Un poco más canoso, conserva el semblante que lo caracteriza desde que empezó a explorar en la música combinando el rock, el pop y el ska. Conocimos a Vicentico (54) como ex vocalista de Los Fabulosos Cadillacs, una de las bandas más populares del rock latino de los 90 y lo seguimos en su carrera como solista desde el 2002.
PUBLICIDAD
La alegría o las ganas de bailar que transmiten Mal bicho, Matador, o el ánimo para finalizar la fiesta que evoca Vasos vacíos, las han convertido en verdaderos clásicos. Sus canciones se transformaron en la banda sonora de quienes nacimos a fines de los 80, y siguen siéndolo, porque Vicentico aparece al cambiar el dial de la radio.
Probablemente, ni él mismo lo recuerda con exactitud, pero se ha presentado en más de 50 oportunidades en nuestro país. Entre los sonidos variopintos de Los Tres y Lenny Kravitz, debutó en marzo pasado en la versión chilena de Lollapalooza 2019, experiencia que agradeció, pues pudo reencontrarse con su público. Incluso, le dio tiempo para apreciar el talento de artistas que admira. “Fue muy lindo, hicimos dos conciertos en Chile y lo interesante es que también pudimos ver a otras bandas. Personalmente, me encantó ver a Kendrick Lamar. Hace tiempo quería ver un concierto de él”, señala.
A cuatro años de su más reciente álbum Último acto (2014), el que contiene varios covers y también material inédito, se encuentra preparando el material de su próximo disco, el que graba entre Estados Unidos y en su propio estudio en Argentina. Pronto veremos su imagen y estilo en nuestro país, gracias a la marca Zibel, de La Polar, que lo escogió como rostro de su línea de ropa masculina.
Te has presentado más de 50 veces en Chile. ¿Cómo describirías tu relación con el público chileno?
Es una relación de muchos años. En Chile me siento en casa, tengo muchos amigos y he recorrido su país muchas veces, no sólo tocando, también de paseo. Compartimos una clase de humor particular y un gusto por la música que hace que, al menos yo, me sienta muy cerca.
Te has hecho adulto junto a la música. ¿Cómo ha sido la relación con ella todos estos años?
PUBLICIDAD
Empecé muy chico a escribir canciones y tocar, y realmente nada ha cambiado para mí. Cada vez me gusta más hacerlo. Cada día encuentro algo nuevo y aprendo cosas, no es una frase hecha, es real. Ahora justamente estoy grabando un disco nuevo y buscando formas nuevas de cantar o escribir. Tuve mucha suerte de haber encontrado un camino en la música.
¿Te defines como un cantante juerguista o compositor introvertido?
Ambos, según los días y las situaciones.
Con todos tus años de carrera haciendo música, ¿qué cosas te siguen inspirando para crear?
Difícil saberlo, todo… libros, el mar, las montañas, las ciudades. Estar atento a las ideas que se cruzan ayuda mucho.
¿Cómo ha sido para ti ver la caída de tus contemporáneos rockeros argentinos, sea por edad, adicciones o procesos legales?
Me da pena. De todos modos, cada uno es lo que quiere ser y lleva su vida como puede y le parece. Es una decisión creo yo. Y la edad, bueno… nadie puede contra eso. Es un poco triste ver cómo algunos pelean para que no se note. Personalmente, me gusta estar como estoy ahora y seguro como voy a estar más adelante.
¿Cómo ves la nueva generación del rock argentino?
¡Genial! Muchas cosas están pasando todo el tiempo. Estoy bastante en contacto con amigos del hip hop y el trap Argentino. Por suerte, ocurre de todo últimamente.
¿Cómo has visto la mutación de ser artista en América Latina desde que empezaste en solitario?
Sinceramente, no me doy cuenta y siento que todo empezó ayer. Girar haciendo música hace que la vida sea fácil y bonita. Tengo la suerte de compartir escenarios con mis hijos y amigos de muchos años y hemos ido siempre buscando el modo de hacerlo diferente cada vez. Con sólo intentarlo muchas veces, alcanza.
A tu juicio, ¿se ha mantenido o se ha perdido la identidad?
No lo sé, y tampoco me importa demasiado a decir verdad, nunca supe bien qué es la identidad. Tal vez porque es obvio que la tenemos y que, pase lo que pase, hay algo que continuar sin que uno lo sepa. Siempre hay alguien que cantando o escribiendo, o pintando, está contando lo que somos.
Ha cambiado mucho la forma en que se distribuye la música. ¿Cómo ha sido el desafío de adaptarse a las nuevas plataformas?
No existe tal desafío para mí. Simplemente veo cómo es y me adapto. Si fuera un desafío estaría en problemas. No es tan difícil, por otra parte.
¿Afecta o beneficia a los artistas como tú?
Es igual. Lo difícil es hacer buenas canciones y que transmitan.
Tu hijo mayor, Florián, sube contigo al escenario. ¿Te sorprende con algunos sonidos?
¡Es una alegría de las más lindas que tengo! Sí, me sorprende mucho y me hace muy feliz.
¿Qué marca te gustaría dejar en tu hijo en su música?
Nunca vi las cosas de esa manera. Supongo que algo mío le debe haber ayudado, y otras cosas las debe odiar, como yo con mi padre. A veces veo cosas que él hace, que se me podrían haber ocurrido a mí. No es quién influencia a quién, no sé si el tiempo existe en estos casos. Mi tío abuelo era músico y mi hijo no lo conoció, y noto que se parecen en muchos aspectos.
¿Cómo visualizas tu carrera en diez años más?
¿Cómo saberlo? Ojalá que todo siga como hasta ahora, con las mismas ganas y posibilidades de tocar y grabar discos, viajar y conocer lugares nuevos.