Con el regreso de Sex and the City por HBO, Sarah Jessica Parker ha vuelto a estar en la mira de todos.
La actriz volverá a dar vida a Carrie Bradshaw sólo que ahora la veremos como una mujer madura que se enfrenta a la problemática ciudad de Nueva York al lado de sus inseparables amigas Miranda Hobbs y Charlotte York.
En redes sociales, muchos han recordado los momentos favoritos de esta serie pero si algo ha sorprendido es el aspecto de Parker.
Mientras que algunos no dejan de alabar su belleza y recalcar su trayectoria, otros sólo se han enfocado en criticar sus arrugas y canas.
La actriz de 56 años sin duda sigue hipnotizando con esos ojos azules y su sofisticado estilo para vestir, el cual da la sensación que Bradshaw es cien por ciento real. Sin embargo, cuando se trata de envejecer, el mundo lo toma como una condena.
Hace unos días, Parker fue captada disfrutando del almuerzo con Andy Cohen en el centro de la ciudad de Nueva York, entre las grabaciones de la serie. La actriz lució un look natural con todo y su cabello canoso, lo que llamó la atención de los fans.
Días después circularon tomas en las que aparece vestida con ropa de Forever 21 -por lo que fue muy criticada– y según los internautas, con un aspecto demasiado «avejentado».
«Tiene 56 y parece de más de 60», «esta mujer ya debería recurrir a la cirugía plástica», «¿por qué se ve tan vieja y desaliñada?», expresaron algunos.
Los años pasan y las mujeres envejecemos pero eso no significa que tengamos fecha de caducidad.
La sociedad nos ha castigado mucho cuando de envejecer se trata. Pareciera que las mujeres no podemos tener señal alguna del paso de los años porque una vez que se hacen presentes las arrugas, las manchas y el cabello gris, dejamos de ser “deseables”.
Cuando una famosa es captada con su cabello lleno de canas o sin maquillaje que cubra sus arrugas, se vuelve blanco de memes y críticas porque “se ha descuidado”.
¿Por qué es tan diferente cuando hablamos de figuras como George Clooney, Pierce Brosnan o Gianluca Vacci que “envejecen como los buenos vinos”?
Basta de vivir con la presión de que debemos envejecer «con gracia».
Es claro que la satisfacción corporal es individual y cada quien es libre de hacer lo que le plazca con su imagen sin embargo, detrás de muchas elecciones en torno a ello vienen de la presión que la sociedad ejerce sobre nosotras.
Nos bombardean constantemente con presiones sobre recurrir al botox, la cirugía plástica y hasta esas píldoras “mágicas” para adelgazar. No es de extrañar que cuando una llega a los 40 no se sienta muy bien consigo misma y se pregunten si podrían ser mejores, más delgadas, más jóvenes y más bonitas.
Es momento de romper con la idea de que las mujeres somos menos deseables cuando llegamos «a cierta edad». Las canas, las manchas y las arrugas no son una razón para sentirnos avergonzadas.
Envejecer es inevitable pero siempre podemos darle la vuelta abrazando todos esos cambios que llegan con los años. Si es algo que sucederá tarde o temprano, ¿por qué no mejor verlo como una señal de los años bien vividos?
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