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Por Francisca Cafati De Giorgis
Es el complemento del vestuario femenino por excelencia, símbolo indiscutido de sensualidad y elegancia. No hay una mujer que no tenga al menos un par en su poder y varias, por no decir la mayoría, tenemos entre diez y treinta en nuestro clóset (según el estudio «Relación de la mujer chilena con las pantys», realizado por la marca Caffarena). Es precisamente durante el invierno que las pantys se imponen en gloria y majestad, vistiendo nuestras piernas y, de paso, reflejando nuestra personalidad.
Sin embargo, le costó un siglo obtener este cetro. En la antigüedad las piernas se mantuvieron ocultas. Incluso a comienzos del siglo pasado todavía era impensado que una mujer luciera siquiera los tobillos a la luz pública. Fue recién en 1909 que el vestido se acortó descubriendo el pie. En1913-14 las faldas subieron aún más, dejando al desnudo la pantorrilla. Desde ese momento la media comienza a ganar protagonismo en el vestuario femenino. «Se han transformado en uno de los complementos más importantes del otoño-invierno. Es un accesorio único y femenino, tal vez de los pocos quedan sólo en el terreno de la mujer», comenta Afife Docmac, conocida asesora de imagen y creadora de Comomevisto.cl.
Camino a la supremacía
Definitivamente en cien años se produjo un cambio que convirtió las piernas en un atractivo que se debe lucir y admirar. En ese sentido las medias y pantys han cumplido un rol fundamental, pues gracias a ellas nuestro caminar tiene estilo. «Con el paso del tiempo han dejado de ser un accesorio que sólo vestía y abrigaba. Al usarlas nos dimos cuenta que estilizan, emparejan el tono de la piel y afirman. Se volvieron un complemento tan importante como una cartera o un pañuelo», afirma Paz Macera, gerente de productos y diseños de Monarch.
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Lo anterior es avalado por el estudio que llevó a cabo Caffarena, en el cual se determinó que las chilenas entre 25 y 55 años usan principalmente las pantys en momentos especiales como fiestas o eventos sociales, y en segundo lugar para abrigarse.
Claro que para llegar a este punto tuvo que recorrer un largo camino, que estuvo marcado por el contexto histórico del momento. Al llegar la Primera Guerra Mundial las faldas se acortan más aún, hasta la rodilla, y en paralelo la industria de las pantys sigue desarrollándose, enfrentando desafíos constantes. En un comienzo se consideraban un producto de lujo y las ventas no eran las esperadas. Luego, durante la Segunda Guerra Mundial se suspendió el suministro de seda –principal materia prima– proveniente del Japón. Las europeas sortearon la escasez con ingenio, pintando con un pigmento ocre sus piernas. Pero como «no hay mal que por bien no venga», este hecho obligó a los fabricantes a buscar un sustituto de la seda. Así nació el nylon, que puso a esta prenda al alcance de todo el mundo. La historia cuenta que el 15 de mayo de 1940 se comenzaron a vender las primeras medias de nylon en Estados Unidos, provocando una gran revolución. En tres días se vendieron más de cuatro millones, y la fibra sintética marcó una nueva era en la industria. Este acontecimiento fue tomado como símbolo por Caffarena que, hace un par de años, instauró mayo como el mes de la panty.
A mediados de la década del 50 se introducen en el mercado las medias sin costura. En los años 60, Mary Quant presenta con éxito rotundo la audaz minifalda. Al poco tiempo, apareció el hot pants. Con estos dos elementos de la moda, las piernas y muslos quedaron definitivamente al descubierto, y la panty ganó terreno. Surgen las elásticas, de color y adornadas con los motivos más creativos. En la década del 80 la panty se oscurece; aunque no es completamente negra, causa un revuelo y se convierte en un preferido. Las últimas décadas del siglo XX estuvieron marcadas por grandes avances e innovaciones en la materia, dando la posibilidad de elegir muchos colores, diseños y texturas.
Una nueva era
Hoy, como cualquier accesorio femenino, siguen la moda e imponen tendencias. Las pantys son lisas, de colores, brillantes, opacas, gruesas, delgadas, con dibujos o texturas; en definitiva permiten todos los caprichos del diseñador. «En términos de street style, las pantys pueden ser el accesorio perfecto para realzar un look. De todas las prendas que influyen en la moda, son las más versátiles, pues con una combinación adecuada de zapatos y un outfit acabado, es posible dar muchos estilos, con un sólo complemento», afirma Francisca Méndez, gerente general de Ibici y Filodoro Chile.
No en vano el estudio «Relación de la mujer chilena con las pantys» concluyó que los aspectos más valorados por las mujeres a la hora de comprar una panty es la calidad y el diseño; recién en tercer lugar vendría el precio.
La industria todos los años sorprende con nuevas tecnologías que embellecen y solucionan diversos inconvenientes. «Ha habido una evolución impresionante. Nadie imaginó hace algunos años una panty a la que no se le ‘corriera’ el punto, u otra que además de abrigar y maquillar nuestras piernas, nos ayudara a combatir la celulitis», comenta Afife Docmac. La especialista en moda destaca que estas innovaciones dan vida a la panty 3.0. «La mujer evolucionó en su rol, y definitivamente la panty evolucionó con ella», sentencia.
Esto último es valorado por el mercado. Las mujeres tenemos claro que la panty ha evolucionado, reactualizado y perfeccionado como un producto que atiende sus necesidades de abrigo, salud, confort, lujo y moda. De este modo las hacen lucir más bonita, más cómoda con su cuerpo, y más seductora.
Todas las marcas han hecho grandes esfuerzos en este sentido y han puesto la tecnología al servicio de la mujer. Gracias a eso hoy es posible encontrar alternativas que combaten la celulitis, ayudan a prevenir las várices, con poder reductivo o modeladoras. También podemos encontrar pantys con dedos libres, cintura invisible, reforzadas en la zona del pie para usarlas con botas, ¡y hasta reversibles!
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