En los años 80 y 90, más de uno creció viendo películas de terror. A pesar de que se las prohibieran, se atrevieron y pagaron con un fuerte trauma su desobediencia.
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Pero no solo daban miedo las películas: mitos urbanos, criaturas extrañas y los propios miedos de los padres o del lugar donde estudiaban también se perpetuaron en ustedes. Y en esa década, la histeria llegó a tal punto de condenar todo lo nuevo y distinto, como la animación japonesa.
¿Recuerdan que les decían que todo, incluso su caja de queso, era «satánica»?
Por esta razón, en la galería que acompaña la presente nota verán cuáles eran sus mayores miedos de pequeños. Hay algunos que todavía no superan y eso podrán comprobarlo.
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