Este 29 de julio se cumplieron 40 años del gran «sí» entre la princesa Diana y el príncipe Carlos en medio de una ceremonia que causó conmoción, entre muchas cosas, por el imponente vestido de novia que llevó la madre de William y Harry.
De hecho, es tanta la fascinación que todavía despierta esta pieza, que se exhibe en museos y tours reales donde los seguidores de la vida de la princesa del pueblo tienen la oportunidad de apreciar sus detalles y a partir de ahora, conocer algunos secretos que se han revelado sobre la creación.
Los detalles del vestido de novia de la princesa Diana que pocos conocen
Los contratiempos
Un dato que surgió a raíz de varios documentales con información cercana a la princesa Diana es que hubo que ajustar las medidas de su vestido de novia poco antes del gran día. Cuando Lady Di se lo probó, notaron que su pérdida de peso era evidente y hubo que reducir drásticamente en zonas como la cintura.
«Terminamos con una (medida de) cintura de 23 pulgadas (58 centímetros), de las 26 o 27 pulgadas originales», reveló la diseñadora, Elizabeth Emanuel, según People en Español.
Este cambio se debió a que para la fecha, la aristócrata ya empezaba a sufrir sus desórdenes alimenticios producto de la presión externa y su deteriorada relación con el príncipe, quien también en una ocasión le dijo «‘Oh, (estamos) un poco rellenita por aquí, ¿no crees?'», desencadenando muchas inseguridades en ella.
Una mancha de perfume
Otro revés con el que tuvo que luchar la joven de 19 años para su gran día es que antes de salir al público, derramó perfume sobre su vestido a causa de los nervios cuando intentaba aplicarlo en las muñecas. Esto le creó una mancha que tuvo que ocultar delicadamente con su mano durante toda la ceremonia para que no fuese evidente.
El detalle azul
Por otro lado, la británica también cumplió con ese vieja tradición de que las novias deben utilizar algo viejo, algo prestado y algo azul. Para ello, le pidió a sus costureros que escondieran un trozo de cinta azul en forma de arco en la cintura para asegurar un matrimonio feliz, aunque luego, ese no fue el caso.
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