Kim Kardashian sorprendió a todos luego de revelar que se sintió muy identificada con Britney Spears en el documental Framing Britney. Y es que al igual que la llamada «Princesa del Pop», Kim fue asediada y humillada por los paparazzis, además de que los medios se dedicaron a señalar los cambios físicos que tuvo durante su primer embarazo.
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Ante esto, la empresaria y estrella de televisión compartió una serie de historias en las que muestra cómo las portadas de revistas de espectáculos se dedicaban a decir que Kim estaba aumentando de peso, que estaba comiendo «de más» o que su trasero había crecido por la grasa.
«Aumenté 60 libras y di a luz casi seis semanas antes y lloré todos los días por lo que le estaba sucediendo a mi cuerpo, principalmente por las presiones de ser constantemente comparada con lo que la sociedad considera que debería ser una persona embarazada sana», escribió Kim en una historia de Instagram.
Los embarazos de Kim no fueron nada fáciles puesto que ella tuvo pre clampsia (presión arterial elevada al extremo). Su cuerpo estuvo en riesgo debido a sangrados internos al momento de dar a luz. En el transcurso de los meses, también pasó por muchos cambios físicos que la volvieron blanco de burlas y críticas.
«Mirar todas las fotos mías en línea y en revistas me hizo sentir muy inseguro y tenía el miedo de preguntarme si alguna vez recuperaría mi cuerpo anterior al bebé. <strong>Me avergonzaba semanalmente con historias de portada que hicieron que mis inseguridades fueran tan dolorosas</strong> que no pude salir de casa durante meses. Realmente me rompió», continuó Kim.
Kim nos ha recordado que no importa cuán pública parezca la vida de una persona, nadie merece ser tratado con tanta crueldad.
Las famosas también son humanas.
El impacto que el documental Framing Britney causó sobre Kim Kardashian es muy real. Quienes lo vieron, saben que es imposible no incomodarse ante la forma que la cantante fue blanco de la crueldad de una sociedad llena de prejuicios. Britney también sufrió del acoso de los paparazzis durante sus embarazos y cuando cuidaba de sus hijos, mientras lloraba por no poder esta a solas para darles de comer. Los paparazzi incluso llegaron a hacer apuestas para conseguir «la mejor foto» de la cantante en su peor momento.
El tema de la vergüenza corporal o body shaming ha estado muy latente en los últimos años. Está por todas partes, desde las tiendas de ropa que venden tallas reducidas hasta las redes sociales de influencers que imponen cómo debe ser el cuerpo perfecto. Mientras que las revistas y anuncios publicitarios que juran haberse desecho de los prejuicios y están más abiertos a mostrar “todo tipo de cuerpos”, estamos lejos de entender el problema que representa la presión a la que estamos sometidas las mujeres.
La vergüenza corporal nunca es bienvenida.
Comentar el cuerpo de alguien, incluso si crees que podría ser un cumplido, nunca es bienvenido. Simplemente no hagas comentarios sobre los cuerpos de las personas. No importa qué forma, tamaño, color, altura, lo que sea, todos merecen sentirse cómodos en su propia piel.
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