Susana Cordero es una destacada académica con amplia trayectoria en educación y lingüística y es la primera mujer en ser directora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.
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Además, entre sus logros destaca como la primera y única ecuatoriana en recibir el Honoris causa por parte de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Imagínense, en su adolescencia, la académica vivió en Madrid junto a su madre y tres hermanos, todos en búsqueda de la mejor educación en un entorno cosmopolita. Sus primeros años escolares los pasó en el colegio religioso francés llamado Marie Therese, donde la experiencia bilingüe marcó su corazón de por vida. Fue allí donde las profesoras derrochaban entusiasmo y dedicación en su labor educativa, sembrando las semillas del aprendizaje en el alma de Susana.
Uno de los momentos que nunca olvidará nuestra invitada es cuando, en plena juventud, se atrevió a quejarse porque una compañera la distrajo. La respuesta de su profesora fue una lección que la marcó para siempre: “Susana, no te quejes nunca, tienes que ser recia”. El adjetivo “recia” resonó en su corazón, ya que representaba la fortaleza y el vigor interior necesarios para afrontar los desafíos cotidianos. Desde entonces, Susana adoptó este principio en su vida, nunca resistiéndose al trabajo arduo que le permitió convertirse en una mujer fuerte y decidida.
Hoy en día, la Dra. Cordero se enfrenta a emocionantes desafíos como directora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua. Su misión principal es mantener viva la academia y motivar a sus miembros a contribuir de manera significativa al trabajo académico, resaltando la riqueza de la vida, la historia y el orgullo de la institución.
No podemos pasar por alto sus valiosas contribuciones al estudio de la lengua española en Ecuador, pues su legado incluye su dedicación como profesora y catedrática en la PUCE, así como sus influyentes artículos publicados en periódicos destacados del país y en revistas internacionales, culminando con la creación de un diccionario del uso correcto del español en el Ecuador.
Para las jóvenes académicas, la catedrática tiene sabios consejos. Les insta a abrazar su trabajo con pasión y autenticidad, manteniéndose fieles a sí mismas y a sus valores. Reconoce la importancia de ser consciente de nuestras debilidades y trabajar en superarlas, evitando autoengañarse y abrazando la honestidad en cada paso de su viaje.
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