Palabras como empoderamiento, autocuidado y amor propio son ya casi que clichés en los discursos corporativos contemporáneos y en la cultura mainstream se usan para rellenar, casi siempre, enormes peroratas vacías que generalmente no impactan en la mayoría de la población.
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Y en un rubro como el del bienestar y la belleza, generalmente se habla desde un privilegio donde las economías del cuidado, el trabajo y la carga doméstica, que afectan a millones de mujeres, sobre todo en Latinoamérica (también con una cifra nada despreciable de madres cabeza de familia), es común encontrarlas sin generar mayor cambio a través de ellas.
Sin embargo, hay personas a la cabeza de varias corporaciones que quieren cambiar ese relato: una de ellas es Lina Toro, Directora General para Latinoamérica Norte de la compañía internacional Kenvue (que conglomera marcas como Neutrógena y Listerine, entre otras), quien tiene presente una filosofía integral y honesta alrededor del bienestar para las mujeres de una región con miles de complejidades.
Nueva Mujer habló con ella sobre un tema que tiene múltiples miradas, y que claramente debe aterrizarse a la realidad.
¿Cómo crear campañas de autocuidado que sean genuinas para las mujeres en tiempos en los que el empoderamiento sirve hasta para vender empanadas?
R/ El autocuidado no es una moda ni una herramienta de marketing; es un compromiso real con el bienestar de todas las personas, sin importar su género o edad. Creemos que el autocuidado debe ser una práctica diaria de amor propio, accesible para todos.
La clave está en ser transparentes, generar confianza a través de la ética e integridad, y diseñar mensajes que reflejen el propósito real del autocuidado: mejorar la calidad de vida de las personas de manera auténtica y significativa, porque en Kenvue creemos en el extraordinario poder del cuidado diario, esos pequeños momentos que generan bienestar y la salud.
Por eso, a través de nuestra estrategia Healthy Lives Mission, trabajamos cada día para empoderar a nuestra comunidad con productos innovadores, recursos útiles y el conocimiento necesario para tomar decisiones informadas sobre su salud y bienestar.
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¿Cómo hacer que el autocuidado cobre un sentido genuino y real?
R/ El autocuidado adquiere un verdadero sentido cuando dejamos de verlo como un lujo o una tarea pendiente, y lo entendemos como una inversión en nuestra calidad de vida.
Es esencial romper con la idea de que el autocuidado se limita solo a la estética o la vanidad, cuando en realidad está profundamente vinculado con nuestra salud. Cultivar hábitos saludables, hacer ejercicio, alimentarnos de manera equilibrada, disfrutar de tiempo con la familia y amigos, y dedicar tiempo a lo que nos apasiona, son decisiones diarias que construyen bienestar a largo plazo y ese es el verdadero poder del cuidado diario.
Como líderes en la industria, tenemos la responsabilidad de ofrecer soluciones reales que ayuden a las personas a adoptar hábitos saludables y sostenibles, para que vean el autocuidado como un acto de amor propio y una forma de conexión con quienes nos rodean.
¿Cómo evaluar el autocuidado lejos de los mismos relatos de privilegio y belleza que nos hacen sentirnos culpables si no hacemos ciertas cosas?
R/ Este tema no debería ser una fuente de presión, sino una herramienta de bienestar. Abordarlo de manera inclusiva implica hablar de acceso, educación, comprensión y adaptabilidad. No todas las personas tienen las mismas oportunidades, necesidades o el tiempo suficiente para dedicarse a sí mismas de la misma manera, por lo que es crucial ofrecer soluciones diversas y accesibles.
En Kenvue, creemos en el poder que tienen esos pequeños momentos de cuidado diario en el bienestar y la salud. Debemos reconocer que el autocuidado es tan amplio como las realidades de quienes lo practican, desde pequeños momentos de descanso hasta decisiones que impactan nuestra salud a mediano y largo plazo.
¿Cómo usted ha ahondado en esa narrativa?
R/ Siempre he visto el autocuidado como algo que va más allá de lo superficial, ligado a la salud integral y a la conexión entre el bienestar personal y el colectivo.
A lo largo de mi carrera, he intentado ampliar la conversación sobre el tema, para que no se quede solo en la estética, sino que se hable de su impacto real en la salud pública, la productividad y la calidad de vida de las personas.
Y he encontrado en Kenvue un interés genuino por hacer que el autocuidado sea algo accesible, sostenible y libre de culpas, enfocándose en educar y ofreciendo productos que realmente cubren las necesidades de las personas.
¿Cómo crear relatos de marca y storytelling que vayan más allá de lo superficial en un tema que tiene tantas historias por contar?
R/ Para que una historia realmente conecte, no solo debe tocar las emociones, sino también estar respaldada por hechos concretos. En nuestras marcas, nos aseguramos de que el relato no se enfoque en una perfección inalcanzable, sino en lo posible. ¿Cómo podemos ayudar a las personas a sentirse mejor cada día?
¿Cómo nuestras propuestas y soluciones impactan su salud? Escuchando a nuestros consumidores, darles voz y construir mensajes basados en realidades tangibles es lo que realmente marca la diferencia y hace que se convierta en una realidad el poder del autocuidado.
En una cultura como la nuestra (latina caribeña) donde hay que “arreglarse” (la palabra es problemática) ¿cómo redireccionas ese concepto hacia algo más sano con nosotras mismas?
R/ En nuestra cultura latina, el concepto de “arreglarse” siempre ha estado relacionado con la belleza y la presentación personal, algo que refleja nuestra identidad, amor propio y el orgullo de quienes somos.
Pero si lo redirigimos hacia el bienestar, y utilizamos el poder extraordinario del cuidado diario para empoderarnos, podemos darle un nuevo significado: arreglarse no debería ser una obligación ni algo impuesto por estándares ajenos. Es un acto personal de cuidado, de celebración de uno mismo, algo que cada quien define a su manera. No se trata de cumplir con una imagen externa, sino de sentirse bien desde adentro, con hábitos que promuevan nuestra salud, autoestima y bienestar, sin presiones ni comparaciones.
¿Qué te ha enseñado tu propia experiencia sobre el autocuidado?
R/ Para mí, el autocuidado es un proceso de aprendizaje constante, algo que va evolucionando con cada etapa de la vida y con las diferentes prioridades que surgen. Como madre, profesional y líder, he aprendido que el autocuidado no siempre significa un momento de relajación, sino también reconocer cuándo es necesario poner límites y tomar decisiones informadas sobre mi bienestar. Es ser consciente del impacto de mis hábitos en mi energía y productividad. No se trata de buscar la perfección, sino de encontrar el equilibrio y el respeto hacia uno mismo en medio de las múltiples responsabilidades.
El autocuidado es un acto de poder personal, esos pequeños momentos de cuidado diario que benefician nuestro bienestar y salud, una forma de fortalecer nuestras capacidades para dar lo mejor de nosotros mismos, tanto en lo personal como en lo profesional.