Colombia

Somos Pacífico y estamos unidos: una de las regiones más bellas a través de un festival que une a Colombia

El Festival de Marimba y Playa atrae a cientos de turistas de todas las regiones del país y permite descubrir la red de sus maravillosos ecosistemas.

Cielo rosado en Juanchaco, en el Pacífico colombiano
Cielo rosado en Juanchaco, en el Pacífico colombiano (Luz Lancheros)

Una playa espejismo, donde casi nadie nunca ha entrado. Una playa que casi nadie conoce y que es una obra de arte majestuosa al atardecer, como muchas de sus homólogas en la región. Un cielo rosado al que se entra a través de un manglar.

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Islotes y penínsulas llenas de verde, tucanes y aguas saladas, verdes y turquesas unidas en una red geográfica donde se ve a ese Pacífico impredecible que es hogar de las ballenas jorobadas, que se pueden ver desde mayo hasta noviembre, viajando, viviendo, resoplando en toda su majestuosidad.

Todas estas imágenes, de una belleza dura, y surreal  son parte de la experiencia que implica viajar a Bahía Málaga, en el distrito de Buenaventura, y que son complemento de uno de los festivales musicales que en su novena versión ha unido más a los colombianos: El Festival Marimba y Playa, creado por la maestra vichera y cultural doña Marina Gamboa y sus hijas a través de la organización Fundancestral, y en donde turistas de todo el país vienen atraídos por las chirimías y los currulaos y cómo no, por los tesoros naturales escondidos que hay alrededor de la Comunidad Negra de Juanchaco (son en total 7 comunidades), desde donde se llega en lancha partiendo de Buenaventura.

Juanchaco y su cielo rosado
Juanchaco y su cielo rosado (Luz Lancheros/Luz Lancheros)

Juanchaco ofrece varios hostales en plan mochilero, y algunos con comodidades. A su lado está el corregimiento de Ladrilleros, que da a una de las playas más apetecidas (por su belleza y limpieza) con su nombre.

En la comunidad también está el Museo del Viche y la sede de Fundancestral, donde Doña Marina ofrece curaos menores y mayores con nombres tan particulares como ‘Pipilongo’ (por la forma en que está hecha la hierba base), ‘Orgasmo de Diosa Amada’, ‘Tumbacatre’ o ‘Me Le Trepo’ para curar males en específico, como han hecho sus ancestros. La marca es ‘Marina Mar’ y es una de las más conocidas en el país.

“Tenemos 31 bebidas en ponencia, entre ellos el Viche Cero Químico, base para los cócteles. Creamos el museo porque yo tenía cinco negocios metidos en este espacio, y pensé que el viche estaba invisibilizado. Teníamos que darle vida. Entonces me invitaron a la China -esto lo hizo la Secretaría de Turismo de Buenaventura- e hice mi propuesta para ir allá con el viche. Para mí es importante que se expanda, porque  muchísimas personas educan a sus hijos a través del biche, y para mí es tan importante que ojalá se fortalezca cada día más  y pase de generación en generación, ya que esa es la herencia que nos dejaron nuestros mayores, nuestros ancestros”, le cuenta Doña Marina a Nueva Mujer Colombia.

Doña Marina en el Museo del Viche y centro cultural de Juanchaco
Doña Marina en el Museo del Viche y centro cultural de Juanchaco (Luz Lancheros)

Doña Marina cuenta la historia de cada viche, su origen y también hace la cata con las ostras de la piangua, el principal marisco de Bahía Málaga que se prepara a través de los sabores sencillos, pero potentes, de la cocina local: no faltan las sierras, las pescas del día, los patacones, el borojó y las cocadas como complemento de una propuesta gastronómica donde las cocineras dan al turista lo mejor de su conocimiento ancestral.

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Entre ballenas, playas  y cascadas: la red ecológica  del Parque Nacional Uramba

Ver a las ballenas jorobadas  juguetear, resoplar y viajar con sus crías no deja de ser un espectáculo apabullante. Sentir en medio de ellas la insignificancia humana ante la inmensidad de la naturaleza. Y, desde esa misma lancha se puede ir a las Cascadas y piscinas naturales de La Sierpe, donde del mar y los cangrejitos (hay de todos los colores) puede agarrarse de las rocas para meterse en el agua fría.

