[ficha]Esta es una película que no necesitaba mayor publicidad en Chile, considerando que el libro en que se basa fue uno de los máximos éxitos editoriales infantiles de los ochentas. Las chances de que hayas leído el libro y todavía no hayas ido a ver la película son escasas.
Para el resto sí puede entenderse una cierta suspicacia, Narnia es vista como una historia propagandística cristiana y poner distancia de la religión es “cool”, más aún si hablamos del cristianismo, matriz de nuestra cultura. A ellos podemos decirles que después de todo, agnósticos o devotos, el mito cristiano no deja de ser atractivo y ciertamente se merece una película mejor que ese sadismo encubierto que fue “La Pasión” de Mel Gibson.
C.S.Lewis, el autor de la novela, era un fanático de las mitologías en general, y en sus historias uno encuentra un tutti frutti de referencias que no se quedan sólo en el cristianismo, sino que también incorporan elementos griegos, nórdicos, judaicos y demases. Ojo a la aparición de un Viejo Pascuero que por primera vez en muchas décadas se nos muestra sin el uniforme corporativo de la Coca-Cola.
Al cabo es una película amena, con excelentes actuaciones, hecha con cariño, fiel adaptación del libro que incluso se permite un mayor detalle psicológico en la descripción de la relación entre los cuatro hermanos Pevensie, quienes motivaron a varias generaciones de niños a encerrarse en el armario y buscar un pasaje secreto a otra dimensión.
PUBLICIDAD