Aunque el castillo de Windsor tiene más de mil habitaciones, la reina Isabel II consideró inapropiado darle un lugar a su nieto Harry y a su esposa, Meghan Markle. La joven pareja habría solicitado a la monarca, antes de casarse, vivir con ella en su palacio.
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La negativa los obligó a mudarse junto al príncipe William y Kate Middleton, en el palacio de Kensington; de donde salieron hace unos meses luego de pelearse. Según The Sunday Times, fue la propia Isabel II quien les ofreció su actual residencia, Frogmore Cottage.
No es no
El experto en realeza británica, Hugo Vickers, contó al diario que “los duques de Sussex quizá estaban pensando en las habitaciones vacías y las suites que están en los apartamentos privados”, o incluso, “que algunas de las antiguas viviendas pudieran haber sido reconvertidas en otra cosa”.
Cree que la reina pensó que era del “todo apropiado tener a una familia viviendo allí”. Es por ello, que Harry y Meghan Markle aceptaron gustosos el ofrecimiento de Frogmore Cottage, pero antes de mudarse decidieron hacerle unos cambios.
La filtración sobre el elevado costo de estas renovaciones puso a la joven pareja en medio de críticas. Para los ingleses no está bien que se hayan gastado más de 2 millones de dólares, que salieron de fondos públicos.
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Más críticas
Hace pocos días, los duques de Sussex fueron retratados utilizando un avión privado para viajar a Niza, junto a su pequeño Archie. Medios y políticos de Reino Unido los acusaron de “hipócritas” debido a su apoyo a causas ambientalistas.
Viajar en jet privado es siete veces más contaminante que un vuelo comercial, sin contar el precio: 20 mil dólares por vuelo. Lo peor es que Harry y Meghan Markle hicieron tres vuelos en pocos días cuando partieron rumbo a Ibiza y ahí a Niza.