Si regalas la leche nadie va a comprar la vaca
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Es una frase terrorífica con la que muchas crecimos, ¿no? Nunca me había llegado tan profundamente como cuando vi Vacas, de Adriana Pelusi. Una obra que habla sobre dos hermanas: Lourdes y Carmen, una es la vaca que regala la leche, y la otra es la que nunca la ha regalado. Si nos fuéramos con una versión simplista, la hermana buena y la mala, como las veía la abuela con la que crecieron. Es una visión del mundo sumamente feminista, pero sobre todo, cercana e identificable. Y entrevistamos a su creadora, quien aunque no tiene hermanas, se sintió intrigada por este lazo indivisible.
Vacas ha sido un texto sumamente bendecido. Luego de estarlo trabajando como por un año, terminé de escribirlo justo la mañana en que cerraba la convocatoria del premio Emilio Carballido. Evidentemente, hubo intervención divina porque de otra forma no se explica que me lo ganara. Con el dinero del premio decidí montarla en México y en el primer teatro al que aplicamos, el Foro La Gruta del Helénico, nos quedamos. Los actores que queríamos nos dijeron que sí. Mucha gente accedió a ayudarnos a cambio de muy poco o nada. Tuvimos funciones llenas toda la temporada. Además, existe el montaje de Monterrey que es completamente diferente, pero me gusta muchísimo, y al que también le ha ido bien.
…siempre me han gustado las historias sobre hermanas (Mujercitas, Sensatez y sentimientos, What Ever Happened to Baby Jane?, Cadenas de Amargura) porque es un universo desconocido para mí. Me gusta la idea de la solidaridad y el amor incondicional que puede haber entre ellas (y que me parece mucho más fuerte que entre hermanos) y también me gusta el hecho de que muchas veces parecen diseñadas para hacerse la vida imposible las unas a las otras.
Quería escribir sobre hermanas, justamente porque como yo no tengo una, siempre me han dado curiosidad. Y quería escribir sobre hermanas que hubieran crecido en el mismo ambiente que yo (en Monterrey y en colegios religiosos), escuchando las mismas cosas terroríficas que a mí me tocó escuchar (“Si regalas la leche no compran la vaca”) y con la misma presión de ser buenas y bien portaditas. Estuve mucho tiempo jugando con los personajes. Les escribía monólogos, les escribía escenitas. Hasta que fui encontrando la historia y las cosas que eran importantes para mí dentro de la historia: las etiquetas que nos ponen en nuestras familias desde que somos chicos, la idea de que la vida que vivimos a lo mejor no es la que nos correspondía y el lazo que nos une, aunque sea a regañadientes, a nuestros hermanos/hermanas.
Para las mujeres que quieren ser dramaturgas, Adriana recomienda: “lo mismo que le recomendaría a cualquiera que quiere escribir: que estudien contabilidad, leyes, carpintería, reparación de aire acondicionado (algo práctico, pues). Y solamente si sienten que no podrían hacer otra cosa, que escribir (y escribir teatro) es lo que necesitan para entenderse a sí mismas y entender el mundo, entonces que le entren a esto. Pero lo tienes que hacer porque te gusta el proceso de escribir. No por las becas, ni los premios, ni el número de montajes, ni el reconocimiento, ni nada de eso. Vivir obsesionado por los resultados es el camino más fácil a la frustración.”
Vacas regresará pronto a Monterrey y a la Ciudad de México, no se pierdan esta conmovedora historia, porque aunque no tengan hermanas, se van a identificar.