Por Alonso Núñez Utrilla
«Hay muchas cosas que nunca habían sucedido hasta que sucedieron».
– Yaya Ceravieja
Si Tolkien, Lewis Carroll y Shakespeare hubieran estado en una orgía, el producto de ésta habría sido Terry Pratchett. Con más de 50 millones de libros vendidos en más de 30 idiomas, es el segundo autor británico más vendido después de J.K. Rowling.
Con un estilo que se caracteriza por sus altas dosis de ironía y humor sardónico, Pratchett escribió una gran cantidad de libros, aunque los más famosos son aquellos que pertenecen a la saga de ‘Mundodisco’, un mundo plano ubicado sobre cuatro elefantes que reposan encima del caparazón de Gran A´Tuin, uno de los escasos astroquelonios que navegan por el universo.
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A lo largo de las 41 novelas situadas en ‘Mundodisco’, el escritor no sólo se burla de los estereotipos de la fantasía heroica, sino de todos los géneros literarios, la música, el cine, la aristocracia, la burocracia, la política y la religión; en pocas palabras, de la humanidad entera. También fue un ferviente defensor de los derechos animales, el ateísmo y la ciencia; además, abordó el tema del feminismo en ‘Equal Rites’, su tercera novela, cuyo título es un juego de palabras entre «Ritos iguales» e «Igualdad de derechos».
El mago Tambor Leño llega a un pequeño pueblo perdido en las Montañas del Carnero; le quedan pocos minutos de vida y debe nombrar a un sucesor (un octavo hijo de un octavo hijo). La magia lo conduce a la casa del herrero del pueblo, donde ocurre un alumbramiento. Ahí, el hechicero le cede su báculo mágico al recién nacido justo antes de fallecer; pero por las prisas no se percató de que el bebé es una niña y, por supuesto, las mujeres no pueden ser magos.
Años después, la niña, de nombre Eskarina, es instruida por la bruja Yaya Ceravieja en el arte de la brujería. Sólo hay un problema: Esk no quiere ser bruja, sino un mago. Para eso, tendría que ingresar en la Universidad Invisible, lugar de instrucción para todos los magos. De ahí en adelante, ella y su maestra iniciarán un viaje en el que los enemigos no serán dragones, trolls u orcos; sino los prejuicios y las creencias conservadoras de la sociedad.
En el mundo de Terry Pratchett, la magia y la brujería funcionan de forma distinta. Esta última se encuentra ligada a la tierra y a todas las cosas vivientes; involucra la manipulación de hierbas, el instinto, la comunión con los animales y escuchar a las plantas y las rocas; además, las brujas aprovechan a conveniencia las supersticiones de la gente en su beneficio. En resumen, ellas conocen a las personas mucho mejor de lo que éstas se conocen a sí mismas.
Por su parte, la magia pertenece a los cielos y los astros. Los magos se sirven del conocimiento teórico de las leyes del mundo para manipularlas por medio de la palabra. Mientras que a las mujeres les está vedado el acceso a la educación, los magos son prisioneros de sus propios conocimientos, los cuales les prohíben ver más allá de las páginas de sus libros.
La visión del mundo de ambos bandos es tan sólo parcial. Será Esk, gracias a su inocencia y su terquedad infantil, la primera en cuestionar el porqué de las cosas, y en su camino se irá haciendo de aliados: su maestra Yaya, quien a pesar de su conservadurismo y su desprecio hacia la magia no dudará en apoyar a su discípula; y Simón, un prometedor aprendiz de mago con problemas de tartamudeo y de mente abierta. Estos personajes descubrirán que, en realidad, ambos sexos han repetido una y otra vez los mismos ritos, por lo que ya es hora de aprender algunos trucos nuevos.