Desde niña se acostumbró a no quedarse en el mismo lugar. Mayte Rodríguez (30) vivió en Viña, Maitencillo y Santiago, aprendiendo algo distinto en cada ciudad. Hace algunas semanas, estuvo en Nueva York junto a su pareja, el actor mexicano Diego Boneta, y al momento de esta entrevista se encontraba en México.
Aunque siempre la vemos en distintas partes del mundo a través de Instagram, su lazo con Chile se mantiene fuerte. Tanto que cuando ha recibido ofertas para irse, siempre aparece algo que la frena: su familia. Sin embargo, siente que con la madurez de hoy estaría dispuesta a participar en algún proyecto en el extranjero. “Todo lo que sea un aprendizaje bienvenido sea. Estoy mucho más desarraigada del lugar, no así con mi gente”.
La vimos por última vez en la serie Dime quién fue, de TVN, el 2017. Aunque está alejada de la televisión, Mayte dice que el género de las teleseries le encanta. Creció con este formato muy presente gracias al trabajo de su mamá, la destacada actriz Carolina Arregui, ícono de las teleseries chilenas, y su padre Óscar Rodríguez, reconocido director de televisión.
Tras algún tiempo alejada de la actuación, el 2020 se viene cargado. El primer semestre se estrenará la película Malas Costumbres, donde actúa junto a Mariana Loyola, y espera que comiencen las grabaciones de Sin Rodeos, una cinta a cargo de Claudio Lara, director chileno radicado en España.
Sobre el momento que vive Chile, Mayte cree que debemos mantenernos unidos, y saber que se trata de una oportunidad para cambiar y replantearnos todo. “Necesitamos cambios reales en nuestro futuro país, necesitamos aprender de la historia y encontrar un equilibrio. El medio y la forma es algo que lamento muchísimo, se ha ido de las manos la violencia, los derechos humanos. Sea de un lado o del otro, estamos perdiendo el foco de lo realmente importante, enfrentándonos unos con otros, viviendo con miedo o viviendo con rabia. Definitivamente, me parece hay que detener la violencia”, afirma.
¿Cómo ves la situación que vive nuestro país? ¿Te ha hecho replantearte en algún punto?
Todo. Chile despertó, no más injusticias. Tenemos que estar unidos para concretar cambios tan necesarios, como una salud de calidad para todos. Cuidar nuestras reservas naturales, que son de todos, tener las mismas oportunidades y una educación de calidad, las pensiones… Hay muchas demandas que realmente deben ser escuchadas. Lograremos ser un mejor país, ¡lo sé!, pero la destrucción entre nosotros mismos es algo que debe parar. Que esto no se transforme en una masacre entre nosotros. No queremos más ojos heridos. Queremos ser escuchados de una vez, sin dejar que el desorden y el caos haga que la verdadera razón por la que luchamos se diluya.
¿Cómo crees que cada uno puede contribuir a lograr una mayor igualdad social?
Dejando de ser egoístas. La base de todo es la educación, debemos creer en la riqueza cultural y las reales oportunidades que entrega la educación a las personas. No soy experta en política, pero veo lo que es justo. Creo que el sistema debería partir por cambiar eso, y dar mejores oportunidades. Desde mi lado, sólo espero que vivamos todos, no algunos, de una manera más justa. Y así nos respetaremos unos con otros, teniendo las mismas oportunidades y derechos.
Pasas mucho tiempo fuera de Chile. ¿Qué es lo que más te gusta de viajar?
Amo Chile, son mis raíces, mis amigos, mi familia, mis perros. Lo que más me gusta es volver (ríe). Es que es súper diferente viajar por vacaciones, tipo paradisíacas, estar en una playa maravillosa, a un viaje más cultural de aprendizaje. Lo mejor que he sacado de las playas es el buceo, me abrió un mundo. También afuera tienen otra forma de ver la vida. Me gusta conocer cómo piensan otros, cómo se mueven, qué es lo que los mueve. Abre un mundo en mi mente. Esa forma de pensar distinta te permite salir un poco de la burbuja. Lo que más me gusta de viajar es aprender.
¿Sientes que en Chile todavía somos cerrados de mente?
Somos súper directos y frontales. Siento que tenemos relaciones súper reales. Por otro lado, nos cuesta vivir con nuestro propio color, estamos pendientes de lo que pasa en el exterior, juzgamos muy rápido sin tener conocimiento. Pero aún así, somos prácticos, ágiles, tenemos un buen sentido del humor, a veces un poco ácido, y sabemos reírnos de nosotros mismos. Somos súper buenos amigos. Aquí tengo los mejores amigos que podría tener en el mundo. También creo que somos súper inteligentes y emocionales, y eso nos hace ser una sociedad súper avanzada en Latinoamérica.
Hablemos de tu carrera. El próximo año se estrena la película Malas Costumbres. ¿Qué puedes adelantar de la trama?
Está dirigida por Pablo Mantilla, que es un director súper claro y certero en lo que quiere. Es una comedia negra que está inspirada en un caso real. El ejercicio narrativo es contar el punto de vista de los estafadores y mostrar cómo una mala costumbre lleva a otra mala costumbre, y así se genera un círculo vicioso.
¿Cómo describes la experiencia de volver a actuar después de un tiempo lejos de la pantalla?
El mundo de las teleseries y de la televisión está súper raro. Amo el género de las teleseries, pero me he abierto a la posibilidad de hacer otras cosas, como series, cortos. Me parecen súper interesantes, porque se trata de trabajos más cuidados, más detallados. Es menos “fábrica de salchichas” y, aunque sigo amando la televisión, también los tiempos son diferentes. Si veo cómo se ha desarrollado mi vida, me ha servido mucho, también como un crecimiento actoral.
