Este año fuimos testigos de una alfombra roja atípica de los Golden Globes. Por primera vez los famosos sintonizaron la premiación desde la comodidad de sus casas y mientras que algunos optaron por hacerlo en ostentosos vestuarios, otros prefirieron quedarse en pijama. Pero si de una estrella no podemos dejar de hablar es de Anya Taylor-Joy, quien destacó por su belleza, elegancia y el premio a Mejor Actriz por su participación en Gambito de Dama.
La actriz disfrutó de la ceremonia desde su hogar pero no perdió la oportunidad de lucirse con dos espectaculares cambios de ropa. El primero fue un hermoso vestido color esmeralda hecho a la medida por Christian Dior, el cual combinó con un juego de joyas de Tiffany and Co. El hermoso corte de silueta recta con escote pronunciado en V sin duda la hizo lucir como toda una princesa.
Posteriormente sorprendió con un vestido azul pastel satinado Dior, el cual nos remitió al estilo del viejo Hollywood.
Anya cuidó cada detalle de sus looks, desde su maquillaje natural hasta las uñas con diseños alusivos a la serie de ajedrez, convirtiéndose en tendencia de inmediato.
Eso sí, entre los halagos que recibió, no faltaron aquellos que sólo se enfocaron en su figura, señalando que «está demasiado delgada».
La sociedad es experta en emitir opiniones no solicitadas sobre los cuerpos de las mujeres y cuando se trata de famosas, no se detienen a pensar que también son humanas y que pueden tener un impacto enorme.
El término vergüenza corporal o body shaming ha estado muy latente en los últimos años para evitar esas opiniones no solicitadas con respecto al físico de una mujer.
Aunque lo más común es hablar de cuerpos «gruesos» o «grandes», también sucede por el lado contrario. Las críticas hacia los cuerpos delgados también alimentan el body shaming y tienen otro impacto importante.
«Está demasiado flaca y eso que la televisión engorda», «muy guapa y todo pero debería de engordar tantito», «me encanta anya pero está muy flacucha», «muy buena actriz, muy bonita y buena serie pero igual y está haciendo muchos sacrificios que terminan por dañar», fueron algunos de los comentarios que circularon en redes sociales.
Por supuesto parte de los comentarios viene de una preocupación por su salud sin embargo, asumir que tiene un problema también es juzgarla. Hay que recordar que debatir sobre trastornos alimenticios a partir de presunciones es igual de peligroso por todo lo que hay detrás de estos.
Anya se ha coronado como una de las mujeres más hermosas del medio pero ella misma ha confesado que no se siente bonita y que lidia contra sus propias inseguridades todos los días.
La vergüenza corporal nunca es bienvenida.
Aún cuando la conversación está cada vez más abierta y las mujeres hemos luchado por deshacernos de los prejuicios, todavía se pueden encontrar comentarios terribles en torno a cómo deberíamos vernos.
Hace unas semanas, Kendall Jenner desató una gran división de opiniones tras posar en un diminuto bikini rojo que dejó ver su delineada figura. Los comentarios en redes sociales giraron en torno a sentirse mal por no verse como ella. He ahí el resultado de habernos avergonzado por tanto tiempo.
Comentar el cuerpo de alguien, incluso si crees que podría ser un cumplido, nunca es bienvenido. Simplemente no hagas comentarios sobre los cuerpos de las personas. No importa qué forma, tamaño, color, altura, lo que sea, todos merecen sentirse cómodos en su propia piel.
Más de este tema
Aprende a ser feliz contigo misma y encontrarás el amor que tanto buscasç
Bromean con querer ser Kendall Jenner pero los trastornos alimenticios no son un juego
Te recomendamos en video
This browser does not support the video element.