Colombia

La esclavitud de la inalcanzable ‘madre perfecta’ se rompe siendo una mamá incómoda y feminista

Catalina Ruiz- Navarro, en su libro: ‘Deseada: una maternidad feminista’ desmonta los discursos sobre la maternidad que han oprimido a las mujeres por siglos y que necesitan repensarse en una era de idealización de las ‘buenas madres’.

Entrevista a la autora Catalina Ruiz- Navarro por su libro: 'Deseada, una maternidad feminista'
Entrevista a la autora Catalina Ruiz- Navarro por su libro: 'Deseada, una maternidad feminista' (Nickelodeon/MGM)

Hay muchas formas de ser mujer, de ser persona y de pensarse en este siglo. Pero así como se han repensado estas identidades, en Latinoamérica pocas veces se ha repensado la más sagrada “” y más violentada, así como compleja y contradictoria de todas: el ser madre. ¿Ser una madre de comercial, de millones de seguidores? ¿Ser una madre con ciertos modelos de crianza? ¿Ser una madre como las exigencias tan variadas de la sociedad- y discursos sociales y culturales que se repiten y hasta se contradicen- demanda?

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Y en esta demanda esclavizante a veces, y en medio de tantos discursos históricos y políticos, Catalina Ruiz-Navarro, directora de ‘Volcánicas’, activista feminista y madre de Carlota, ha encontrado cómo se ha moldeado una imagen en la que ninguna madre termina de encajar en su ensayo ‘Deseada: una maternidad feminista’.

Pero, ¿qué es ser madre feminista? ¿Cómo abordar el tema desde la incomodidad y hasta el espacio público? NUEVA MUJER COLOMBIA habló con la autora sobre su obra y estas construcciones históricas.

¿Cómo fue el proceso de abordar algo tan complejo culturalmente como la maternidad, cuando el libro ha mostrado que hacerlo desde una sola óptica es demasiado violento porque hay muchas formas de maternar?

Yo venía con la idea de hacer esta investigación desde ‘Las mujeres que luchan se encuentran’, pero no lo había incluido ahí porque sabía que me iban a decir que no podría hablar de esto al no ser mamá. Y esto me gustaría que cambiara, porque no podemos seguir hablando todas las mamás con mamás como si esto fuera un gueto cuando esto es un problema público en donde estamos todas las personas.

Además, esto viene de una impertinencia y de una oportunidad para la gente, porque pasa como la gordofobia: si eres así, o eres mamá, la gente cree que puede opinar sobre tu vida. Yo me aguanté y empecé a leer mucho de esto, en el embarazo, y la conclusión a la que llegué es que ni siquiera la maternidad feminista es homogénea. Por eso es que entrevisto a 13 proyectos de maternidad feminista, diferentes entre otros. Y esto, en medio de los tiempos de un modelo idealizado como el de las ‘tradwives’ que no todas pueden llegar a cumplir por falta de tiempo o dinero, etc.

Hay una cosa muy interesante: en estos modelos que son tan populares en canales de derecha de las redes sociales, la mayor pesadilla de una mujer, su mayor fracaso, es no ser madre y quedarse sola con sus gatos. ¿Por qué crees que esta idea ha vuelto con tanta fuerza?

Creo que esas ideas nunca se han ido. Un poco lo que sucede es que ser mamá es una cosa muy emocional. La mayoría de las mamás que lo eligen quieren hacerlo bien, pero les dicen: “haz lo que quieras, pero esta es la manera de ser una ‘buena mamá’, y esto es lo peor que puedes hacer como mujer”, porque nada peor puede ser una mujer que una mala mamá. Eso es el pecado más grande, la cosa más horrible que puede ser una mujer, en donde hay consenso de que esta mujer es una porquería, es si caes en ser una mala madre.

Entonces, esa amenaza es muy poderosa, y luego la van a usar desde todos los discursos,con lo que tienen en común todos, en todas las épocas, desde todas las esquinas. Porque lo que quieren es que uno salga de la vida pública, se dedique a hacer trabajos de cuidado sin exigir remuneración o reconocimiento. Y hay discursos como el de la lactancia, pero te tienes que quedar en la casa.

