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Sofía Kovalevskaya, la gran matemática del siglo XIX [Musas]

La primera mujer que consiguió una plaza como catedrática en una universidad europea.

Sofía Kovalevski (1850-1891), también conocida como Sofía Kovalevskaya (apellido que en ruso significa “la mujer de Kovalevski”) fue una de las mujeres más interesantes del siglo XIX. A su capacidad científica se sumaron el sentido de la libertad y la intuición literaria. Matemática, catedrática y escritora, la historia de su vida abarca mucho más que las ciencias.

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El biofísico británico Walter Gratzer la describe así:

Fue una matemática de gran talento. Su nombre aparece en los libros de texto actuales y en el teorema de Cauchy-Kovalevsky de las ecuaciones diferenciales, y también hizo notables contribuciones a la mecánica y la física, especialmente a la teoría de la propagación de la luz en sólidos cristalinos.

En Demasiada felicidad de Alice Munro, el relato que da nombre al libro habla de esta mujer: los días que desembocaron en su muerte, escenas retrospectivas de su vida anterior, su relación con las matemáticas, con su esposo (quien muriera antes que ella) y, tiempo después, con su prometido.

Infancia y formación

Sofía Vasilyevna Kovalevskaya nació el 15 de enero de 1850 en Moscú, en una familia acomodada y cercana a la actividad intelectual, que se codeaba con artistas y escritores. De hecho, hubo un tiempo en que Fiódor Dostoyevski estuvo cortejando a Anyuta, hermana mayor de Sofía.

En un contexto de absoluto patriarcado y cristianismo ortodoxo, no había muchas oportunidades para las mujeres rusas del siglo XIX. Las alternativas se limitaban al matrimonio, el cuidado de los hijos y las tareas del hogar. Había movimientos de rebelión por parte de campesinos, intelectuales y estudiantes, pero tomaban muy poco en cuenta a las mujeres.

Sofía se interesó desde muy pequeña por los números y las letras. Su padre no estaba de acuerdo con la idea de tener “mujeres sabias” en casa, pero la niña estudió álgebra por su cuenta, mientras la familia estaba dormida.

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Comenzó a deducir poco a poco lo que nunca le había sido enseñado en clases. Un día, leyendo un libro de trigonometría, intentó plantearse a sí misma las fórmulas que no lograba comprender. Así explicó y analizó el concepto del seno, tal y como se había concebido originalmente.

Un profesor descubrió estas facultades y convenció al padre de que la dejara tomar clases particulares. Pasado el tiempo, Sofía viajó a Alemania, gracias a un “matrimonio ficticio” con Vladimir Kovalevsky, lo que le permitió librarse del yugo familiar.

El doctorado, la cátedra y el premio

Estudió con algunos de los principales matemáticos del mundo, como Karl Weierstrass, quien dirigió la tesis con que Sofía se doctoró en matemáticas. Ninguna otra mujer había obtenido antes este grado.

Después de haberse distanciado de las ciencias y de haber viajado por Berlín y París, consiguió en 1884 una plaza como profesora en la Universidad de Estocolmo. También formó parte del consejo editorial de la revista Acta Mathematica, una de las de mayor más prestigio en el ámbito.

Cuatro año después, Sofía se convirtió en la primera mujer de la historia que logró el prestigoso Premio Bordin de matemáticas. Para ello tuvo que resolver las celebres Ecuaciones de Euler “sobre la rotación de un sólido pesado alrededor de un punto fijo”, un problema que desde hacía muchos años traía de cabeza a los mejores matemáticos.

Kovalevskaya murió de neumonía en Estocolmo, el 10 de febrero de 1891, con sólo 41 años de edad. Además de su quehacer matemático, esta mujer publicó dos novelas: Memorias de juventud (1890) y Mujer nihilista (1892). Fue madre de una hija que, al crecer, ejerció la medicina en la Unión Soviética, poco interesada por las matemáticas.

En la luna hay un cráter que lleva su nombre: Kovalevskaya. Parte de la historia de Sofía es narrada en “Demasiada felicidad” de Alice Munro, una muy acertada ventana a la vida de la científica y la mujer.


Musas es una sección dedicada a mujeres que influyeron en la cultura y el arte. Mujeres que hicieron historia.

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