El café, con su aroma y sabor único, despierta el alma. Para Karina Maldonado, también encendió su espíritu emprendedor.
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Con 43 años y oriunda de Loja, esta comunicadora decidió hace siete años transformar su pasión por el café en su propia marca: CaféLab.
Un romance cafetero: así nació CaféLab
La historia de su marca tiene un toque romántico. Todo comenzó hace 10 años, cuando su pareja le regaló una bolsa de café con un sabor que la cautivó. “Era algo único, un sabor que nunca había probado”, recuerda Karina.
Al preguntar dónde podía encontrar más de ese café, su pareja le reveló el secreto: era un experimento, granos de café arábica traídos de Colombia y cultivados en su propiedad en Catamayo, Loja.
Sin embargo, las plantas habían enfrentado una plaga debido a su cercanía a un cañaveral, pero algunas sobrevivieron.
Decidieron trasladarlas a Guayllabamba, en la capital, donde el esposo de Karina creó un microclima especial, protegiéndolas del viento. El resultado fue un éxito rotundo: plantas fuertes y vigorosas que producían un café de altura excepcional, entre 1925 y 2350 metros sobre el nivel del mar.
Inicialmente, vendían los granos a otras marcas, pero Karina sintió el llamado de crear algo propio. “Quería que la gente conociera la historia detrás de este café, el amor y el esfuerzo que le poníamos”, explica. Así nació CaféLab, un “laboratorio de café” donde la creatividad y la pasión se fusionan en cada taza.
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La resiliencia de una emprendedora
El camino de Karina no ha sido fácil. Como toda emprendedora, enfrentó desafíos como la pandemia y la inestabilidad del mercado. Pero su espíritu luchador y su amor por lo que hace la impulsaron a seguir adelante. “La constancia y la pasión son fundamentales”, afirma.
Un aspecto que resalta en la historia de Karina es su compromiso con el empoderamiento femenino. Al principio, en la hacienda donde cultivaban el café, solo trabajaban hombres.
Karina decidió que en sus cafeterías lideren mujeres. Hoy, cuenta con un equipo de 15 mujeres, muchas de ellas madres, que son el corazón de su negocio.
“De nuestra tierra a tu taza”
Karina nos cuenta sobre su proceso de producción, pues cultivan sus propios granos en una hacienda, utilizando agua de vertiente natural para el riego. La cosecha se realiza a mano, seleccionando cuidadosamente cada grano. Luego, el café se seca al sol y se traslada a las cafeterías, donde se tuesta, liberando su aroma y sabor únicos.
“Queremos que la gente sepa que está tomando un café de calidad, cultivado con amor y respeto por la naturaleza”, dice Karina. Finalmente, nos deja un mensaje poderoso: “La pasión te hace ser creativa y lograrlo”.
Anima a las mujeres ecuatorianas a creer en sí mismas, a perseguir sus sueños y a no tener miedo de emprender. La pasión es el motor que nos impulsa a lograr nuestras metas.