El pasado 14 de febrero Meghan Markle y el príncipe Harry anunciaron que estaban a la espera de su segundo hijo, una noticia que alegró al mundo entero.
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En redes se viralizó la imagen en la que aparecían Meghan y Harry en el jardín de su hogar, ella acostada sobre las piernas de su esposo mientras él la acaricia y mira con mucho amor, ambos sonriendo y dejando ver lo feliz que se encuentran en este momento de sus vidas.
En la foto, en blanco y negro, que fue tomada por el famoso fotógrafo británico y amigo de la pareja, Misan Harriman de manera remota con su iPad, Meghan de 39 años, muestra su barriguita de embarazo luciendo un hermoso y delicado vestido de Carolina Herrera.
Esto representa una inmensa alegría para la pareja, quien ya tiene un hijo, Archie Harrison, especialmente luego de haber sufrido un aborto en julio del año pasado, por lo que ahora esperan un bebé arcoíris.
Qué es un bebé arcoíris
Los bebés arcoíris son los que llegan después de una pérdida, esos que llegan a demostrar que después de la tormenta viene la calma, y Meghan ha dejado claro que nada es imposible.
A sus 39 años, la celebridad demostró que los bebés arcoíris existen y pueden llegar a sanar tu corazón de la forma más hermosa y dulce.
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Afortunadamente, Meghan quedó embarazada a meses de haber perdido a su bebé, esto no significa que suplante al hijo que perdió con el que está esperando, porque esa pérdida nunca dejará de doler, pero sí ayuda a sobrellevar el dolor y sin duda sana un poco las heridas del corazón e iluminan la vida de sus padres.
Sabina del Río, psicóloga especialista en maternidad explicó al diario ABC lo especial que son los bebés arcoíris.
“Estos bebés simbolizan que tras el terror y la oscuridad que deja la tormenta, viene algo bonito con luz y color. Su existencia va ligada a la lluvia. No hay arcoíris sin que previamente no haya habido lluvia”, dijo la también directora del centro Calma en España.
Así fue como Meghan contó que había sufrido un aborto
Meghan reveló en un ensayo desgarrador publicado en el New York Times el 25 de noviembre que había sufrido un aborto.
“Después de cambiarle el pañal, sentí un fuerte calambre. Me dejé caer al suelo con él en mis brazos, tarareando una canción de cuna para mantenernos a los dos tranquilos, la alegre melodía contrastaba con mi sensación de que algo no estaba bien. Sabía, mientras abrazaba a mi primogénito, que estaba perdiendo al segundo”, dijo en esa oportunidad Meghan.
Y narró los duros momentos que vivió en el hospital: “Horas más tarde, yacía en una cama de hospital, sosteniendo la mano de mi esposo. Sentí la humedad de su palma y besé sus nudillos, mojados por nuestras lágrimas. Mirando las frías paredes blancas, mis ojos se pusieron vidriosos. Traté de imaginar cómo nos curaríamos”, confesó la exactriz.
Meghan es la prueba que no importa la edad que tengas, puedes convertirte en mamá, y además nos enseña que si lamentablemente sufres una pérdida, por muy duro que sea, puede llegar la calma después de la tormenta y puedes tener un bebé arcoíris que llegue a alegrar tu vida, todo es posible.
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