Chile

Juanita Ringeling: “Mi lucha siempre ha sido la justicia medioambiental”

Establecida en Chile nuevamente, luego de cuatro años viviendo en Los Ángeles, California, la actriz desarrolla su carrera musical, esta vez como solista tras lanzar su primer single, mientras continúa apoyando causas que protegen el planeta.

Después de vivir un largo tiempo en Los Ángeles, California, regresó a Chile hace seis meses. En 2016, en medio de una promisoria carrera como actriz, partió a la ciudad estadounidense sin un plan definido. Sin visa, sin trabajo y sin nada preparado, pero convencida de la decisión. Un espíritu viajero innegable que vimos cuando condujo Carnaval en el 13C, que ahora se transmite los sábados en señal abierta. Pronto estrenará un nuevo programa que invita a descubrir otras culturas.

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Sus raíces se encuentran en Cachagua, donde nació y vivió toda su infancia. En ese espacio afloró su amor por la naturaleza, por el mar. “Uno pone su identidad en la tierra, y cuando quieres algo, lo cuidas”, dice. Por eso, desde que comenzó a salir en televisión y su rostro se tornó conocido, se dio cuenta de que su responsabilidad era comunicar sobre la importancia del cuidado medioambiental.

Cuando vivía en Venice Beach, un distrito de Los Ángeles conocido por sus playas rodeadas de palmeras y actividades recreativas, la actriz de 33 años descubrió un nuevo aspecto de sí misma. Se dedicó a leer, escribir y a trabajar en más proyectos medioambientales, que influyeron en sus deseos de reciclar, de evitar el plástico y transformarse en una consumidora consciente, un estilo de vida que plasma constantemente en su cuenta de Instagram (@juana.ringeling). Incluso, lanzó una línea de barras de cereal 100% crudivegana y sin sellos, llamada Soul Bar.

Juanita Ringeling

Jeans, H&M

 

 

Alejada del ajetreo de su vida en Chile, cargada de compromisos laborales y sociales, exploró una faceta desconocida que, entre otras cosas, la llevó a crear su primera canción, que surgió una tarde mientras improvisaba con un ukelele. “Con mucha complejidad, con culpas y temores, ese espacio me permitió hacer cosas sin esperar resultados, entregarme a procesos creativos sin un objetivo claro”, reflexiona. Rosa, el título de su primer single como La Juana, se puede escuchar en Spotify y es parte del disco compilatorio El Canto de Todas, impulsado por la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales para promover el trabajo de mujeres en la música popular.

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Desde que llegó, se siente un poco dispersa. Le ha costado volver a adaptarse. Entre sus proyectos actuales, comenzó a construir una casa sustentable en La Laguna de Zapallar, acaba de grabar una canción con Francisco Durán, ex integrante de Los Bunkers, y planea montar una obra con el actor Matías Assler, su actual pareja. También está editando un documental que surgió de ese mismo proceso de creatividad en Estados Unidos.

En Los Ángeles construiste una vida mucho más consciente y pausada. ¿Sientes que acá no habrían surgido esos espacios?

Hubiera seguido en la máquina que venía, que no era mala. Me fui cuando estaba en el mejor momento de mi carrera, pero lo necesitaba. A veces uno se pierde un poco. Avanzas no más, pero no sabes hacia dónde. Allá logré ser, más que hacer. En Chile existe una presión mayor. Cuando eres un N.N., no tienes pasado y estás recién armando tus nuevos amigos, puedes empezar de cero, y es un proceso súper interesante. En ese sentido, la vuelta ha sido difícil, porque uno debe readaptarse. Quiero seguir siendo como era allá, pero no puedo. Quedo entrampada entre algo que conocí de mí y que no puede ser. Estoy en esa lucha.

Juanita Ringeling

 

 

¿Por qué decidiste volver?

Por varias razones. No tenía un trabajo constante, se me acababa la visa y me enamoré de Matías.

Los dos muestran una gran conexión con la naturaleza. ¿Es importante compartir esos valores con tu pareja?

Sí, creo que es fundamental. Uno puede tener muchas diferencias, gustos no tan parecidos, pero no puedes irte a dormir con el enemigo todas las noches (ríe).

¿Qué admiras de él?

Prefiero no hablar de Matías. Nunca hablo mucho de mis relaciones.

Aparte de él, ¿quiénes conforman tu círculo de confianza?

Con mi familia somos muy achoclonados, estoy siempre con ellos. Te diría que mi círculo es súper chico. Reducido, pero profundo. Tengo a mis amigas desde la infancia.

Tiempo después de que volvieras a Chile, surgió el estallido social. ¿Cómo lo has vivido?

Oscilo entre la esperanza y el desasosiego total. Hace seis meses subí a mis redes un video por el TPP-11, en el que hacía una crítica a un Chile que no despertaba, que no veía. Entonces, el estallido era parte de un discurso que venía planteando hace un rato. Es importante que nos empoderemos, que saquemos la voz, que las leyes sean más eficientes, que la clase política y económica reinante tenga una ética muchísimo mayor.

Juanita Ringeling

 

 

Y luego sucedió…

Cuando pasó, no podía creer que se hablara en las sobremesas, que los niños preguntaran. Lo encontré muy bello. Al mismo tiempo, ha venido de la mano de un nivel de violencia que es muy insana y que permea todo: las calles, la familia, las redes sociales. La primera semana era Chile despertó, somos todos uno, pero después esa bipolaridad del estallido, de polarizarnos, de politizarlo, es un poco lo que me desasosiega.

¿Qué esperas que pase?

Tengo mucha esperanza de que estas nuevas conversaciones y nuevos intereses nos lleven a un Chile más equitativo y con mayor altura de miras. Mirar un poquito más hacia adelante.

