Kim Kardashian y Kanye West estaban a punto de caer en la locura con sus cuatro hijos en casa durante el aislamiento social. O por lo menos así parece después que el rapero tomara la decisión de hacer un viaje para que la modelo descansara.
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North de 6 años, Saint de 4, Chicago de 2 y Psalm de once meses, son los frutos de esta relación que se ha convertido en una muy sólida dentro del espectáculo y aunque ambos se apoyan en las responsabilidades, Kim necesitaba un respiro.
Ese es el acuerdo que existe entre ambos: darse la oportunidad de aislarse un poco para recargar energía debido a que han tenido que asumir la educación en el hogar debido a la pandemia.
No obstante, el mayor peso cayó sobre la también empresaria puesto que la mayoría de sus proyectos se han paralizado mientras que West acude ocasionalmente a su oficina para cumplir con algunos deberes.
«Es un gran caos con todos los niños en casa», avisó una fuente cercana a la revista People, así que el cantante le dio la oportunidad a Kim Kardashian de desconectar mientras él viaja con los infantes desde Calabasas a Greybull, en Wyoming, para quedarse en su propiedad de 13.2 millones de euros.
El recinto tiene aeropuerto privado lo que facilitó el traslado de la familia además de contar con tres hectáreas, dos lagos y una granja con vacas, caballos u ovejas, para que la diversión no le falte a los pequeños.
«Es difícil hacer malabares con todo y para conseguirlo tienes que ponerte a ti misma en un segundo plano y concentrarte únicamente en los niños», dijo la integrante de la familia más seguida en Estados Unidos en una entrevista a The View citada por la revista Hola.
De modo que todo indica que no están siendo los mejores días para ella, a pesar de todos los lujos a su alcance.