El 28 de agosto de 2003, un repartidor de pizzas de 46 años entró en un banco en Erie, Pensilvania, armado con una escopeta modificada como un bastón para pasar desapercibida y le entregó al cajero una nota exigiendo 250.000 dólares en efectivo.
Pero nadie se percató de que un collar bomba estaba atado alrededor de su cuello y según la nota, explotaría si no le daban lo que exigía en ese momento. El sujeto de nombre Brian Wells, salió del banco con una bolsa llena de más de $ 8.000 pero no llegó muy lejos antes de estar rodeado por la policía.
Wells se hizo pasar por víctima. Sentado en el suelo, pidió ayuda mientras describía cómo tres personas lo habían obligado a robar el banco. Según él, sólo había ido a entregar pizzas a unos amigos pero en lugar de eso le ataron un explosivo y le ordenaron que les llevara un cuarto de millón de dólares.
Al escuchar la versión de Wells, los policías tomaron su distancia y decidieron esperar al equipo especial anti bombas. Minutos después la bomba explotó matando a su portador. Las cámaras de los noticieros que habían llegado al lugar en cuanto se desató el alboroto, grabaron cuando explotó la bomba, transmitiendo la muerte de Wells en vivo, desde múltiples ángulos. Lejos de ser el final, fue el inicio de una escalofriante investigación.
La policía recuperó una extraña evidencia en el auto del sujeto, se trataba de una serie de páginas que contenían instrucciones para primero robar el banco y luego proceder a la busca de llaves y códigos para desactivar el explosivo que llevaba Wells. Con la explosión y su muerte, no fue posible que se completara la «misión» para salvarse de la bomba. Sin embargo, los investigadores determinaron que el dispositivo, que incluía cuatro cerraduras y un dial de combinación, nunca podría haberse retirado de manera segura.
Ahora Netflix ha decidido revivir el caso a través de una serie documental que resulta muy diferente a otras producciones de crímenes que se han incluído a su catálogo. Más que el clásico documental sobre un criminal, Evil Genius cuenta la historia de una mente maestra.
Inspirado por Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills, el creador de la serie, Trey Borzillieri se obsesionó con la muerte de Brian Wells, lo que lo llevó a investigar más del caso.
El primer episodio explica todo lo que ya sabemos: que Wells era un repartidor de pizza y que durante una entrega terminó con una bomba atada a su cuello para después robar el banco.
Quince años después surgen las teorías sobre si Wells realmente era una víctima así como las interrogantes sobre quién más estaba involucrado y cuál era el verdadero objetivo.
“Es un desafío a la lógica que un humano se haga eso a sí mismo. Pero en todos mis años en el trabajo nunca ha dejado de sorprenderme lo que hace la gente y cuáles son las posibilidades ”, dijo un agente federal en una entrevista a la revista People en 2003:
A pesar de que se identificó a los presuntos involucrados, se culparon unos a otros mientras protestaban por su propia inocencia, lo que terminó por complicar más las cosas.
En Evil Genius se incluyeron escalofriantes entrevistas con Marjorie Diehl-Armstrong, una mujer que asesinó a varios hombres y a quien los fiscales han descrito como uno de los autores intelectuales del crimen. Junto a Diehl-Armstrong, apareció el nombre de William “Bill” Rothstein, lo cual hizo que el caso diera un giro inesperado, haciendo que la policía y los investigadores se vieran superados por la mente de dos personas manipuladoras e inestables.
Así que si eres fanática de los misterios y los casos de crímenes sin resolver, no puedes perderte esta mini serie documental. Adentrarte en la mente de éstas retorcidas mentes te dejará los pelos de punta.
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