No es extraño que la palabra cáncer nos remita a pensar en que, quien lo padece, está condenado a morir, no sin antes haber pasado por un sufrimiento indescriptible.
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En realidad, un paciente con cáncer no siempre está condenado a morir pero sí a atravesar por un proceso difícil que se convierte en una de las batallas más tremendas contra las que puede luchar una persona. En el caso de los niños, todo se vuelve mucho peor pues cuesta mucho más trabajo procesar un padecimiento tan terrible, siendo sus cuerpos tan frágiles y pequeños.
El mes pasado, Braylynn Lawhon, de 5 años, estaba viviendo una vida normal. Estaba emocionada por las vacaciones y ansiosa por jugar, reírse y divertirse, todo lo que los niños de su edad merecen hacer.
Pero luego, ella fue diagnosticada con Pontine Glioma Difuso (DIPG), la forma más mortal de cáncer cerebral. No hay cura, lo que significa que no hay tasa de supervivencia. Apenas la semana pasada, la familia se alegró de anunciar que habían recaudado fondos suficientes para completar una ronda de tratamiento experimental en México.
No cubierto por el seguro, cada procedimiento cuesta aproximadamente $ 30,000, y debido a la naturaleza agresiva de este cáncer, se necesitan varias rondas para tener éxito.
Pero las cosas empeoraron.
A fines de la semana pasada, el estado de Braylynn se deterioró rápidamente y los médicos descubrieron una hemorragia proveniente de su tumor. Se espera que muera en cualquier momento.
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El 7 de enero, la madre de Braylynn, Ally Parker, publicó el siguiente mensaje en Facebook
«Hoy es el día. Hoy será el peor día de mi vida hasta ahora, y en menos de una semana, tendré un día aún más terrible. Hoy es el día en que todos tendrán que despedirse, hasta los 5 años. Esto nunca debería pasarle a nadie. No hay nadie en este mundo que sea tan malvado como para merecer sentir lo que estoy sintiendo actualmente. Mi bebé merece vivir una vida plena y feliz, al igual que cualquier otro niño que haya tenido que enfrentarse al DIPG. Tenemos que poner fin a esto. No más niños pueden contraer esta enfermedad y se les permite morir a causa de ella. TENEMOS que encontrar una cura, no una maldita banda de ayuda. Estos niños merecen mucho más que eso, algún día, pronto, alguien tendrá que descubrir cuál es esa cura «.
Poco después, Ally compartió una foto en su página, y rápidamente se abre camino en todo el mundo.
Su padre, Sean Peterson, estaba sentado al lado de la cama de hospital de su nieta, sollozando mientras se despedía. Sean, que sufre de Esclerosis lateral amiotrófica, ya no puede hablar, pero su expresión vale más que un millón de palabras.
Según St. Baldrick’s Foundation, solo el 4% de los fondos federales de EE. UU. Para la investigación del cáncer se dedica a la investigación del cáncer infantil. Ally Parker espera que esta foto, y la historia de su hija, puedan ayudar a crear conciencia y, con suerte, conducir a más iniciativas de financiación dedicadas a encontrar una cura.