la Princesa Ana vestían de verde oscuro, también en honor a Felipe, cuyo color de librea era el Verde Edimburgo.
La monarca también lució un broche de escarabajo de oro amarillo, rubíes y diamantes, que fue un regalo personal de Felipe en 1966.
El Príncipe Andrés se sentó con Edward y Sophie, y sus hijos Lady Louise Windsor y James, Vizconde Severn. Su hija, la Princesa Beatrice, estuvo muy emotiva al recordar a su difunto abuelo.
Realeza presente
El Príncipe William, Kate Middleton y el Príncipe George y la Princesa Charlotte estuvieron entre los asistentes, siendo la primera vez que los niños, el Duque y la Duquesa de Cambridge asisten a un gran servicio religioso público.
Zara Tindall y su esposo Mike llegaron con su hija Mia, junto con Peter Phillips y sus hijos Savannah e Isla.
También asistieron miembros de la realeza de todo el mundo, incluidos el Príncipe Alberto de Mónaco, la Reina Margarita de Dinamarca, el Rey Harald y la Reina Sonia de Noruega, y el Rey Felipe VI y la Reina Letizia de España.
Los únicos miembros importantes de la realeza que faltaron fueron el Príncipe Harry y Meghan Markle, quienes confirmaron que no volarían desde los Estados Unidos para honrar al Duque.