Los mandalas representan la relación del hombre dentro del cosmos y del universo. Originalmente, forman parte de la tradición indú y tibetana, sin embargo, podemos observar algunos de estos diagramas en las ventanas de las iglesias y capillas cristianas como canales de luz para entrar en contacto con la divinidad.
Un mandala está conformado por una serie de patrones repetidos y conectados entre sí, de alguna forma simulando la estructura de toda la materia. Es decir, esta serie de patrones –triángulos y círculos—podemos encontrarla en todas las cosas.
¿Para qué sirve?
“Mandala” significa centro y círculo. La idea es que, al trabajarlo, se parta de un centro al exterior o viceversa.
El objetivo de un mandala es conectar con tu yo cósmico o universal mientras trabajas estos patrones. Es utilizado como una forma de meditación, pero también se puede recurrir a ellos para aliviar un malestar físico.
De acuerdo al sitio imujer, el mandala representa la totalidad de la persona y el hecho de que el dibujo se estructure alrededor de un centro, permite alcanzar un equilibrio y armonía.
¿Cómo se puede trabajar un mandala?
Desde la elaboración, caminar sobre ellos, sentarnos dentro de la figura o hasta la mera contemplación del diagrama, puede traer beneficios y resultados interesantes, ya que nos ayuda a conectar con nuestro interior de una manera única mezclando las formas y los colores.
No importa la manera en la que desees disfrutar de ellos, lo importante es empezar a admirarlo o dibujarlo a partir del centro e irlo conectando con distintas figuras alrededor. Puede ser tan amplio como tú quieras.
¿Qué beneficios tiene?
En lo personal, me gusta trabajar los mandalas cuando estoy relajada y con plena disposición de hacer el ejercicio de meditación y conexión con mi yo interior, pero existen muchos motivos para empezar que pueden ser de gran ayuda para:
- Recuperar la concentración
- Enfocar la atención
- Activar la energía positiva
- Elevar el nivel de conciencia
- Expandir la memoria y capacidad mental
Algunas personas los utilizan como amuletos de protección o para atraer la energía positiva a sus hogares.
Es importante tomar en cuenta la intención que se desea al trabajar un mandala. Por ejemplo, si lo que quieres es encontrar tu centro, entonces debes empezar de afuera hacia adentro. Si por el contrario, lo que quieres es más apertura, el inicio debe ser de adentro hacia afuera.
La próxima vez que te sorprendas en una situación complicada o incómoda, te invito a que acudas a esta especie de “terapia”, pero recuerda buscar un espacio y tiempo óptimos para que funcione.
Puedes encontrar muchos mandalas predibujados y también te sirven para realizar el ejercicio. ¿Ya lo has hecho antes? ¡Cuéntame tu experiencia!