Tu mamá es una mujer muy querida en nuestro país. ¿Qué admiras de ella?
Ella se ha ganado el nombre de la antidiva. Su dulzura y transparencia se transmiten. Tiene una carrera digna de admirar y además es súper solidaria y generosa con sus pares. ¡Imagínate como mamá! La mejor que me podría haber tocado. Lo que más admiro de ella es su honestidad y sensibilidad, y lo que nos diferencia es que soy más reservada, pero las dos somos puro corazón. Y sí, creo que lo que soy, lo bueno, lo malo y lo más o menos, se lo debo completamente a mis padres.
¿Qué lugar ocupa tu papá en tu vida?
Es el hombre que más admiro en la tierra, un caballero de esos que ya no se encuentran, o que son muy difíciles de encontrar. Es esforzado por su familia, incondicional con sus hijos. Siempre fue un poco más duro que mi mamá, pero se lo agradezco, porque también tengo un lado más terrenal. Lo admiro como director, profesional, por su fortaleza y su calidad humana para enfrentar los problemas. Un hombre fuerte, sensible, valiente. Por él, todo. Él moviliza mi vida, el mundo se para si él me necesita.
¿Te has enfrentado a prejuicios machistas alguna vez?
Sí. Somos personas que vivimos relaciones, quiebres, amores, como todos. A las mujeres siempre nos toca la parte más amarga. Es parte de la sociedad engrandecer al hombre y considerarlo más macho, y a la mujer ponerla en un lugar de debilidad o de que ella hizo lo incorrecto. Ahora eso está cambiando y me considero una mujer que siempre ha hecho lo que quiere con el corazón, y con mis valores y principios bien puestos por delante.
¿Te importan las críticas?
Sí y no. Me importa muchísimo la opinión de la gente que me conoce, me gusta la crítica constructiva, de hecho, la pido. No tengo problemas en pedir perdón si me equivoco. A las personas que conozco, las escucho y siempre estoy preguntando cómo puedo mejorar. Las que no conozco, cuando es con respeto, siempre son bienvenidas. He recibido mucho cariño y empatía, y eso también me hace sentir feliz, pero siempre sabiendo que la construcción es propia y que, finalmente, busco ser la mejor versión que puedo ser de mí. Soy una persona normal, común y corriente, y trato de seguir mis sentimientos más allá de lo que la gente opine.
Eres una de las mujeres más bellas de la televisión. ¿Qué te ha traído de bueno y de malo?
El mundo de la moda hace lo suyo. Me siento una mujer súper tradicional y normal. Aprendí a ser más sensual y a jugar con eso, a explotar ese lado más de mujer, pero cuando niña era súper “tomboy”. Me crié con dos hermanos, era fanática de las Tortugas Ninja, andaba con jockey para el lado todo el día, quería usar la ropa de mis hermanos, participar en sus juegos y no estaba ni ahí con las muñecas. Nuestros juegos eran tirarnos de las dunas con la tabla de body. Trabajar en esto, y también las redes, hace que la gente mantenga una percepción diferente de lo que realmente soy. Podría decir que eso es lo malo. Pero lo bueno es que tengo súper claro que la belleza va desde adentro hacia afuera, y el cultivo es diario. Realmente creo que cuando uno está mal por dentro, por mucho maquillaje o actitud, igual se ve. Es un tema energético, de aura.
¿Y te sientes plena en este momento?
Busco mi plenitud. Muchas veces soy súper intensa y paso por períodos en que me deprimo. El cambio climático también me afecta, me considero súper sensible. Para mí, la conciencia es súper importante. Veo qué es lo que me tiene mal, lo soluciono, soy súper busquilla de mi felicidad y trato de ser la mejor persona que puedo ser con la gente que me rodea.
¿Piensas internacionalizar tu carrera o has recibido alguna oferta?
Sí, pero siempre he estado muy arraigada a Chile, a mi familia. Estos diez años de carrera han sido justos y necesarios para estabilizarme. Hoy, estoy mucho más abierta a ver qué es lo que pueda pasar afuera. Estoy más madura y lo he pensado. Todo lo que sea un aprendizaje, bienvenido sea. Estoy mucho más desarraigada del lugar, no así con mi gente. No es algo que esté buscando, pero si se dan las cosas, no descarto hacer algo fuera.
La primera vez que te vimos con Diego Boneta fue en la Gala de Viña y ya llevan varios meses juntos…
Así son las vueltas de la vida. Todo lo que llega a tu vida, que te haga bien, que te haga feliz, hay que vivirlo.
¿Te gustaría trabajar en algún proyecto con él?
Es un tremendo profesional, admiro muchísimo su trabajo, es muy perseverante. ¡Claro, por qué no!
¿Qué cosas te gustan de un hombre?
Me atrae muchísimo la honestidad, incluso cuando es cruda. Me gustan las personas valientes, entonces, la verdad, aunque sea cruda, es muy atractiva. El sentido del humor es muy importante. Soy súper de piel y eso también tiene que estar, porque si no, no funciona (ríe).
¿Cuáles son tus ambiciones para el futuro?
Súper difícil pregunta, porque creo que estoy conforme. Quizás no es un buen atributo. Lo único que no me permitiría sería darme cuenta que podría haberme convertido en la persona que yo quería ser y no lo he logrado. Tengo claro que vine a ser feliz.
¿Y te gustaría formar tu propia familia?
¡Ya la tengo! Dos perras que son mis hijas y que me dejan dormir (risas). Sí, me encantaría. Amo el contexto de familia y, por qué no, algún día también tener la mía.