Colombia

Bogotá Fashion Week por fin cierra la brecha social y cultural uniendo sus industrias creativas

Un evento de moda de la capital nunca antes había entendido que la moda también la cuentan las estéticas del resto del país y hasta de la migración.

Pasarela Alejandro Crocker Bogotá Fashion Week 2024
Pasarela Alejandro Crocker Bogotá Fashion Week 2024 (Cortesía)

No es un secreto que, por años, la estética de la moda masiva producida en San Victorino en Bogotá y en el Hueco, de Medellín, que facturan millones y visten a gran parte del país, había sido relegada en los grandes eventos de moda nacionales a un pabellón aparte y con desfiles aparte.

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Es más: hasta en los últimos años su presencia en pasarelas con incluso cantantes de reguetón  era altamente discutida con tintes de clasismo y aporofobia, ni qué decir, anulada.

Pero Procolombia, la Cámara de Comercio de Bogotá, y en últimas, Pilar Castaño y María Paz Gaviria, a cargo de Bogotá Fashion Week entendieron que existía un clamor que venía desde el periodismo, los estudios de moda,  las redes sociales y las mismas lógicas del mercado había un clamor por acercar un mercado que en sí mismo expresa muchos sentires culturales en Colombia, pero que también podía tener esos códigos estéticos tan alejados de su mundo. Es así que, por primera vez en toda la historia de Colombia, San Victorino tuvo 10 marcas editorializadas que se presentaron en pasarela al mismo nivel de los diseñadores de autor.

Y que han tenido una apertura al mundo y a la competitividad y lenguaje que impera en la moda como industria, pero sobre todo, como ideal deseable en un mundo globalizado.

“Me pregunté dónde estaba la presencia de la Cámara de Comercio y con aval de su presidente curamos unas marcas, cosas que no se había hecho. Nos sentamos con María Paz, armamos el proyecto y en el proceso de cambiar esa estética tradicional, les dije a los dueños que abrieran los ojos. Que se botaran al vacío, porque Japón busca dénim, Europa también, y les mostré lo que se usa en ambos sitios. El mundo entero está pintado de dénim, por lo que nuestro ideal es que estén a la altura de lo que el mundo está usando. Ellos son comerciantes, son unos duros. Pero, con reuniones semanales dos veces a la semana, estuvimos haciendo un proceso de curación”, le dice Castaño a NUEVA MUJER.

Por su parte, María Paz Gaviria, Gerente de Programas Culturales y Creativos de la Cámara de Comercio de Bogotá, afirma que la apuesta implica el apoyo del diseño independiente, venga de donde venga:

“Esta es una capital de negocios y esto mucho más allá que una semana de la moda, es también toda una apuesta de transformación. Nosotros desde la Cámara reconocemos que San Victorino es el corazón de la moda de Bogotá y por ende del país. Así, quisimos generar ese proyecto que sembrara una semilla de transformación que San Victorino enalteciera en el Bogotá Fashion Week. Este es un universo principalmente dominado por el denim, esa prenda que atraviesa todos los procesos de moda y que incluso ya suscitan interés en algunos de los compradores internacionales que estamos trayendo a la plataforma”, le cuenta a NUEVA MUJER COLOMBIA.

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Ahora, entre esas marcas está Cannabis Natural Fashion, que lleva haciendo ropa con cáñamo en estilo urbano y que ha atravesado un historial lento de regulaciones en un país altamente estigmatizado por su producción de psicoactivos. Su creador, Carlos Martínez, afirma que en 30 años es un sueño hecho realidad estar en una de las pasarelas más importantes de Latinoamérica, acompañado de Gaviria, Castaño y la consultora de moda Ana María Londoño.

“Creo que nuestras marcas van a ser un antes y un después de esa experiencia. El acompañamiento hacia nosotros fue excelentem porque había todo un equipo de mercadeo, de curaduría, etc… para hacer que las marcas se vean como mejor diseñadas,como más finas, como más... como más para el target que estamos buscando. Siempre he dicho que al Gran San le compran de la 26 hacia el sur, pero yo necesito que compre toda Bogotá”, le cuenta a NUEVA MUJER COLOMBIA.

Ahora bien, no solo la estética popular es uno de los poderosos elementos en Bogotá Fashion Week: también está la moda social, un fuerte que Colombia ha desarrollado por acontecimientos políticos y sociales en los últimos años, más que ningún otro país de América Latina. Y Alejandro Crocker, abanderado de la sostenibilidad y la integración, es quien dará cierre a este Bogotá Fashion Week 2024 con su pasarela “Ficciones de un Traje”.

Alejandro Crocker: dos décadas transformando siluetas, materiales y a la sociedad misma

En unión con Carlos Nieto, empresa emblema del sastre masculino en Colombia, Crocker decidió deconstruir las representaciones asociadas a este desde el género para comenzar a explorar a través del encuentro de sus textiles y aproximaciones a lo femenino, todas las posibilidades de un blazer o un pantalón.

Así, con el inventario muerto de la compañía, las piezas se revisten de vida y de una mirada única sobre cómo se construyó la historia de esta pieza a partir de una definición de género que en este siglo ya no existe.

“Fue muy fácil y fue un reto muy lindo, porque todo parte de la admiración y de lo perfecto en que están armadas las piezas de Carlos Nieto.Cuando yo empecé a desbaratar esas piezas del equipo nos daba dolor, porque los acabados eran perfectos. Todo.Entonces, nos pusimos como tarea replicar esos mismos acabados en las piezas que estábamos haciendo y sacamos los forros hacia afuera, con el propósito de entender que todo material es bello incluso cuando ya tuvo un consumo. A su vez, este ejercicio me permitió pensar en la excelencia de moda que tenemos en Colombia. Muchas veces nos gusta ver afuera y se nos olvida ver adentro  y adentro creo que lo que está pasando es maravilloso. Por otro lado, yo no estoy tocando ni género ni sexualidad, no. Yo simplemente analicé cómo la sociedad nos vistió al hombre,  vistió a la mujer desde 1860 y cómo sobre todo ustedes las mujeres utilizaron el vestuario para poder ser escuchadas. Ese es el punto de partida para mí y ahí empezaron a salir las piezas. Los materiales hablan. Deciden cómo se quieren ir combinando en esta puesta de escena”, le explica Crocker a Nueva Mujer.

La colección está cosida por las alumnas de Crocker, mujeres migrantes venezolanas ‘Juntos se Puede’, donde estas no solo son ejecutantes, sino aprendices en potencia y futuras creadoras. Una muestra del trabajo que ha hecho crocker con sectores de la sociedad tradicionalmente discriminados.

“Con amor y con coherencia y con mucha constancia empecé en este camino solo a meterme en la comunidad.  Empecé en el barrio de Santa Fe  con las trabajadoras sexuales. Empecé solo.  Ya hoy en día tengo apoyo,  ya hoy en día estoy de mano con una fundación, ya hoy en día me apoya el gobierno alemán y es un movimiento que va y va creciendo. En Bogotá Fashion Week mostraremos el lanzamiento de la primera escuela de pensamiento creativo y sostenible en  Latinoamérica, que es un proyecto que pensamos  concretar a finales de año.  Pero es simplemente las ganas de ver un cambio”, expresa.

Así, Bogotá Fashion Week hace historia y cambia el tono de las ferias de moda en Latinoamérica, con sectores siempre “homenajeados” o alejados, nunca partícipes. Pero que van poco a poco encontrando sus espacios en un país que tiene en estos momentos, enorme fuerza para reconocerse a sí mismo.

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