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La imposibilidad de alcanzar el orgasmo, pese a sentir deseo y excitación sexual, es una de las disfunciones sexuales más frecuentes en las mujeres. Para remediarla es fundamental mejorar tanto el conocimiento del propio cuerpo y sus sensaciones, como la comunicación con la pareja.
Los músculos que permanecían contraídos durante la excitación de pronto se relajan y provocan una ola de placer que recorre de la cabeza a los pies. Los latidos del corazón y la respiración se aceleran y la presión arterial sube. Se sienten estremecimientos por todo el cuerpo, especialmente en la zona pélvica y genital.
Muchas mujeres nunca han sentido esta placentera sensación, que supone la culminación del placer sexual. Disfrutan al hacer el amor, son capaces de llevar una vida sexual activa y tienen una buena capacidad para excitarse pero, al llegar a las puertas del clímax, se bloquean.
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Padecen anorgasmia, un problema básicamente femenino que ocurre cuando una mujer no puede alcanzar el orgasmo a pesar de que su deseo sexual sigue intacto, a diferencia de lo que sucede con la frigidez o frialdad, en la que tanto el apetito como el goce sexual están ausentes.
Se trata de una de las disfunciones sexuales más frecuentes en las mujeres, y aunque existen varios tipos, lo más habitual es que ocurra durante el coito, mediante la penetración vaginal.
La ausencia persistente del orgasmo después de una fase adecuada de excitación, puede ser diagnosticada y tratada, y se soluciona la mayoría de las veces, excepto cuando no se ponen medios para remediarla con lo cual puede durar toda la vida.
La imposibilidad de llegar al orgasmo puede afectar a la mujer de forma crónica o surgir en una situación puntual. Quienes la sufren puede excitarse mucho durante el acto sexual o al masturbarse, pero aún así no consiguen el clímax.
Sigue en página dos… claves para recuperar el orgasmo…