Una investigación llevada a cabo por la doctora Val Curtis, especialista en higiene en London School of Hygiene and Tropical Medicine, dio a conocer que el sistema inmunológico del comportamiento es el encargado de hacernos sentir asco o repulsión para protegernos.
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A diferencia del sistema inmunológico normal, que es el que actúa contra enfermedades, el sistema inmunológico del comportamiento utiliza menos hormonas y simplemente nos prepara para permanecer alertas.
El estudio de Curtis informa que el asco y la repulsión son indicadores fascinantes de salud en general, ya que nuestro cuerpo evita contacto por prevención de posibles enfermedades o peligro.
Asimismo, una investigación de la Universidad de Trnava, en Eslovaquia (que contó con 100 voluntarios) encontró que quienes presentaban mayor disgusto hacia los parásitos e insectos eran más saludables que los demás. Estos resultados apoyan la idea de que el asco y el miedo son las emociones que impiden el contacto con objetos contagiosos.
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