Drew Barrymore ha estado en el centro de atención desde que era pequeña y sin duda se ha convertido en una de las actrices más queridas de Hollywood por su gran carisma y talento. Sin embargo, las cosas no siempre fueron color de rosa para ella.
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El hecho de haber vivido el privilegio de la fama y las exigencias de la industria la llevaron por el camino equivocado del cual estuvo a punto de no salir.
A Drew la hemos visto crecer y transformarse pero también, hemos sido testigos de esas caídas y de cómo luchó por salir y resurgir cual Ave Fénix.
Ahora que cumplió 46 años, ha demostrado ser una de las mujeres más poderosas de Hollywood y un ejemplo de que siempre se puede salir de los momentos de oscuridad.
Aunque proviene de una familia de reconocidos actores, Drew ha dejado su propia marca indeleble en la industria del entretenimiento. Ella conquistó a todos cuando se presentó por primera vez como aquella niña ingenua de cabellera rubia y ojos saltones.
Drew apareció en la pantalla grande en su primer papel importante a la tierna edad de seis años en la película de Steven Spielberg E.T. el extraterrestre.
A partir de ahí, Drew continuó consiguiendo papeles importantes como estrella infantil.
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Días de oscuridad
El padre de Drew, el actor John Barrymore, era un alcohólico violento, mientras que su madre y mánager, Jaid Barrymore, no poseía ese instinto maternal para protegerla y guiarla en su ascenso a la fama. Jaid comenzó a llevar a su pequeña de apenas 9 años al famoso Studio 54, un lugar de donde las estrellas rebeldes de Hollywood se reunían para compartir sus vicios.
A los 15 años. Barrymore estaba desempleada, a los 16 tuvo que ganarse la vida limpiando baños y para los 20 ya se había casado y divorciado dos veces.
“Realmente es una receta para el desastre”, dijo sobre haberse hecho famosa tan joven. “¿Pero sabes qué es emocionante? Terminé a los 14 en una institución, en la lista negra, sin familia…”
Mientras pasaba más y más tiempo en aquel club, Drew comenzó a experimentar con las drogas y el alcohol, mientras su madre la animaba a salir con hombres famosos.
Barrymore, que se describía a sí misma como una chica fiestera antes de los 12 años.
La segunda oportunidad de Drew
Después de quedarse una larga temporada en el limbo, sin trabajo y sumida en las adicciones y depresión, en la segunda mitad de los noventa, Drew se convirtió en la reina de la comedia romántica con películas como The Wedding Singer, Ever After: A Cinderella Story y Never Been Kissed. A principios de la década de 2000, Drew también demostró que podía comandar una franquicia de acción con la ayuda de sus amigas Cameron Diaz y Lucy Liu con Charlie’s Angels y su secuela de 2003, Full Throttle. A mediados de la década de 2000, Drew recuperó su corona de reina de comedia romántica.
Apareció en películas como Fever Pitch y se reunió con su coprotagonista de Wedding Singer, Adam Sandler, en 50 First Dates en 2004.
Drew también mostró su increíble talento detrás de la cámara en 2009, cuando dirigió la película Whip It junto con Elliot Page.
La vida le ha sonreído a Drew en una nueva faceta
Drew asumió su papel más gratificante hasta la fecha: como madre de sus dos hijas, Olive y Frankie, fruto de su relación con su exmarido, Will Kopelman.
Barrymore nunca ha encajado en el estereotipo de mujer perfecta que Hollywood ha tratado de imponer por muchos años. ¡Eso es lo que la ha hecho especial! Ella siempre ha sido una mujer hermosa que ha conquistado con su sonrisa.
Hoy, la actriz ha optado por mantenerse vigente a través de su propio canal de Youtube en el que presenta las entrevistas más divertidas con la crema y nata de la industria. Con The Drew Barrymore Show, la actriz ha demostrado ser multitalentosa.
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