«La primera vez que pensé en el suicidio fue a la edad de siete años, tenía una fascinación con la muerte», admitió Demi Lovato en el programa estadounidense Dr. Phill donde admitió haber vivido experiencias terribles desde muy niña: «A los siete sabía que si me mataba, el dolor acabaría».
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En el escenario y frente a las cámaras Demi Lovato expira confianza, fortaleza y mucha seguridad, pero no siempre ha sido así y esta talentosa cantante ha tenido que luchar para derribar a esos demonios que la atormentan durante años. El lado oscuro de Demi salió a la luz hace un par de años, cuando confesó haber tenido problemas alimenticios y de adicción a sustancias ilícitas, además de tener que lidiar con el pasado de una familia rota..
Su padre, con quien ha mantenido una relación lejana es bipolar, esquizofrénico y batalló con problemas de abuso de drogas y alcohol, mientras que su mamá sufría de desórdenes alimenticios, lo cual fue afectando a la intérprete desde muy temprana edad.
Desde los 8 años Demi empezó a sufrir de desórdenes alimenticios. Comía por todo y en grandes cantidades. En la escuela su peso le causó problemas y sufrió de bullying. Para los 12, Demi ya sufría por ser considerada “gorda”, así que le pidió a su mamá que la sacara de la escuela porque no gustaba con esa presión.
Apenas el año pasado publicó un mensaje en donde aseguraba sentirse mejor que nunca tras 6 años de sobriedad.
Hoy es un día muy especial para mí… ¡oficialmente estoy celebrando 6 años de sobriedad! Estoy muy agradecida con mi familia, amigos y @castcenters por ser parte de este viaje. Una gran parte de mi recuperación fue aprender a amarme a mí misma y devolver a los demás […]
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Pero mientras que parecía que el ser una de las niñas Disney consentidas del público le daría estabilidad en su vida, pasó todo lo contrario.
Como si se tratase de una maldición, existe un historia de actrices y cantantes que pasaron por las series y películas más exitosas del canal que terminaron sumidas en depresión, excesos y descontrol.
Mientras están en Disney Channel, las estrellas infantiles parecen tan inocentes y felices. El público las ve sonreír y brillar, dando la sensación de que permanecerán jóvenes para siempre. Pero todas tienen que crecer en algún momento y pronto dejan de mantenerse a raya con las reglas de una de las industrias más exigentes.
Ser una estrella de Disney puede ser un gran primer paso hacia una larga carrera, pero una vez que rompes con el ideal de esa fantasía, el mundo te da la espalda. Crecer bajo los reflectores nunca es fácil y Disney se ha ganado la mala reputación de producir estrellas infantiles que terminan involucradas en escándalos y con terribles crisis personales.
Entre el abuso de drogas, las imágenes explícitas que se filtran en las redes y los trastornos psicológicos, actrices que alguna vez fueron grandes promesas como Lindsay Lohan, terminaron en tabloides llenos de decepción y fracaso.
En 2007, Britney Spears marcó un parteaguas en la imagen perfecta que el mundo tenía de las grandes estrellas pop. Ella también fue chica Disney, cuando formaba parte del Mickey Mouse Club, junto a Ryan Gosling, Christina Aguilera y Justin Timberlake. Tras estar en la cima del mundo, Spears llegó a perder el control, en una temporada de desequilibrios y adicciones que la llevaron a raparse la cabeza en público y a atacar con una sombrilla gigante a los paparazzis que la acechaban.
Otras, como Selena Gómez, aunque han estado libres de escándalos, han tenido que soportar la presión de los medios y las exigencias de la industria al mismo tiempo que luchan con enfermedades destructivas como el lupus y la ansiedad.