Ecuador

Monserrath Astudillo: sin etiquetas y sin prejuicios para vivir nuestra sexualidad

Junto a Monserrath Astudillo, exploramos la importancia de abrazar nuestra libertad sexual.

Monserrath Astudillo
Monserrath Astudillo Foto: Instagram

En una charla exclusiva con Monserrath Astudillo hablamos sobre cómo vivir una sexualidad auténtica y sin juicios.

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La protagonista de nuestra portada de Nueva Mujer Ecuador enfatiza la importancia del autoconocimiento para disfrutar la vida plenamente, respetando nuestro cuerpo, nuestras formas y despertando una conciencia positiva sobre nuestra propia sexualidad.

“Venimos de una sociedad conservadora que no te dice las cosas de frente”

Cuando preguntamos a Monserrath si es que hubo algún obstáculo para disfrutar su sexualidad libremente, menciona que además del desconocimiento, es el hecho de venir una sociedad conservadora que fortalece ese miedo de ser una misma.

En su opinión, cada persona es libre de decidir cómo estar en el mundo y no hay una única forma correcta de vivir la sexualidad.

En cuanto al poliamor, la diva del teatro expresa que aunque no ha sido parte de esa tendencia, su elección no es por motivos morales, sino más bien por una cuestión de energía y espiritualidad. Considera que nuestras relaciones íntimas implican un intercambio energético, por lo que elige con cuidado a su pareja, valorando la importancia de compartir la energía positiva y respetuosa.

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Hablando sobre su conexión con el arte, Monserrath destaca que el teatro ha sido su camino de autoconocimiento, desde el entendimiento de su propio cuerpo. En el escenario, busca inspirar a las personas a liberarse de ataduras y vivir con plenitud, libertad, armonía y gratitud. El arte se convierte en su herramienta maravillosa para deshacerse de prejuicios y vivir sin límites.

Y es que quienes han sido espectadores de sus obras llenas de frontalidad, emociones y gozo, conectan con los mensajes que hablamos hombres y mujeres “bajo la mesa”, especialmente aquellos relacionados con el sexo y los tabúes que giran en torno a la temática, a veces juzgada por los ‘curuchupas’, mismos creadores de prejuicios y juicios que afectan, en su mayoría, a las mujeres que sí decidimos hablarlos abiertamente.

Entre sus confidencias, la mujer frontal que vemos a través de las redes sociales, en el teatro y en su día a día, se considera alguien muy espiritual que busca constantemente respuestas a la evolución de sus versiones como ser humano a lo largo del tiempo.

Sin embargo, yo soy muy consciente de mis decisiones porque hay que ser consecuente, luego te encuentras en la calle y no sabes con quién saludas, se te junta el ganado (no para de reír)”, nos cuenta con la misma naturalidad que muestra en sus obras.

Pese a toda la energía que evoca su ser, Monse señala que no es mucho de fiestas, pero cuando se trata de bailar, a ella le encanta hacerlo “hasta abajo, hasta las 15″. “No necesito de ningún estímulo para hacerlo, fluye esa esencia en mi ser. Me pasó algo incómodo en una reunión que se me juntó el ganado, pero como ya es pasado, pues no afecta tanto. Esto se va limpiando con el tiempo a través de la meditación y las prácticas espirituales”, acota.

Monserrat muestra en sus personajes parte de sus propias vivencias. Eso es lo que le hace más auténtico, enriquecedor y real a cada uno de ellos. Esto le pasa desde el momento que se toma su tiempo para escribir cada una de sus obras. “Son cosas que me van permeando en la vida porque, por ejemplo, cuando escribí ‘Mis tetas lo dicen todo’, una obra que habla sobre la maternidad y todo lo que viví desde la depresión que tuve en el parto y postparto, en que me costó recuperar esa fortaleza femenina y además aprender a verme como mamá.

Tuve un shock súper fuerte después que llevaba una vida sin preocupaciones, si comía bien, sino también… y con la llegada de mi hijo automáticamente supe que es el motor de mi vida, es ese cable a tierra, esa raíz que me dio la fuerza para ser quien soy hoy por hoy”, cuenta Monserrath.

‘María la diabla’ es otro de sus personajes que le hacen recordar la etapa de la menopausia cuando las mujeres “otra vez no se visibilizan”. Afirma que no es lo peor que le puede pasar a una mujer y que lo está viviendo a plenitud porque siente que reconoce que tiene un conocimiento muy amplio de sus creencias, de su ideología, etc.

Así que, con Monserrath recordamos que nuestra sexualidad es un aspecto valioso. Atrevámonos a disfrutarla sin temor y sin tabúes, abrazando nuestra autenticidad y viviendo en plenitud. La vida es corta, y merecemos vivirla en libertad y con amor hacia nosotras mismas. ¡Adelante, sin miedo, sin límites!

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