Si con ‘Betty’, ‘Café', ‘La hija del Mariachi’ o ‘Allá te espero’ o incluso ‘Hasta que la plata nos separe’ no se ha entendido que lo que funciona en Colombia es lo netamente colombiano, nada lo hará. Porque ‘Rigo’ volvió a demostrarlo con su alto rating. Eso pareció olvidarse absolutamente en ‘Rojo Carmesí', un compendió de clichés de chick flick que vuelve con una fórmula que ya es gastada.
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Las intenciones son buenas: el emprendimiento y el maquillaje son temas actuales en los que se involucran muchas personas, pero ahí comienzan los peros: si la novela tuviese el suficiente sello de Gaitán se centrarían muchísimo más en los tejemanejes de la empresa y el emprendimiento. Y si lo hacen, hasta cierto punto.
Pero no llega a convencer del todo, porque los secundarios son personajes genéricos (Carlos Ochoa no acierta a comparar a las trabajadoras de Juana con el Cuartel: estas tenían personalidad y carisma, con sus defectos y valores. Las tres son genéricas y no llegan a generar empatía en absoluto). Y hay otro enorme problema: la protagonista es una absoluta Mary Sue, prototipo de personaje femenino que es perfecto y que no tiene ningún rasgo negativo.
Una absoluta Mary Sue heredera de una fortuna y un gran secreto. Una que enamora a todos al verla. Una que “impacta con su frescura” y que se va llorando en cámara lenta. Una que vende mágicamente y tiene éxito cuando se acerca a las personas. Y no hay nada más que decir de ella.
Solamente se pinta la boca con su labial mágico y enamora a todos, matando al televidente de aburrimiento en el proceso.
Sello de Fernando Gaitán, pero con una aspiración tipo Sex and the City wannabe
Asimismo, la novela peca de lo que muchas producciones latinoamericanas actuales pecan: quieren darle un aire cosmopolita a la cosa, como de clase alta, y eso se ve en casi toda la novela, a excepción de las partes de Aída Morales. Como crear un universo de ‘Sex and The City’ que realmente está muy alejado de la realidad de muchas personas en el país. Todo se ve artificial, impostado.
Además, todo se ve como una fórmula de comedia romántica con todos sus clichés: Carlos Báez, se sabe de sobra, con su masculinidad frágil, terminará enredado con el personaje de Carolina Gaitán, que al parecer se estudió todos los videos de la dueña de Buró y le puso un toque de frenetismo (igual tampoco llega a generar nada de empatía). Juan Guilera terminará enredado en su personaje con Juana. Absolutamente predecible.
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Y ni qué decir de la música: puro tropipop de comercial de Frutiño ,combinado con escenas de clímax en cámara lenta y bajo la lluvia y aplausos hacia la protagonista. ¿Qué falta, una declaración pública de amor?
Es una pena, es lamentable y el rating lo muestra: pero es imposible que con un producto así, luego de que ‘Rigo’ trajo a todo tipo de televidentes, RCN logre lo que logró con la novela del ciclista.
Porque olvidaron que el protagonista no tiene que ser un prototipo de personaje de fanfiction escrito por una mocosa de 15 años enamorando a un cantante de BTS, sino alguien con peculiaridades. Rigo las tenía. Betty las tenía. Gaviota las tenía. Eso hacía a los personajes ni buenos ni malos, sino únicos. Lo mismo pasaba con todos los secundarios y antagonistas en las novelas de los tres personajes. Acá todo es realmente planísimo y estereotipado hasta lo nauseabundo.
También olvidaron la fórmula colombiana: Rigo era suficientemente poderosa en todo eso, así como otras novelas mencionadas aquí.
Esto parece una serie juvenil o de esas que hacen las plataformas de streaming contando la realidad del uno por ciento de la población. Se nota desde la construcción y los diálogos, hasta el ambiente, tan rechinante y limpio, tan lejos de lo que se encuentra en las realidades del país.
No es extraño que caigan más en el rating. Por alguna razón quieren llegarles a las audiencias juveniles con un producto que simplemente verán sus padres y abuelos.
Y no hay absolutamente ni puntos en común: estas están metidas en las plataformas con productos mil veces más interesantes que una novela genérica y ven historias que los coreanos cuentan mucho mejor si de maquillaje hablamos. Entonces, ¿por qué retroceder con lo que Rigo pudo lograr?
No hay forma de que ‘Rojo Carmesí' levante cabeza si quieren volver a fórmulas seguras. Y por supuesto, la novela no llena el vacío ni que Fernando Gaitán dejó ni que la biopic del ciclista tampoco. Y no importa si es por biopic: una ficción se cuenta bien desde la realidad, o no. Lo importante es el planteamiento de la historia.
No es el caso de esta novela, para variar.