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¿Pero qué pasa si eres empobrecida o eres racializada como pasa en Latinoamérica? Entonces te dicen que es caro pagar ayuda, entonces quédate en la casa. Y que según la teoría del apego, si te vas de la casa, tu hijo será un sociópata y un cretino con todas sus parejas. Y según esta teoría, este tipo que no me contesta el celular da al origen de que su mamá no lo abrazó y no porque él no haya querido crecer y madurar para asumir sus responsabilidades.

Y hay otra teoría naturalista, donde las mujeres debemos hacer trabajo de cuidado como si eso fuera natural. Y todos los discursos, desde la ciencia hasta la política, quieren que termines en la casa, aislada de lo público, y sin poder para salir de ahí después. Y nada mejor para el capitalismo y patriarcado que lograr eso.

Además, lo impactante fue ver en el libro que esos discursos venían de todas partes. El punto es que muchas mujeres, feministas o no, se quedan solas, y, entre quedarte sola pero ser libre, autónoma, tomar tus propias decisiones y quedarte con alguien que es un cretino, que te controla la vida, que te dice qué hacer, que te quita poder, que no te da libertad, que te coarta tus sueños y que no sea adulto funcional, pues prefieres eso.

Históricamente ha sido horrible. Y esta moda de las ‘tradwives’ es una moda de chica blanca y se nota que no están hablando con sus abuelas, porque no las hay de más de 40 años.

Sí, ese modelo de esposa perfecta recuerda a la pobre Betty Draper de ‘Mad Men’, con una vida ‘perfecta’, pero que por su frustración terminaba disparándole a las palomas del vecino…

Exacto, y yo creo que tenemos que ir a hablar con nuestras abuelas y preguntarles a ellas por qué se rebotaron y por qué salieron a liberarse y por porque esto no les pareció tan buena idea. Esto, porque después de que tú ya vas haciendo oficio 20 años y esto es lo único a lo que te dedicas y un día tu marido llega y te dice: “ya no eres tan interesante como antes, solo me hablas de los niños y de quehacer doméstico y no de política”.

Y luego te va a dejar por otra y entonces, ¿qué vas a hacer? Porque ese plan en teoría suena muy chévere, pero al interior de la pareja pierdes poder. Así, las decisiones quedan en quien tiene el dinero. Y si fuera tan natural que las mujeres tomásemos esos roles, pues no sería tan coercitivo todo el sistema para convencernos de hacer eso.

Es interesante ver que en el libro se destapa cómo los discursos científicos son producto de intereses y contextos sociales para oprimir a las mujeres. Y en una era de amplia información las mujeres enloquecen porque no pueden cumplir muchas cosas. Y se sienten pésimas madres por ello.

Yo no me creía lo de la teoría del apego. Y su creador hizo experimentos sin estándares científicos, y con mucha aporofobia. Además tenía traumas de irse a un internado. Y justo estas teorías se ponen de moda cuando en la posguerra necesitaban que las mujeres volviesen al hogar. Y esto se reencaucha con las teorías de los años 80 donde hay una psicóloga que cuenta cómo las mujeres renunciaron a sus trabajos porque los hijos se iban a volver “psicópatas”, para objetar que en el norte de Escocia, por ejemplo, las mujeres dejan a sus hijos solos y no pasa nada.

Y con la lactancia es igual: ¿cuántas mujeres no pudieron lactar con facilidad terminan en una depresión postparto terrible pensando que ya su bebé va a estar mal nutrido, que no va a tener conexión con ellas?

Y es mentira. Tú ves niños de tres años y tú no sabes a cuál le dieron fórmula y a cuál le dieron teta. Además dicen que es “gratis” si creen que el tiempo de la mujer no vale nada, porque esta estará ocho horas al día lactando. Y cuenta cuánto vale con el sacaleches, la tetonera, y sumas todo y tu hora vale plata y tiempo. Y muchas mujeres tienen que dar explicaciones de por qué no lactan.

