La primera vez que resonó el nombre de Lisandra Silva (32) en nuestro país fue el 16 enero del 2017, cuando se transmitió el primer capítulo de Doble Tentación, de Mega, reality show en el que siete parejas pusieron a prueba sus relaciones, enfrentándose a complicados desafíos y provocaciones. La modelo cubana alcanzó notoriedad rápidamente, y se convirtió en uno de los rostros más populares y queridos.
Su personalidad alegre y la vibrante chispa que proyectaba, sazonada con una pizca de dulzor caribeño, terminaron por conquistar a un público que siguió de cerca su vida a través de redes sociales, una vez que dejó el encierro. Ante esto, ella no se mantiene ajena y reconoce que hay cierta responsabilidad al momento de mostrarse frente a las audiencias. “Cuando uno tiene una cámara adelante, estás mandándole un mensaje a millones de personas. Por eso, siempre trato de dar un mensaje positivo, de aliento y dar la mejor versión de mí”, asegura.
Esta oportunidad marcó un hito dentro de su extensa carrera, que despegó a los 18 años, cuando recibió una atractiva oferta laboral de Europa. “Estaban buscando animadoras para un evento de licores, y como yo era una de las pocas que hablaba inglés, caí dentro de ese grupo y fui a Francia”, recuerda Lisandra, cuya relación de confianza con su país natal le permitió viajar y dar el salto hacia la internacionalización en la industria del modelaje.
Un año más tarde, y alucinada por los encantos del viejo continente, regresó para probar suerte en Milán, una de las grandes capitales de la moda, donde consiguió un contrato por cinco años. Un período que estuvo marcado por sus logros, y también por momentos que evoca con evidente nostalgia.
¿Qué te sorprendió al llegar a estos lugares?
El metro. En Cuba, como somos una isla, no hay subterráneos, no existen. Nunca lo había visto en mi vida, y cuando llegué a Milán me movía sólo por metro, porque es la forma más rápida y más económica de llegar a los lugares. Me daba unas perdidas alucinantes porque no lo entendía. Me llamaron mucho la atención todos los tipos de transportes. Había tranvías que iban de un lugar a otro, trenes, buses… En Cuba había caballos, bicicletas, autos viejos de los años 50, 40. El transporte era diferente (risas).
¿Cómo te afectó este cambio?
La verdad es que me adapté muy bien. Siempre supe que mi vida no iba a ser en Cuba y que había un mundo ahí afuera. Crecí viendo revistas, entonces sabía que lo que veía en ellas, era lo que quería vivir. Cuando me enfrenté a ese mundo, era todo lo yo quería, deseaba y anhelaba.
¿Tuviste dificultades?
Al inicio fue muy difícil, no tenía plata. En Europa todo cuesta muy caro. Un té costaba cuatro o cinco euros, más la propina, y yo tenía como 70 euros para gastar en la semana. No me alcanzaba. Luego, llegó el frío. En Cuba todo el año hace calor y yo no tenía dinero para comprarme un par de botas para protegerme del frío, y esas cosas igual son muy duras.
¿Sientes que estas experiencias te hicieron más fuerte?
Obvio. Agradezco al universo haberme hecho pasar por estos momentos, porque son los que te hacen aterrizar, crecer y te enseñan para luego apreciar las cosas que logras. Los momentos de plenitud los valoras más. También te hacen más humilde, más humana, porque estando todo el tiempo arriba no aprendes nada. Es fácil estar cómodo, ser famoso, tener plata; lo difícil es lo otro.
CAMBIO DE PERSPECTIVA
Ha viajado a más de 50 países y 120 ciudades alrededor de todo el mundo, pero, sin duda alguna, su corazón permanece en Cuba. Cuando recuerda su país natal, inmediatamente aparece una sonrisa en su rostro, que combina con una expresiva danza de manos que delata la enorme pasión de los caribeños y que lleva intrínsecamente en su esencia. “Siempre que veía Cuba, no era como algo malo, pero tampoco como algo positivo. Veía que era un país con mucha necesidad, con mucha calamidad, que todo estaba caído, destruido, sin color, cayéndose. No apreciaba la belleza de La Habana”, admite.
Para ella, recorrer el globo ha sido una experiencia significativa en más de un sentido. Y es que sus ansias de comerse el mundo no sólo le han aportado momentos, sino que también una nueva mirada que la hace encantarse cada vez que regresa a casa. Experiencia que, en su viaje más reciente, compartió con su pareja, el bailarín chileno Raúl Peralta.
¿Te sentiste distinta cuando volviste a Cuba?
Este último tiempo he empezado a apreciar una belleza. Dicen que la belleza está en los ojos del observador. Al final, La Habana va a ser siempre La Habana, pero está en uno verla linda o no. Cuando uno viaja el mundo entero y regresas a Cuba, empiezas a apreciar una belleza que antes no veías y no valorabas. Ahora yo me quedo muy emocionada cuando la veo y camino.
¿Cómo recibió tu familia a Raúl?
Ay, mi familia adora a Raúl. Ahora justo cuando viajamos estaban todos en Cuba. Gracias a Dios estaba mi papá, mis hermanos, mi mamá, y tuvo el tiempo de compartir con ellos, y lo amaron. Aman a Raúl porque Raúl me ama a mí. Lo recibieron súper bien. Pasamos unos días estupendos en un hotel muy emblemático que está en el corazón de La Habana que se llama Kempinski. El próximo viaje queremos llevar a toda la familia (risas).
¿Qué es lo que más te ha gustado de Chile?
