Historias de San Francisco es la nueva miniserie de Netflix que no podemos dejar de ver, no solo por que llega justo a tiempo para celebrar el mes del orgullo, si no también por las valiosas lecciones que contiene sobre el amor, la amistad, la familia y la identidad.
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Historias de San Francisco
La historia comienza con Mary Ann Singleton (Laura Linney) quien regresa a la casa donde pasó su juventud para celebrar el cumpleaños 90 de Anna Madrigal, la propietaria de Barbary Lane 28 una espaciosa morada en la que habitan personas de generaciones e identidades distintas como una misma familia. A su llegada se reencuentra con su mejor amigo Michael «Mouse» (Murray Bartlett), su es esposo Brian (Paul Gross) y su hija adoptiva a quien no ve desde que tenía dos años, Shawna (Ellen Page) pronto descubre que la visita que pretendía ser un escape de su crisis de mediana edad será un duro golpe de realidad al recordar el pasado que dejó por perseguir una carrera periodística.
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Una vez que Mary Ann descubre que Shawna desconoce que es adoptada y piensa que ella es su madre biológica se empeña por revelarle la verdad, ambas tendrán que trabajar en resolver los cabos sueltos de su relación mientras lidian con los problemas de su vida privada, sus relaciones personales, su pasado y su futuro.
La historia explora cómo distintas personas terminan uniéndose y formando lazos para toda la vida cuando se encuentran lejos de su familia biológica al mismo tiempo que revela las complicaciones de las relaciones de pareja, el descubrimiento de la identidad propia y el enfrentamiento con las normas sociales para poder ser uno mismo.
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