¿Por qué? Si ya llegamos a un punto en que podemos abortar sin tener que dar explicaciones. ¿Por qué yo no puedo decir no voy a dar teta porque no me da la gana? ¿Y qué te importa? Eso no quiere decir que mi bebé se vaya a morir.

Por otro lado, te dicen “esta opción le va a subir 11 puntos de IQ a tu bebé”, que también es una cosa científica estúpida. ¿Cómo se hizo ese experimento? O por otro lado, dicen que tenemos “mommy brain”, que por estar embarazadas o tener hijos nos embrutecermos.

Te incapacitan y te quitan todo derecho como un sujeto político. Ahora estás inválida “” por que tuviste hijos, pero antes tenlos, porque no va a pasar nada. Y me acuerdo de una escena del ‘Bebé de Bridget Jones’ en la que ella no sabe cómo usar un cajero porque está embarazada. ¿Cómo va a pasar eso?

Bueno, ella ha demostrado ser suficientemente poco brilante ya en dos películas. No va al caso…

Exacto. Entonces, no tiene que ver. Entonces, mucha gente, uno cae muy fácil en esa idea. Ay, es que el cerebro no me anda porque estoy embarazada y boté las llaves. Pero quizás estás cansada. O tienes carga mental. El embarazo es trabajo: no es sentarse a esperar que ese bebé se haga solo. Haces trabajo y doble jornada. Haces el doble de cosas.

Ahí hay otra cosa muy sensible: el tema de las ‘malas madres’. Lo vimos con esta película con Mila Kunis, donde se rebela ante la ‘mamá almendra’ controladora de la escuela de sus hijos. Incluso en la segunda parte de ‘Betty la fea’, su hija la condena por ser una ejecutiva de éxito. ¿Qué es ser una mala madre?

Ser mala madre es lo más fácil del mundo: a veces ser mala madre es ponerle a tu hija una tablet en el almuerzo para poder tener cinco minutos con tus propios pensamientos. O por no amamantar. O porque no quise tener un parto vaginal, sino cesárea. O porque decidí hacer trabajo creativo o viajo. Para ser mala madre simplemente tienes que vivir. Hay casos extremos como el de Krystel Candelario, que dejó sola a su bebé de 16 meses para irse de vacaciones. Es una mala madre, estamos de acuerdo. La niña murió en condiciones terribles y deplorables. A esta mujer le dieron cadena perpetua. Y a mí me impactaba de la cobertura que entrevistaron al papá de esa niña, que ni siquiera vivía con ella, vivía en Ecuador, en la que lo trataban de forma lastimera.

A ver: no me puedes decir que tú no te diste cuenta de los problemas de salud mental de esa mamá. Y que tampoco dejó tirada a su hija por 15 días. ¿Por qué no tomaste un avión desde el día 1 en que ella anunció que se iba de viaje y fuiste a ver qué pasaba con tu hija? Entonces, no existen las malas madres sin los malos padres. Lo que pasa es que esos están totalmente invisibilizados de la historia, porque si hubiera un buen padre, pues ella se larga, lo deja con él y él es un buen papá, como pasa con algunos hombres.

Entonces, como le pasó a Doris Lessing (señalada injustamente de abandonar a sus hijos por irse a escribir, cuando huía de un mal matrimonio y se fue con su hijo menor) , soy una mala madre porque hago un trabajo, y nos dicen que debemos dejarlo para cuidar a un niño. Pero tú puedes ser un tipo mediocre y él sí puede darse el lujo de tener este tiempo para su trabajo.

Es como decía la abogada de Scarlett Johansson en ‘Historia de un matrimonio’: “tú tienes que ser perfecta, aunque él pueda cometer los errores que quiera”. ¿Cómo entra el tema de la paternidad?