¿Cómo te identificas con las demandas?

Mi lucha siempre ha sido la justicia medioambiental. La gente lo percibe como que cuidamos los arbolitos mientras otros están muriendo en los hospitales, pero la justicia ambiental es mucho más profunda. Una de las cosas que más genera pobreza, desigualdad, o problemas de salud, es cuando ciertas industrias tienen una permisividad tal de romper el medio en el cual nosotros participamos.

Lo hemos visto mucho.

Casos como Ventanas, por ejemplo. Hacer que funcione con mucha más fiscalización no es para salvar un paisaje, sino que para prevenir problemas de salud, para dar calidad de vida, mantener fuentes laborales. Cuando uno habla de ir a cuidar un río en el sur es porque existe toda una comunidad indígena que, al hacer una hidroeléctrica, les quitarán toda su cultura y, por ende, no tendrán identidad, trabajo. La justicia ambiental previene muchos de los daños colaterales que vienen después, que se relacionan con la salud o la educación.

Juanita Ringeling

Chaqueta, Opposite en Paris

Sostén, Alaniz en Paris

 

El estallido se puede relacionar con la crisis ambiental…

Sí, pero también me he dado cuenta de la diferencia entre lo que ocurre en las zonas rurales y la ciudad. Siento que la ciudad nos aleja de nuestra humanidad. Vivimos en tacos y tan alejados de aspectos esenciales para el ser humano, que también el estallido viene con una rabia mayor, porque la urbe nos aliena. Las aspiraciones son muy materialistas. No digo que el estallido sea materialista, muy por el contrario, se relaciona con aspectos básicos del bienestar, pero sí tiene que ver la violencia y la rabia que ha salido. En las zonas rurales vi que se vivía de manera muy distinta, pensando en cómo volver a revalorizar el entorno. Hay otros lugares que viven sus propias carencias, pero parte del problema es que necesitamos descentralizar el país, repoblar de manera más orgánica otros rincones. Estamos hacinados en Santiago, no cabemos, las distancias son muy largas, dejamos de mirarnos.

¿Cómo vives el cambio climático en lo personal? ¿Te cuesta ser optimista?

El ser humano cuenta con la capacidad o la inteligencia para modificar sus hábitos y mejorar. Veo a mis sobrinas chicas y, si no es por mí, es por ellas. En parte, seguimos súper inmersos en un sistema donde todo es un bien de consumo y, mientras no cambiemos ese chip general, que es la economía lineal de extracción, uso, desecho, es difícil. La economía circular está muy en boga y me parece una buena chispita que está surgiendo. Veo todas las empresas B, y por ahí hay esperanzas.

Estás creando una casa sustentable. ¿Cómo será?

La idea es usar lo más eficiente en la construcción. Por ejemplo, madera nativa de área de manejo y de demolición; barro, que es un excelente termoregulador, y lo sacas de ahí mismo, y techos verdes que también mantienen la temperatura. Obtendrá luz de energía solar, gracias a la empresa Rising Sun. Contará con un sistema de filtrado para ocupar las aguas negras y grises, entonces el 90 por ciento del agua la vuelves a ocupar. También habrá un invernadero adentro de la casa para tener cultivo propio.

Juanita Ringeling

Chaqueta, Levis

Pantalón, Opposite en Paris

Cinturón, Alaniz en Paris

 

“DESCUBRÍ EL VALOR DEL SER POR SOBRE EL HACER”

Describiste el tiempo fuera de Chile como enriquecedor. ¿Cuál fue tu mayor aprendizaje?

Con dificultad, descubrí el valor de ser por sobre el hacer, y ése es un camino que me cuesta mucho, porque siempre he estado muy ligada a valorizarme por cuántas cosas hago. Cuando te encuentras con alguien, lo primero que te pregunta es “¿qué estás haciendo?”. Con la soledad, y al contar con más tiempo, me di cuenta de que existe un espacio para ser y no necesariamente hacer.

Y ahí surgió tu canción Rosa. ¿Cómo recuerdas el proceso creativo?

Improvisando una tarde, había hecho una canción que siempre me había quedado en la cabeza. En una tocata conocí a un músico argentino que se llama Rodrigo Crespo y le conté que había hecho música, que había estado en una banda, y me dijo que quería escucharme. En ese espacio en que uno no busca resultados ni tiene presiones, me atreví a mostrarle Rosa, y fue el inicio de un camino muy mágico.

¿Él te ayudó a producirla?

Leyó muy bien este tarareo de canción y lo llevó a un siguiente nivel musical. Fueron noches de estudio en que nos quedábamos hasta tarde pensando qué instrumento introducir, por dónde seguir. Así nació Rosa, sin pretensiones, de manera muy honesta. Fue como el hijo que me traje a Chile. Eso me traje de ese viaje, permitirme ser, estar, y no hacer, que no lo tengo resuelto tampoco. Esos momentos son súper importantes para la creatividad y eso fue un gran aprendizaje. Me da pudor, porque es la primera vez que lanzo una canción donde la letra y la melodía es mía. Uno está súper desnudo y vulnerable cuando entrega una canción al mundo.

¿Dónde te gustaría estar en un par de años?

Siempre me ha costado mucho mirar para adelante… Me gustaría seguir trabajando como actriz. Me encantaría que mi eco-casa lograra ser un inicio para repensar la construcción, que fuera una inspiración. Poder habitarla y decir que sí se puede. Me encantaría ver, en unos años más, que el resultado del estallido es un Chile con más altura de miras y menos apegado al consumo. Construir un país que hemos perdido en los últimos años. Ojalá volvamos a agarrar nuestra identidad, y construyamos un país más rico desde lo humano.

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