Colombia

Cartagena: el norte de todas las culturas en los 25 años de FAREX

Cartagena es la sede de uno de los espacios de cultura y moda más importantes del país en las últimas décadas.

Artesanías de Guapí en Farex 2025
Cesto 'cuatro tetas', tradicional de Guapí (Luz Lancheros)

Una ciudad tan bella como Cartagena de Indias, que es atractiva turísticamente de por sí, no necesita recalcar sus atractivos habituales. Esos que siempre salen en el folleto de cualquier agencia de viajes incluso hasta de Taiwán. Pero, tras ese perenne encanto de las casas Caribes, de ese aire garcíamarquiano donde el escritor gestó sus historias legendarias, del olor de la arepa de huevo y con Kola román en una humedad plagada de evocadores espacios despojados de esa severidad colonial, existe un flujo permanente de culturas, historias y vivencias que dejan su huella en la ciudad. Y sobre todo, a través de una cultura material tan rica como la colombiana.

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De este patrimonio se ha encargado la gestora cultural Chica Morales, creadora de la Feria Farex, que lleva 25 años reuniendo marcas de moda contemporánea, artesanía de todos los lugares de Colombia, seleccionando una muestra representativa internacional y también, estableciendo dispositivos de movilidad social a través de la artesanía, así como entablando conversaciones sobre un saber que en la moda colombiana debe ser más que una palabra vacía.

Mochila artesanal/ Farex
Mochila de perlas de Margarita Vivero, diseñadora cartagenera. (Luz Lancheros)

Es como, de esa manera, aparte de las marcas seleccionadas, se creó un mecanismo para que mujeres de TierraBomba pudieran hacer con los residuos de su actividad cotidiana accesorios de excelsa calidad. O se pudo visibilizar el Proyecto Raíz, que tuvo lugar en Tumaco el año pasado gracias al Ministerio de Culturas y Saberes, donde se quiere generar desde aquella ciudad del Pacífico un centro de alta moda autosostenible.

O cómo no admirar la historia de la indígena wounaan y Mujer Cafam Chocó Yenny Bejarano, que con su artesanía desafió los estándares patriarcales de su comunidad para poder generar empresa y así darles a sus congéneres agencia a través de la comercialización de sus saberes. O ver cómo ha avanzado una marca como Morezion, que trabaja con mujeres privadas de la libertad en la ciudad, entre otros relatos resilientes donde el producto habla por sí mismo.

Cientos de historias, técnicas, abordajes que solo podría reunir una curaduría exquisita, desprovista de paternalismo y sí de mucho aprecio por una cultura en sus expresiones más refinadas.

Joyería Artesanal, Farex
Bolso artesanal intervenido por Ana Carolina Valencia, diseñadora caleña, en Farex.

“Esta es una misión de reunir las historias, ver las marcas, dar oportunidades y seguimiento. Es trabajar con pasión y alegría durante todo el año. Cada artesanía es una historia. Es identidad de nuestras regiones. Así es como la persona que asiste a FAREX recorre el país. Buscamos calidad exportable, porque hay ferias artesanales en muchos lados. Y el que venga un artesano o emprendedor a través de un proceso, es maravilloso, porque esto es una plataforma que les permite potenciarse. Ahora bien, estamos haciendo también conversatorios donde las comunidades hablan de sus ancestros, de cómo trabajan, viven. Es una forma de respetar su identidad”, le dice a NUEVA MUJER Chica Morales, fundadora de FAREX.

Esto también se ve en la presentación de grupos musicales como Alma Negra o Tonada, de bullerengue. De lugares como Urabá y la Costa Caribe.

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También, en una pasarela con estilismos de marcas de joyería como la de Ana Carolina Valencia, de Cali, de Gloria Cano o de Mova, de Medellín, con una propuesta contemporánea y geométrica de vanguardia. Con vestidos de baño tropical chic como los de Jezreeel y diademas que celebran ese amor por el color eterno de Somos las Reinas del Caribe, de Kika Comas, que no teme al color ni a las texturas.

Cada sombrero de Art Timbiquí alude a la cotidianidad en el Pacífico
Sombrero artesanal- Art Timbiquí (Luz Lancheros)

O con accesorios de cacho de vaca como el Los Accesorios de Nacha, o los bolsos hechos de revistas de Piedad Pérez Porto. Claro, no se excluyen artesanías tradicionales como la de iraca, con piezas tan refinadas como las de Mar Iraca y técnicas con accesorios dignos de una editorial como los sombreros que reflejan la cultura del Pacífico con la marca de sombreros de Timbiquí Art Timbiquí.  Marcas que transforman oficios tradicionales en productos atractivos y contemporáneos.

Ahora bien, diseñadoras como Darling Cuesta muestran otras formas en las que la moda afro se expresa, a través de sus exquisitos vestidos pintados. Y, en contraste geográfico y de origen, marcas como Arte Chelita, de Pasto, producen accesorios a través de la refinada técnica del Mopa Mopa: en FAREX hay arte para todos los presupuestos, gustos y abordajes.