Ser mamá afecta tus finanzas. Afecta tu carrera. Leí todo lo que pude sobre cómo podríamos hacer para que nos pague el gobierno. ¿Cuánto me vas a pagar por dar la vida? El mínimo. ¿Cómo sería eso? ¿Me van a dar una pensión por tener hijos y será será que mi esposo agresor me va a obligar a preñarme para robarme la plata? O sea, hay una cantidad de problemas cuando tú lo piensas de una forma solo transaccional, porque se trata de afectos.

No es como que si el Estado te deja de dar plata dejas morir a tu bebé. Me metí por todos esos caminos y este ensayo termina en entender que ese problema económico de la maternidad y esa penalidad de la maternidad no se va a disminuir si los padres no están presentes, maternando, como bien lo explica la economista Nancy Folbre, quien pone dos ejemplos.

Uno de ellos es que las mujeres llegamos tan lejos como los hombres, como ha sucedido en algunos círculos. Pero, ¿quién va a hacer ese trabajo de cuidado? Ese trabajo de cuidado lo va a hacer gente más pobre y gente racializada. O sea, tenemos igualdad entre hombres y mujeres, pero ese trabajo de cuidado sigue estando ahí. Entonces ahora esa carga le va a pasar a personas menos privilegiadas, migrantes racializadas de clases empobrecidas.

Pero si en vez de que las mujeres rompan todos los techos de cristal, los hombres entran a hacer trabajos de cuidado, quiere decir que van a tener menos horas disponibles para hacer trabajo asalariado y entonces ahí sí se va a equilibrar sin que tengamos que pasarle esta carga a personas racializadas y otras clases.

Falbre también tiene un ensayo muy interesante sobre Latinoamérica y resulta que hay en la región el doble de padres abandonadores, por la mezcla de razas que muchas veces no fue consensuada.

Porque claro, esos hijos resultantes no heredaban las tierras conquistadas. Esos hijos vienen de esa desigualdad de género, porque ni ellos ni sus madres recibieron nada y estas tuvieron que criarlos con el sudor de su frente y sigue siendo una realidad en una región de madres solteras que hacen el triple de trabajo por un padre ausente. Y hay que sumar a esto a padres que creen que solo pasan plata y lo hacen todo y ya. Cuando este no está poniendo ni el trabajo ni la carga, ni el esfuerzo. Y las mujeres estaremos asumiendo esta carga hasta que ellos hagan su trabajo.

Pero en Latinoamérica la ‘madre luchona’ como relato es muy fuerte, desafortunadamente.

Claro. Me parece muy fuerte que la idea de la buena madre sea la madre sacrificada, porque esa madre que dejó ir sus sueños para criar a esos hijos, que se negó a sí misma, su identidad, sus necesidades, por estos niñes que va a cuidar. Probablemente va a tener mucha rabia y mucha frustración, y eso se va a notar en su forma de maternar.

¿Qué tal si la mejor manera de ser mamá es siendo felices y teniendo derechos? ¿Qué tal si una mamá está realizada profesionalmente está viviendo sus sueños plenamente y no siente que estos hijos fueron un castigo o una renuncia?

Las mujeres que siguen trabajando y que son profesionales exitosas, además de mamás, son las mamás que son más felices, porque no se negaron a sí mismas. Y hay otra cosa importante ahí. Mientras más poder tenga la mamá, más bienestar va a tener ese hijo.Porque la mayoría de las mamás, la plata, el poder que tenemos, ¿para qué lo usamos? Para proteger a nuestros hijos. A nosotras nos entra la plata, y la metemos en educación, en salud, en vivienda. Los hombres van y se la gastan en trago, la apuestan, se la gastan en la amante y no se la están gastando en sus familias. Y les perdonan todo.

Pero entonces también tienen que decirnos: “mira, la mejor apuesta que tú puedes hacer para el bienestar de tu hija es que tú tengas poder. Porque si tú tienes poder, tú vas a poder proteger ese hije siempre, y vas a estar en las condiciones físicas, económicas y mentales para poderlo hacer mejor”. Que no quiere decir que puedas ser una mala persona también, porque las mujeres somos diversas y tenemos distintos rangos morales. Pero, si tú no cumpliste tus sueños, con qué cara le dices a tu hija: “mi amor, puedes hacer lo que tú quieras”, pero tú no lo pudiste hacer.

