Dueña de un gran talento, una incuestionable belleza y una simpatía innata, Bárbara Mori está consagrada como una de las actrices más famosas, respetadas y queridas de Latinoamérica.
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Con una gran disciplina, pasión y constancia, la estrella se ha forjado una ilustre trayectoria artística tanto en la televisión, como en el cine y el teatro, durante más de dos décadas.
No obstante, aunque el mundo la ha admirado durante años por los éxitos que ha cosechado con producciones como Rubí, la notoriedad no le llegó a Mori de la noche a la mañana.
Antes de llegar al reconocimiento del que goza, la actriz ha recorrido un largo camino para cumplir sus sueños en el que, lógicamente, se fue transformando en todos los aspectos.
La metamorfosis de Bárbara Mori a lo largo de los años
Bárbara Mori Ochoa nació el 2 de febrero de 1978 en Montevideo, Uruguay. La luminaria vivió la primera parte de una infancia muy dura viajando entre su país natal y México por los negocios de su papá.
A los tres años de edad, sus padres se separaron y tanto ella como sus dos hermanos, Kintaró y Keny, quedaron bajo el cuidado de su progenitor.
“Tuve una infancia súper, súper dura, que me marcó muchísimo en todos los sentidos”, compartió a Lety Sahagún y Ashley Frangie en el podcast Se regalan dudas en 2019.
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“Crecí sin mamá y con un padre alcohólico, así que tuve una infancia triste, oscura, violenta… Como muy alejada del amor”, confesó en la plática difundida por Univisión.
Cuando cumplió 12 años de edad, la familia se instaló en la Ciudad de México. Tan solo un par de años después, Bárbara comenzó a trabajar para poder marcharse de su casa.
“Hice de todo un poco, fui mesera en una pizzería, repartía volantes en un semáforo, fui booker en una agencia de modelos, bailé en antros…”, recordó.
“O sea, hice de todo un poco para poder ahorrar y salirme de mi casa”, reconoció Mori, quien logró su meta a sus 17 años al mudarse junto a su hermana.
Mientras trabajaba como modelo, la joven Bárbara descubrió su fascinación por estar frente a las cámaras y decidió convertirse en actriz.
Con el fin de lograr este sueño, empezó a estudiar actuación en el Centro de Estudios de Formación Actoral de TV Azteca, una importante televisora mexicana.
Su debut y ascenso en el mundo de la actuación
Dentro de la empresa, la entonces aspirante se ganó la oportunidad de debutar como actriz con un rol menor en la telenovela infantil Tric-Trac a sus 18 años de edad.
Empero, después su estreno en la pequeña pantalla en 1996, la joven artista comenzó a ascender de manera indetenible en el mundo de la televisión mexicana.
En 1997, se dio a conocer con su impecable interpretación de Mónica en Mirada de mujer, una exitosísima telenovela que grabó estando embarazada de su primer hijo, Sergio.
Al año siguiente, debutó como protagonista en la novela Azul tequila. Tras su primera actuación protagónica, prosiguió imparable interpretando papeles principales.
Me muero por ti (1999), Amores... querer con alevosía (2001), Súbete a mi moto (2002-2003) y Amor descarado (2003-2004) fueron algunos de los melodramas en las que actuó; según Imdb.
Al recordar el meteórico despegue de su carrera, reflexionó en el podcast antes mencionado y compartió que se refugiaba en su profesión para escapar de su realidad.
“Si me voy atrás en el tiempo, esa mujercita que empezó a abrirse paso para salirse de la violencia en la que vivió, pues era una mujer que estaba enojada con la vida y me refugiaba en mi carrera”, aseguró.
Rubí marca un antes y un después en su vida
En el año 2004, la histrionisa alcanzó el mayor éxito de su carrera protagonizando la telenovela Rubí, uno de los clásicos de la televisión latinoamericana.
Tras su estreno, la producción de Televisa se convirtió en un auténtico fenómeno televisivo que la catapultó al estrellato internacional y la consagró como actriz.
“Cuando hice Rubí estaba en el momento más impresionante de mi carrera, donde tenía todo lo que, según la sociedad, te lleva a la felicidad: fama, dinero, reconocimiento…”, apuntó.
Sin embargo, mientras alcanzaba el punto más álgido en el terreno profesional, la intérprete atravesaba el momento más duro de su vida en el plano emocional.
“La realidad era que a mí me rompieron mucho por dentro cuando era chiquita y empezar a juntar mis pedacitos me costó mucho trabajo”, reconoció.
“Darme cuenta de que necesitaba empezar a mirar hacia dentro fue algo que empezó a traerme una transformación”, aseveró.
Su difícil niñez marcó también sus relaciones amorosas en su juventud, siendo la más importante quizás la que tuvo con el actor Sergio Mayer, el padre de su único hijo.
“Yo conocí el amor a base de golpes, abandono de mi madre, entonces para mí el amor era eso. Yo me empecé a relacionar, no solamente con los hombres sino con la gente, a través de esas relaciones destructivas y tóxicas…”, contó.
Por fortuna, cuando comenzó ese proceso introspectivo y de reflexión para descubrir por qué estaba tan molesta con la vida, pudo comenzar a soltar y sanar.
La vida después de Rubí
Por otro lado, en el plano profesional tras el megaéxito de Rubí, Bárbara Mori abandonó las telenovelas para cumplir su sueño de actuar en el cine.
“Los actores de televisión no éramos bien recibidos en ese mundo, pero yo quería intentarlo porque sabía que el cine me daría la oportunidad de hacer cosas distintas”, contó en una charla TED en 2020.
La primera película que hizo tras la telenovela que la consolidó como estrella fue La mujer de mi hermano (2005).
Desde entonces, se dedicó por completo a la construcción de su carrera en la gran pantalla tanto como actriz, como productora y guionista.
Cosas insignificantes (2008), Alicia en el país de María (2014), Treintona, soltera y fantástica (2016) y Todo lo invisible (2020) son algunos de los largometrajes en los que ha trabajado.
Y aunque también ha tenido intervenciones en el teatro y no le ha dado la espalda a la televisión actuando en un par de series los últimos años, su pasión es hacer cine
Su largometraje más reciente es Tú eres mi problema, una producción estrenada a finales del año pasado que narra la compleja relación entre una madre joven y su hijo adolescente.
El presente de Bárbara Mori
Hoy en día, aparte de seguir desempeñándose con éxito como actriz y lucir tan guapa como siempre, la artista de 43 años disfruta de una vida plena en todos los aspectos.
Comparte un estrecho lazo con su hijo, Sergio Mayer Mori, y también con su pequeña nieta, Mila.
Asimismo, encontró el amor en Fernando Rovzar, un productor de cine con el que tiene una relación desde hace más de tres años que no ha dudado en presumir.
“No hay día que no me sienta agradecida por ti, por tu existencia en mi vida. ¡Gracias por tanto!”, le expresó en una publicación en Instagram.
Sin embargo, ante todo, Bárbara mantiene una gran relación de amor propio desde hace mucho que le permitió cambiar su vida para bien.