Me gusta mucho la tranquilidad. Es un país seguro en el que yo puedo caminar por las calles de noche o día, y me siento segura. Me gusta el clima, porque están bien marcadas las estaciones. Chile lo tiene todo: valles, montañas, desiertos y playas. Y me gusta también su gente, que es muy cariñosa, que acepta a los extranjeros que vienen aquí a buscar una nueva vida y, por supuesto, el amor.
Sí, estos últimos años hemos recibido a muchos inmigrantes.
Chile está aceptando extranjeros, no en mi condición de trabajo, sino como asilo político, y es porque esa gente está pasando mucha hambre y mucha necesidad. Si le dan cabida a estas personas y le están dando trabajo y hogar, significa que hay espacio. Que sean bienvenidos. Al final estamos todos mezclados, y quizás, con una mezclita con toda esta gente, salen chilenos mejores, más fuertes, con un colorcito más bronceado (risas).
“QUIERO ESTAR TRANQUILA”
A sus 32 años, Lisandra ha sentido de cerca el peso de las opiniones, y sus relaciones no han estado exentas de críticas. En octubre de 2018, se hizo público su romance con el bailarín Raúl Peralta (36), conocido por integrar el dúo Power Peralta junto a su hermano gemelo Gabriel. Este vínculo ha recibido varios descréditos, los que se han hecho sentir principalmente en redes sociales.
Pese a los desaires, remarca que el artista se ganó su cariño, amor y confianza, y que la ha hecho sentir plenamente enamorada. Todo en medio de duros comentarios frente a los que mantiene cierta indiferencia.
Se ha comentado que cambiaste mucho desde que iniciaste tu relación con Raúl Peralta. ¿Cómo lo enfrentas?
Eso es verdaderamente falso, pero lo quiero decir en mayúsculas porque las personas que comentan lo único que saben de mí es que hice un reality aquí, pero no saben todo lo que es mi vida antes de Chile. Soy una persona a la que siempre le ha gustado cambiar. He tenido mi pelo de todos los colores. De los 17 a los 21, sólo escuchaba rock, era metalera y tenía el pelo rosado, rubio, largo, me pintaba los labios de negro, me vestía de ropa rota. Obviamente, las personas se mimetizan con sus parejas, pero que cambie de personalidad… Si un día me quiero hacer trenzas, ¡me hago trenzas! Esté con quien esté. Yo soy cambiante.
¿Te afectan las críticas?
La verdad es que no. Me río, pero hay muchas cosas que sí afectan, aunque también depende del día. Puede ser que en algunos momentos sí te pueda pasar, como cuando ofenden a tu familia o a tu pareja, porque son cosas que no tienen que ver con la gente que están ofendiendo, y que se hacen como por deporte. Por eso hay tantas campañas contra el bullying, pero la gente se entretiene en eso. Es muy fácil esconderse detrás de un perfil falso para disparar cualquier estupidez, y la gente sigue con su día, pero el comentario lo dejaron ahí.
Anteriormente has mencionado que son almas gemelas. ¿En qué te basas para saber eso?
Nunca en la vida me había sentido tan bien con una persona. Es muy rico todo. Desde la mañana hasta que nos acostamos. Hemos compartido muchas cosas en este poco tiempo que llevamos y nunca hemos tenido un enfrentamiento. Nunca hemos tenido un cambio, una disputa. Nos llevamos muy, muy, muy bien y disfrutamos mucho de nuestra compañía. Encontrar una persona así es muy difícil.
¿Te proyectas con Raúl?
Sí, sí. Estamos súper proyectados. Es que al final también es el momento de la vida en el que te encuentras. Raúl tiene 36, yo tengo 32. Justo nos encontramos en un momento en el que me siento realizada. Quiero estar tranquila. Siento que ya lo bailé todo, me lo comí todo, viajé el mundo y ahora quiero estar en pareja, quiero ser mamá.
¿Te gustaría ser mamá con él?
Sí, totalmente.
LIVING THE DREAM
Hace poco participaste en la campaña del perfume de Shakira. ¿Tuviste algún contacto con la cantante?
Ninguno por ahora. El día que tenga un contacto con ella, me tienen que poner un respirador artificial (ríe). ¡Soy súper fan!
¿Cómo ocurrió?
Ella decidió que yo fuera su representante para el perfume en Chile. Imagínate cómo me puse cuando me llamaron y me dijeron que ella me escogió personalmente para que fuera su representante en el país durante la semana del Festival de Viña. Se hizo un streaming que se transmitió por su Instagram y el del club de fans de Shakira en Chile. Estuve haciendo activaciones y, en el futuro, se supone que ella vendrá a Chile y voy a tener la oportunidad de conocerla, porque vamos a seguir trabajando juntas.
Este perfume trata sobre los sueños. ¿Te identifica de alguna manera?
Este perfume me representa en mi vida. Se llama Dream y ella habla de los sueños. No importa lo que quieras hacer en la vida, tienes que ser testaruda, quererlo con mucha fuerza y luchar por ello. Toda mi vida ha sido en base al sueño, a sentirme realizada en mi carrera y en lo personal.
¿Cuál ha sido tu mayor sueño en la vida?
Mi sueño siempre fue desfilar para grandes marcas, viajar, y he viajado muchísimo. También encontrar el amor verdadero, porque he sido una romántica toda la vida. Me he golpeado mucho, porque cuando fallas en eso y ves que no funciona una relación, te frustras. Siento que estoy viviendo un sueño, “living the dream”.
Créditos ropa
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