“Kat, solo tienes que amarte a ti misma”, “rompe con los estereotipos de belleza”, “la sociedad pone esas ideas en tu mente”, “tienes que amarte”, se escucha en un sólo minuto de esta poderosa escena.
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Todas las mujeres que aparecen en ella son perfectas, pero juran haber acabado con los estereotipos y amarse a sí mismas “tal como son”. Sin embargo, Kat insiste en sentirse por los suelos.
“Pero eso es lo que estoy tratando de decirte: ¡Me odio a mí misma!” responde exasperada mientras come una caja de galletas, tumbada en la cama.
El segundo episodio de la segunda temporada de Euphoria ha sorprendido a todos por derribar esa idea tan romántica que tenemos del amor propio que no nos permite tener esos días malos, o que termina ejerciendo la misma presión sobre una que los estereotipos de belleza contra los que tanto lucha.
El escritor y director Sam Levinson incluyó un montaje brillante que resume a la perfección lo que muchas pensamos de los excesos en torno al movimiento body positive y de amor propio.
La positividad corporal, el amor propio y el cuidado de la salud mental se han convertido en temas que están todos los días presentes. Si bien todos queremos estar bien, el exceso de mensajes positivos puede llegar a ser contraproducente ya que muchas veces ni siquiera se acercan a la realidad.
No, el amor propio no es algo que se logre de la noche a la mañana ni tampoco se puede estar en ese mood todos los días, todo el tiempo como todos esperan.
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El verdadero amor propio desea lo mejor para nosotros sin embargo, nuestra cultura de amor propio se conforma con las soluciones fáciles y agradables que se alejan de lo que implica la verdadera aceptación. “Ama tus estrías como esta modelo que tiene un rostro angelical”, “cree en ti misma, como esta famosa que luchó duro y ahora tiene un emporio de maquillaje”, “tu acné es tan genial como esos tres granos que tiene la chica de Instagram”.
Si bien hay buenas intenciones, lo que vemos en pantalla sigue siendo poco realista pero al mismo tiempo, no queremos ver a alguien real, sin filtros porque entonces “es desagradable”.
El peligro de la positividad tóxica en el movimiento de amor propio
El “Solo piensa positivo”/ “vibra alto”, no nos permite aceptar nuestra vulnerabilidad. Es el equivalente a decirle a alaguien con depresión que no esté triste. Ciertamente debe haber un cambio colectivo, un mejor entendimiento de lo que es el verdadero amor propio, que también hay días malos y que si algo nos sobrepasa, está bien pedir ayuda.
No, no tenemos que ser perfectamente imperfectos ni tampoco seguir bajo las imposiciones de un movimiento que sólo espera “nuestra mejor versión” en medio de la tormenta.
La positividad tóxica es la creencia de que no importa cuán terrible o difícil sea una situación, las personas deben mantener una mentalidad positiva. . Y si bien hay beneficios en ser optimista y formar un pensamiento positivo, la positividad tóxica rechaza las emociones difíciles a favor de una fachada alegre, a menudo falsamente positiva.
Cuando alguien sufre, necesita saber que sus emociones son válidas, no que son inaceptables. Una positividad tóxica provoca culpa porque no está haciendo lo suficiente para “ver el lado positivo”.
También se convierte en un mecanismo de evitación ya que no permite emociones incómodas o percepciones negativas de algo (sí o sí te tiene que gustar ver tus estrías y marcas de acné).
Entonces, está bien buscar el lado bueno y trabajar en amarte pero para ello, debes ser realista acerca de lo que sientes. Concéntrate en el cuidado personal y en tomar medidas que puedan ayudar a mejorar su situación pero que esto jamás sea basado en lo que los demás dicen que “debe ser”.