Rachael Vaughan Clemmons / www.metro.us
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Es un día frío y soleado en Inglaterra. No estoy allá, pero es lo que me cuenta Anna Friel por teléfono. Y yo le creo. Cuando me quejo sobre la inconsistencia del clima de la semana pasada, ella bromea: «Te hace cuestionar todo el asunto del cambio climático, ¿no es así?»
Hablamos sobre su último trabajo, la segunda temporada de “The Girlfriend Experience”. La actriz de 41 años protagoniza los primeros siete episodios como Erica Myles, una financista republicana envuelta en el lado oscuro de unas elecciones de medio término. Navegar por el mundo de la política estadounidense no fue fácil para la nativa de Rochdale. “¡Dios mío! Tu país es muy vasto!”, exclama. “No entiendo cómo tienen una persona gobernando un lugar tan grande. Me tomó mucho tiempo descifrar lo que estaba pasando”.
“Lo que le preguntaba a los estadounidenses era ‘¿me puedes explicar esto?’”, continúa. “Estaba sorprendida porque poca gente podía hacerlo (aquí imita el acento estadounidense): ‘Es muy difícil para mí también’. Sentía que había que estudiar por años para poder entender un sistema tan complejo”.
La serie tiene su cuota justa de intriga política —“creo que va a ser un poco controversial dada la actualidad política y todo lo que estamos lidiando en este minuto”, dice Friel— pero lo más galvanizante del personaje de Erica es su floreciente relación con la escort Anna, quien da título a la serie.
Pero no es lo mismo que antes: la relación de Erica y Anna juega de manera no tan delicada con los poderes de dominación y sumisión, algo que no se ve en televisión muy a menudo. Al menos, no de esta manera. «Creo que lo que fue muy fascinante fue cómo (la serie) retrata sentirse poderoso en la sumisión y viceversa», dice ella. «O cómo puedes sentirte muy sumiso cuando estás en una posición de poder».
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Y aunque, afortunadamente, no hay sexo explícito, queda muy poco para la imaginación. Friel, por supuesto, se da cuenta de esto, y quiere instar al público a mirar más allá de los cuerpos desnudos y retorcidos.
«No es innecesario. Tenemos que considerar esto como un trabajo», dice ella. «Nunca tuve problema con la desnudez, siempre y cuando no me sintiera como si estuviera hecho solo para hacerlo o no pensara que fuera salaz. Pero si estás lidiando con algo en lo que sabes que el sexo va a estar involucrado, es algo de lo que en verdad no debiésemos rehuir».
El timbre emocional de la serie es tan fascinante como físico, y las relaciones de Erica con las mujeres de su vida —tanto Anna como su ex novia Daria— son complejas. “Surge bastante toda la cuestión de la naturaleza frente a la crianza”. ¿Y en cuanto a cómo ella cree que la gente tomará la serie y las nuevas direcciones que explora la segunda temporada? «Creo que será una televisión provocadora».
Después de algo así como 10 minutos, me doy cuenta de que solo hay tiempo para una pregunta más. Pero antes de que pueda terminarla —“Quiero hablar contigo sobre ‘Pushing Daisies’”— Friel es efusiva.
«Todos hemos estado hablando (sobre juntarnos)” dice. «Sé que Bryan [Fuller, el creador de la serie aclamada por la crítica] quiere hacer algo. Solo tenemos que asegurarnos de que no hacernos viejos». Casi puedo oírla sonreír por teléfono. Está feliz . “Nunca digas nunca”.