Manglares que conducen directamente a La Barra
Manglares que conducen directamente a La Barra (Luz Lancheros)

O por qué no, ir por los senderos de Tres Marías a otra piscina natural, recorriendo cada uno de los islotes pertenecientes a la región, que está conservada por una red autogestionada por las comunidades negras.

Ahora bien, sin duda tiene que ir  a ver el sol caer en una de las playas más bonitas de Bahía Málaga, Juan de Dios, donde el Pacífico invita a nadar en aguas tranquilas, invita a ver su sutileza en arenas blancas y cuevas donde se puede caminar.

También, puede hacer una parada para almorzar en Chucheros, otra comunidad donde están habilitados para atender y hospedar turistas, con cabañas pintorescas y una vista privilegiada.

Todos los recorridos los puede hacer en cuestión de dos, tres días. La naturaleza de Bahía Málaga invita a observarla, a respirarla, a perderse en sus tonos de azules y verdes. De hecho, los esteros entre Juanchaco y Ladrilleros permiten recorrer los laberínticos manglares y su agua verde, desde donde los tucanes y otras especies pueden ser vistas por los turistas.

La belleza de playa de La Barra
La belleza de playa de La Barra (Luz Lancheros)

Y lo más maravilloso: del manglar solo hay un paso para la playa de La Barra, que ofrece azul y gris en su infinitud, oleaje de surf y una paz a la que puede acceder por manglar o por un camino de montaña, a través de una comunidad pacífica que puede hospedarlo para ver, privilegiadamente, los amaneceres y atardeceres, dependiendo de las mareas. El ritmo de la vida, y los caminos en el Pacífico se determinan así.

Al frente de la marea: bailando chirimías y currulaos

El Festival Folclórico Marimba y Playa resuena ante un atardecer rosado y lila, con mareas que suben y que bajan y que determinan la estancia de los turistas, el paso de los motocarros y por supuesto, el amanecer de muchos entusiastas de todas partes del país (que aumentan cada vez más) que gozan de agrupaciones como Mar y Río, ganadora del Petronio del 2024 y sus cantadoras, por ejemplo.

O de Oro y Caña y sus presentaciones folclóricas. Todos bailan como pueden y quieren: desde los que traen el ritmo en su sangre y origen, hasta el hippie extranjero que salta y goza, o la familia bogotana con perrito incluido que mueve las caderas, o el hombre que baila con la anciana al ritmo de la marimba. Todos cantan. Todos gozan. Todos toman viche.

Y en medio de este jolgorio, es loable que la organización se abra hacia las diversas formas de ser: uno de los grupos más impactantes de este año, fue por lejos Maguatán, liderado por la cantadora trans Andrea Mosquera, que en un performance que involucra símbolos religiosos y LGBT empodera su identidad trans:

Llegué como gestora cultural para fomentar los saberes de mi pueblo y de este lindo litoral. Empezamos el 27 de noviembre. Para mí es importante que la persona trans se empodere de sus talentos y conocimientos. Cuando me ven, la gente cree que es una payasada, pero al escucharme se dan cuenta de cómo las personas diversas tenemos talento para mostrar. Mi acto es de rebeldía y de mostrar que si desde la Iglesia no nos aceptan, nosotros nos vamos a aceptar. Aún así la Iglesia parte para aceptar la comunidad. Y más allá de Andrea Mosquera, quiero que con nuestro folclore seamos mujeres empoderadas y visibilizadas”, le explica Mosquera a NUEVA MUJER COLOMBIA.

Andrea Mosquera en acción
Andrea Mosquera en acción (Luz Lancheros)

Así, en medio de estas obras de arte del país de la belleza, no hay distingos: todos resuenan ante esos saberes ancestrales, sin ver cuerpos, pieles, razas. “Somos uno solo en este espacio. Acá no existe la raza. Acá estamos unidos”, le explica Antonio Murillo a NUEVA MUJER, asesor legal del festival y también creador del Festival de San Pacho en Chocó.

Y nada mejor que el canto de una marimba y la voz poderosa de una comunidad a la que muchos más se acercan poco a poco y su fuerza en medio de uno de los paisajes más complejos en su magnificencia.

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