El 19 de abril de 1970, Marcela Basteri y Luis Rey le dieron la bienvenida en Puerto Rico a su primogénito, Luis Miguel. Hoy, está a punto de llegar al medio siglo de vida y a pesar de los escándalos que lo persiguen, sigue siendo considerado como uno de los intérpretes de música en español más grandes del mundo.
Desde niño, Luis Miguel mostró mucho más talento, carisma e incluso físico que su padre en el escenario. Luis Rey lo sabía y no dudó en explotarlo para obtener ganancias. No es un secreto que no haya tenido una infancia como la de otros niños, ni siquiera como la de otros niños estrella de la época.
Las fiestas de cumpleaños de Luis Mi eran grandes reuniones organizadas por su padre, Luis Rey. Sin embargo, la mayoría de los asistentes eran mujeres exuberante y hombres poderosos. Más que una celebración, eran la oportunidad perfecta para Luis Rey mostrara el talento de su hijos y así, conseguir importantes contratos y presentaciones.
«Luis Rey era una persona muy machista y firme en su manera de ser, siempre él era el protagonista antes que Luis Miguel, yo sí veía mucho que el nada mas veía por su vida profesional y no por la vida personal de su hijo, no le importaba que estuviera enfermo o cansado, así tenía que trabajar», reveló Tatiana (la Reina de los Niños) para el programa «La Cuchara».
Y es que aunque Luis Miguel creció entre otros niños artistas como Tatiana o Lucero, era bastante solitario por culpa de la ambición de su padre que lo alejaba de todos. Así que más que una fiesta para celebrarlo, parecía que había sido contratado para entretener a los demás asistentes.
«Luis Miguel cantó casi toda la fiesta, él vestido de traje y con corbata, nunca lo veías vestido normal, siempre estaba en el personaje por órdenes de su papá», dijo Tatiana durante el programa.
Pero quizá lo que más marcó al cantante en uno de sus cumpleaños regalo que nunca recibió: una bicicleta.
«(Luis Miguel) Nos preguntó a Lucero y a mi si queríamos ver su regalo y nos llevó adentro de la casa donde había una mesa enorme de billar con orillas de oro, muy ostentosa, y el nos dice después ‘¿Cómo ven mi regalo?, yo lo único que quería era una bicicleta nueva‘, y se puso muy triste».