Incluso desde la fotografía, como Moima Design, que con un gusto exquisito retrata los lugares más fantásticos del país en refinadas pañoletas. O desde la conservación, con la marca llanera Somos AMala, que con prendas con siluetas como el varsity, unen la tradición de la pintura llanera de la fauna y flora con estampación en piezas exultantes.

Es lo que también se ha entendido en Cartagena, con su diversidad de oferta turística. Y por eso, la ciudad también conjuga a través de sus espacios de disfrute la unicidad de sus miradas hacia las industrias creativas.

Gastronomía, refinamiento y sostenibilidad: la nueva Cartagena

Del turismo comunitario donde se pueden bailar ritmos afro o el turismo natural de los manglares se pueden disfrutar manjares playeros como los tradicionales de La Boquilla. Pero, sin duda, hay varios tesoros en Getsemaní y el Centro Histórico que se enarbolan como nuevos spots sofisticados.

Esto pasa con el lujosísimo hotel Casa Pestagua, que con su nuevo restaurante Animare fusiona la cocina de origen con formatos dinámicos. El atún del Pacífico, las carnes importadas, la hamburguesa libanesa son creadas por Heberto Eljach, el único chef cartagenero a cargo del restaurante en este espacio del más exquisito caribbean luxury al haber pertenecido la enorme vivienda (y evocadora de ese esplendor caribeño tan nostálgico) a la nobleza cartagenera.

Ensalada, restaurante Animare, Casa Pestagua
La exquisita ensalada de salmón y quesos de Animare en Casa Pestagua. (Luz Lancheros)

Asimismo, hay spots pequeños, pero tan mágicos como este: En La Sierpe, en pleno Getsemaní, con sus murales, se puede comer la mejor Posta Cartagenera (su arroz cremoso es un tesoro) y por supuesto, La Picúa va más allá de lo tradicional: con el rescate de la cocina al carbón y una deliciosa selección de champetas, tiene delicias como el pulpo y camarones al carbón y un insuperable postre de tamarindo.

Su decoración es la canoa de un pescador que se complementa con el arte en tabla tan tradicional de la ciudad. Ahora, si lo suyo es Bocagrande, Kasabe (donde ofrecen este producto del tubérculo muy consumido también en el Amazonas) podrá impresionarlo con su emplatado y su pollo encocado.

Pero, ¿por qué no probar un ceviche fresco del pez león, una especie invasora que se puede cazar (incluso puede hacerlo usted mismo)?

Esta es la propuesta sostenible de Cocoliso, isla y hotel donde confluyen playas en las cristalinas aguas de las Islas del Rosario, una piscina para los más relajados y una escuela de buceo y snorkel (en el mismo lugar) y una laguna donde el fitoplancton ilumina todo al mejor estilo de ‘Avatar’.

Turismo sostenible en Cocolis, Islas del Rosario.
Vista privilegiada de Cocoliso, isla resort donde se hace turismo sostenible. (Luz Lancheros)

De esta manera, Isla Cocoliso ofrece un turismo donde se aprovechan los residuos, donde se cuida precisamente el tesoro natural de los arrecifes colombianos, donde hay una disposición responsable de desechos y en donde se aprecia el entorno natural que rodea toda la cadena de islas.

Al final, por qué no: una cata de café en la exitosa cadena San Alberto, uno de los productos en su géneros más premiados de Colombia. Un espacio que sofisticó la Plaza de Santodomingo, y en donde se puede descubrir que esta bebida tiene tantas variedades que pueden generar placer en la nariz y en el paladar y que solo hay que descubrirla, mientras se ve el intenso sol a través del ventanal lleno de flores.

No se deje de llevar una libra, o el lip balm y el jabón exfoliante: son una de las pocas marcas en innovar en experiencias y en productos cosméticos. También vea cómo atracan los barcos en atardeceres de los que uno jamás se cansa en Viva la Vida, que hace parte del Grupo Seratta, y ofrece sushi y tacos con una exquisita selección de cócteles, o incluso, si lo que le gusta es la fusión a un nivel de sofisticación prestigioso, puede ir a Tierra, donde combinan elementos de origen con cocina japonesa en su presentación. Sushis de arroz frito, ceviches de lulo y elementos como la gulupa, también hacen parte de su selección de cócteles.

Restaurante Tierra, Cartagena.
Uno de los portentos del restaurante Tierra, del Barrio de San Diego. (Luz Lancheros)

Y ya, en las aceras de una ciudad donde el ojo nunca se cansa: un patacón con queso, una cocada frente a la Torre del Reloj o una caminata hacia el Palacio de la Inquisición (donde hay una poderosa exposición sobre la migración a nivel mundial) o incluso, en el Museo San Pedro Claver con su sala afro le mostrarán que Cartagena siempre es distinta, incluso si se le visita mil veces.

Si se le viste cien, si se le prueban doscientas. Porque en ella están todas las historias de la Tierra.

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