Espectáculos

Fernanda Fuentes, jurado de MasterChef: “Tiendo a ser, tanto en carácter como en gustos, una mujer ácida”

La primera chilena en ganar una estrella Michelin formará parte de la nueva temporada del programa de cocina de Canal 13. Llena de entusiasmo, se encuentra ansiosa por transmitir emociones a través de la comida.

Fernando Gutiérrez

Hasta el hall central del Hotel Noi Vitacura, llegó la chef chilena Fernanda Fuentes (34). Con una personalidad que desborda simpatía y energía, este año se incorporará a la cuarta temporada de MasterChef Chile de Canal 13, que se está grabando en Colombia. Junto a Chris Carpentier y Jorge Rausch, formará parte del jurado cuya misión será evaluar a cada uno de sus participantes que, en esta nueva entrega, provendrán desde distintas partes del mundo.

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“Estoy con muchísima ilusión y con ganas de que esto ya empiece. La verdad es que lo recibo como la misma vez que me fui de España, con una maleta cargada de ilusiones”, cuenta recordando la aventura que emprendió junto a su esposo italiano, Andrea Bernardi, para levantar el restaurante Nub en las Islas Canarias el 2014. El mismo que en 2017 obtuvo una estrella Michelin, y fue calificado como “toda una revelación gastronómica” por los jueces de la guía, que distingue a aquellos establecimientos sobresalientes en áreas como innovación, calidad y servicio. Así, se convirtió en la primera chilena en ganar tal reconocimiento.

Su llegada al programa es una de las principales novedades de la próxima edición, y es que por primera vez una mujer se integrará al jurado. Un rol que recibe con muchas ansias y con el que esta chef, de ideas claras y mucha exigencia en una cocina que define como ligera, auténtica y muy sincera, se siente completamente a gusto. “Toda la gente tiene expectativas de cómo va a ser este nuevo programa y, sobre todo, con una mujer, que es un gran cambio para un formato que siempre ha sido masculino. Creo que la gente agradece ese toque femenino que ya no está en conducción, sino que a la hora de juzgar los platos”, opina.

¿Cómo recibes esta oportunidad?

Estoy muy contenta, es un formato espectacular. Un gran equipo humano. Cuando uno se mete en un proyecto, lo que más importa son las personas, y los dos compañeros que tengo son absolutamente maravillosos.

¿Y qué podemos esperar de tu participación como jurado?

Mi rol en la cocina es el de una persona muy exigente, sobre todo por el nivel de vida que llevamos. Trabajamos en cocina 16 horas como mínimo, por lo tanto, la exigencia se va desarrollando y esa es como mi firma. Aunque también la delicadeza y el respeto. Sobre todo, respeto.

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¿Qué es lo que más te ha gustado de este proyecto?

Que hay respeto entre todos. Ninguno es más que nadie y tampoco se tiene más delicadeza porque soy mujer, y eso es lo mismo que yo voy a exigir en el programa. No voy a tener más cuidado porque hay una mujer. Yo aquí vengo a ver cocina, y a sacar lo mejor de los participantes. Que sea un tema entretenido, potenciarlos en todo sentido.

Pasión por comunicar

Fernanda Fuentes

Con una gran energía, la oriunda de Quilpué cuenta que la posibilidad de conectar culturas la convenció de seguir el camino de la gastronomía y hacer de ella su carrera durante toda la vida. “Es una manera de socializar muy fácil, es un punto de encuentro. Jamás dejas de aprender, por lo tanto, vas a obtener conocimientos, te vas a enriquecer y te vas a morir sin saberlo todo”, señala Fuentes.

¿Siempre quisiste dedicarte a la gastronomía?

Quería entrar a Periodismo. Las comunicaciones siempre me han gustado, pero la gastronomía no deja de ser otra forma de comunicar. Entonces, cuando tenía 16 o 17 años, hice clic y entendí que me iba a dedicar a ello toda la vida. En el fondo, no quería trabajar, quería hacer algo que me apasionara, que no sintiera que era una obligación. Descubrí que cocinar, que era lo que hacíamos siempre en mi círculo familiar, era un punto de encuentro. Y finalmente me di cuenta que, si yo era feliz a través de ello, yo también podía hacer feliz a otro.

¿Cuáles han sido tus aprendizajes más importantes?

Primero, respetar el lugar de donde vengo y transmitirlo. Creo que ese fue el clic que hicimos con Andrea, mi marido. Hicimos una reflexión sobre qué es lo que queríamos transmitir a través de la cocina. Nos dimos cuenta que teníamos dos culturas muy diversas y que estábamos viviendo en otra, en Canarias. Siento que lo que más aprendimos juntos, y a potenciar, fue no avergonzarse jamás de donde uno viene; al contrario, subirlo al pedestal que se merece.

«No admito fallas»

Te defines como una cocinera mestiza y de raíces ácidas. ¿Por qué?

Mestiza, porque somos todos mestizos. No creo que exista una raza pura hoy en el mundo, y también porque me gusta mezclar y la cocina se trata de eso. De raíces ácidas, porque en realidad no me gusta lo dulce. Tiendo a ser, tanto en carácter como en gustos, una mujer ácida. A pesar de que tengo mi lado dulce también, pero es un tema de gustos.

¿Te consideras exigente?

Sí, soy muy exigente. Cuando llegas a un nivel así, la exigencia se torna algo diario, algo normal. Soy muy exigente porque soy súper desordenada y la verdad es que sobre eso sigo. Me gustan las cosas realizadas de manera perfecta, soy muy puntual y no admito fallas.

¿Qué piensas de la cocina chilena?

Es exquisita, está en evolución. Se está desarrollando la nueva cocina chilena, pero sigue en ello. Chile no es simplemente paisajes bonitos, gente simpática y folklore, sino que también nos basamos en eso. La gastronomía es cultura y creo que deberíamos ser más inteligentes, potenciarnos a nivel mundial y lograr una economía a través de la gastronomía. Y eso se está desarrollando poquito a poco.

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