Mujeres codependientes, conducta muchas veces expresada en la «queja permanente», indiferencia, complicidad, mártir, son sólo algunas de las actitudes que toman miles de mujeres en nuestro país frente a la adicción de su pareja a alguna sustancia o químico.
Y, es que, mantener una relación con una persona adicta no es fácil. El alcohol y/o droga a la que éste está enganchado se convierte en el centro de su vida, y su pareja y familia acaba por pasar a un segundo plano, junto con cualquier otra cosa que no sea la adicción.
Más lamentable aún, muchas mujeres terminan transformándose en una «profesional» para aguantar el maltrato y abuso, estando prisionera de sus miedos y sin saber cómo poner límites a su pareja, arrastrado por años el problema.
«Generalmente la mujer que es pareja de un hombre con problemas de adicción, al alcohol, cocaína y/u otras drogas, vive el problema de manera silenciosa y en secreto. Ella desarrolla una manera de funcionar muy particular que termina siendo parte fundamental de la perpetuación de la problemática», sostiene Rodrigo Durán, psicólogo especialista-experto en el tratamiento directo de personas con problemas de adicción y director de la Comunidad Terapéutica Dharma .
Más triste aún, si la pareja tiene hijos, éstos pueden llegar a generar y acumular sentimientos de mucha rabia e impotencia hacia su madre. «Fundamentalmente porque frente a su incapacidad de poner límites ésta los expone constante e intermitentemente a un ambiente familiar que muchas veces es de abandono, violencia y otras formas de maltrato», comenta el especialista.
Y, para empeorar el panorama, en muchos casos la mujer puede llegar a desarrollar una depresión, trastornos de ansiedad, crisis de pánico, obesidad o estrés, a causa de estos conflictos lo que hace que sus hijos asuman roles que no les corresponden.
Sin embargo, al entender que la incorporación de la mujer al tratamiento de su pareja es fundamental y poder cambiar este desolador panorama, en DHARMA (www.ctdharma.cl) -centro especializado en el tratamiento de las adicciones- realizan un fuerte trabajo en enseñarles a todas ellas a salir de la codependencia y aprender una manera distinta y diferente de plantearse frente a sus parejas, dejando de vivir en función del otro y aprendiendo a estar más conectadas con sus propias necesidades.
«Lo central es entender y asumir que la mujer, pareja de una persona adicta, así como es parte del problema también es parte importante y fundamental de la solución. SI ellas logran hacer eso, la probabilidad de éxito en el tratamiento se incrementa en un 90%.», sentencia Rodrigo Durán.
En este sentido es fundamental que la mujer entienda y comprenda que «haciendo algunos cambios en su forma de relacionarse con su pareja, en cómo aprende a poner límites en la relación, realmente podrá propiciar que él acepte iniciar y comprometerse con un tratamiento para que su actual situación, la de ella, empiece a ser sustancialmente diferente, más sana y feliz», acota el director de la Comunidad Terapéutica Dharma .