Una vez al año, las ballenas jorobadas llegan hasta las costas del Ecuador. La visita de los cetáceos motivan a los turistas a ser parte del avistamiento de ballenas; uno de los eventos más importante del año.
PUBLICIDAD
Los turistas llegan desde todas las partes del país, hasta nuestros mares para ver a las ballenas, moverse de un lado al otro y mostrar su enorme tamaño, al son del movimiento de las olas.
Una aventura que espera por ti y que debería estar entre la lista de actividades por hacer dentro de nuestro país.
La visita de estos cetáceos, se ha convertido en una verdadera tradición en el país. Cada año el número de turistas que son parte del observatorio de ballenas se incrementa. Viajeros extranjeros también se dan cita en nuestras costas, para ver de cerca a los animales.
Las ballenas que llegan hasta nuestras costas se las llama ‘las viajeras del sur’. El motivo de su visita es porque estos grandes animales aprovechan el clima de nuestro país durante el verano, para poder aparearse y parir a sus crías. Al final de la temporada, vuelven al sur con sus crías.
Los turistas se dejan cautivar por los cetáceos
Por lo general, los visitantes van en compañía de un guía de la zona costanera, para llevarlos hasta la parte más lejana de las orillas del mar, en donde se encuentran las ballenas y los cautivan con sus movimientos y sonidos.
Mirar de cerca a estos animales es sin duda una de las prácticas favoritas de los ecuatorianos. Muchos esperan esta época del año para viajar a la costa y disfrutar de sus vacaciones.
PUBLICIDAD
Los costos que los visitantes pagan por ver a las ballenas es significativo y con esto monto, los lancheros y guías se encargan de mantener las lanchas y barcos que son usados para llevar a los turistas hasta ‘casi’ las zonas alejadas del mar.
Los destinos específicos para el avistamiento de ballenas son: Salinas y Ayangue, en Santa Elena; Atacames, en Esmeraldas; Santa Clara, en El Oro; y Puerto López, Puerto Cayo e Isla de la Plata, en Manabí.
Cada año, las ballenas jorobadas migran más de 7.000 kilómetros desde sus áreas de alimentación en la Antártica hasta el área de apareamiento y nacimiento de crías, frente a las costas ecuatorianas.
Si todavía no has sido parte de esta actividad, te invitamos a que lo hagas, teniendo en cuenta estos datos, que te permitirán vivir una gran aventura.