Sí, como Mafalda cuando le reclamaba a su mamá porque no había hecho más en la vida.

Claro. Entonces, a mí me parece que si nosotras queremos tener hijas libres, tenemos que ser mamás libres. Y esa es una lucha dura, porque todos te dicen que no lo hagas.

Otra cosa muy chocante de estos tiempos es que el relato mediático se lo dan a estas mamás privilegiadas ‘puedelotodo’, influencers y modelos. No queda nada para las que no tienen ese privilegio.

Yo la verdad no entiendo que no podamos dejar de mirarlas, porque es evidente que cualquiera que ha maternado por un día sabe que por fuera de ese encuadre tiene que haber un desastre o cinco empleadas domésticas y tres nanas limpiando y organizando todo. A mí me impactan mucho esos apartamentos blancos, con muebles blancos, paredes blancas. Mantener eso, ¿qué significa? ¿Cuántas mujeres que yo no estoy viendo están trabajando para mantenerlo? Y ese trabajo también está muy invisibilizado.

Y si bien hay un discurso que desrromantiza la maternidad, lo que queremos ver en redes es a mamás que lo resuelven todo de forma perfecta, con bebés vestidos de lino planchado y sin manchas, pero para mostrar esa foto hay alguien que debe lavar, planchar y almidonar esos vestiditos. Y se gastará tres en un día.

Es una fantasía que conlleva un montón de trabajo invisibilizado y genera una gran ansiedad. Incluso muestran su outfit perfecto cuando el cerebro no te da para pensar qué ponerte o estás peleada con tu cuerpo, porque no era como antes. Y eso es duro. Y esa idealización nos hace sentir culpables, para que luego hagamos lo que sea que nos digan,con la promesa de que esa culpa se va a calmar. Pero esa culpa no se calma nunca, no se calma nunca porque todo el tiempo la sociedad la está usando para manipularnos.

Y por último, ¿por qué la maternidad debe ser política?

La gente piensa que la maternidad no es una cosa política porque es ‘privada’ y no tiene que ver con quién vas a votar. Los proyectos de derecha, por ejemplo, dicen que harán un gobierno de austeridad y harán recortes en el gasto estatal. Y siempre es en salud, educación y vivienda. Que porque no hay plata. Plata sí hay. Pero no para alguien que está creando una persona que pagará impuestos. Y puede que sea una decisión personal, pero mi hija va a pagar tu pensión. No es lo mismo que tener un gato.

Me recuerda el caso de la gimnasta medallista olímpica Rebeca Andrade, que siendo hija de una mujer de la limpieza empobrecida, llega al programa estatal de Lula da Silva precisamente por este apoyo.

Exacto. Entonces, cuando nos dicen que harán recortes, en cuanto a lo que hay en el Estado de Bienestar, es mentira que digan que no hay plata. Porque todo ese gasto es ineludible. Ese trabajo del cuidado de la vida es ineludible. ¿Quién va a poner esa plata cuando ya no te cubra la EPS, pero el niño se enfermó? Tu mamá. ¿Quién, cuando el Estado no te da educación pública y tienes que mantenerte a la educación privada,quién va a pagar el colegio? Tu mamá. Y van a hacer trabajo extra y van a gastar plata extra, porque ese gasto no se recorta, se transfiere a las madres.

Entonces, por ejemplo, yo pienso que las mamás, cuando vemos esto, este tipo de proyectos políticos, le tenemos que decir no a la derecha, porque esa derecha que dice que está protegiendo nuestras familias, está haciendo unos recortes públicos que nosotras vamos a tener que subsidiar y que nosotras vamos a tener que asumir.

Y eso va a hacer que nuestra vida sea más difícil y más miserable. Entonces, son cosas políticas que es a donde yo quiero que llevemos a pensar la maternidad.

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