Yalitza Aparicio acaparó las miradas durante su aparición en los Latin Grammys 2020. La mexicana se convirtió en la anfitriona de la gala que reconoce a lo mejor de la música latina. No sólo hizo un papel estupendo en el escenario sino que además, deslumbró con hermosos looks que resaltaron sus bellas facciones.
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La protagonista de Roma portó vestidos de diseñadores de América del Sur. Colombia, México, Brasil, Venezuela, según reveló Sophie Lopez, su stylist de cabecera.
El primero que lució en redes sociales previo a la red carpet fue un look cortesía de la diseñadora colombiana, JohannaOrtiz. Posteriormente, en la ceremonia se dejó ver con un vestido rosa mexicano de la marca brasileña, Helo Rocha.
https://twitter.com/notherealkimk/status/1329631320339738626
Una lluvia de halagos cayó sobre ella pero no faltaron los comentarios de quienes sólo critican y se burlan de su aspecto y de su origen.
En México sucede un fenómeno curioso y es que creemos que el odio racial sólo pasa con la comunidad negra en Estados Unidos y por eso el surgimiento de movimientos como el Black Lives Matter. Sin embargo, olvidamos que somos los primeros en señalar a otros por su color de piel y eso, es racismo.
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El racismo ha sido parte de nuestra historia. Los blancos siempre han sido los colonizadores, los aprovechan su privilegio para dominar sobre el resto.
Quien no es rubio o de tez clara, es quien más padece los golpes sociales y económicos. Así ha sido siempre pero eso ya no debe ser excusa o justificación. Este es el momento de despertar y dejar atrás los prejuicios y la idea del privilegio blanco.
Las redes sociales se han encargado en gran medida de alimentar este racismo y sin darnos cuenta, terminamos riendo o compartiendo lo que no. Hoy, lo que se puede definir como racismo y lo que no, se ha convertido en un eterno debate. Todos los racistas que quedan evidenciados, dicen no ser racistas.
Negar el racismo es racismo. Llamar a alguien «moreno», «prieto» o «indígena» es racismo. Basta de etiquetas.
México es un país lleno de contrastes, ¿cómo podemos atrevernos a solapar racismo cuando nuestra sociedad viene de una mezcla de razas, con una variedad de colores? Aunque claro, esa misma historia es la que nos ha llevado a construir una sociedad tan dividida y llena de resentimientos.
En México se ha normalizado el señalar a alguien cuyo tono de piel es más oscuro como alguien de menor clase o incapaz de asumir roles importantes.
Fue en 2018 cuando Yalitza incursionó en la pantalla grande de la mano de Alfonso Cuarón. La película Roma fue una de las más reconocidas a nivel mundial y ella se coló entre las nominadas como mejor actriz en los Premios Oscar 2019.
Muchos mexicanos, lejos de sentir orgullo, parecían estar indignados ante el hecho de que una mujer indígena estuviese entre la crema y nata Hollywoodense. De acuerdo, Yalitza misma ha dicho que no es actriz, tampoco tiene la trayectoria de una Meryl Streep o una Amy Adams pero eso no le quita ningún mérito.
A sus 26 años ha sabido aprovechar la plataforma que se le dio, convirtiéndose en una voz para muchas mujeres, en especial de las comunidades indígenas.
Sin embargo, ante muchos sigue siendo inferior, basta con recordar cuando se dio a conocer que Yalitza colaboraría con una columna para el New York Times. Internet reclamó: «¡¿Cómo es posible que una Yalitza escriba para un diario extranjero tan importante?!».
Es momento de dejar de justificar esas pequeñas bromas que atentan contra el color u origen de una persona. Basta de solapar la idea de «una raza superior» y una «inferior». Basta de minimizar al que es diferente. Basta de creer que el color de piel determina la valía de una persona. No hay que tolerar ningún tipo de racismo.
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