Como ha pasado en la historia de la moda y el capitalismo en los siglos XX y XXI, todo lo que esta toma de grupos marginalizados desde la blanquitud se hace popular y se valida de inmediato a través de las pasarelas, o en el caso actual, de superestrellas mundiales. Esto es lo que ha pasado con Karol G, por ejemplo, que ha hecho, según varios analistas de moda, que las mujeres de ciertas clases más acomodadas en Latinoamérica hayan adaptado su estética, tan común en contextos populares del continente.
Pasó con el punk, gracias a Sex Pistols. Con el grunge, gracias a Nirvana y Marc Jacobs. Hasta la estética ZEF, del grupo Die Antwoord, que retrataba la estética “cool” de los barrios marginales de Johannesburgo, Sudáfrica, se hizo popular gracias a su ascenso a la fama en la década pasada y a películas como ‘Escuadrón Suicida’. Y con Karol G, debido al fenómeno que ha sido, también varios expertos en moda analizan cómo estos códigos que antes habían sido marginalizados por cuestiones de señorialidad y clase, ahora son usados por mujeres incluso de clase alta.
Frente a este fenómeno, varios analistas de moda se han pronunciado al respecto.
Qué tan cierto es que Karol G ha cambiado la forma de vestirse de las mujeres de clase alta en Latinoamérica
“Yo no creo que Karol G se vista como una mujer del barrio porque obviamente está filtrada por la industria de la música y da un performance; es decir, ella no está yendo con los pantalones del Sanandresito o cualquier mercado local. Pero me parece interesante, porque nos da la posibilidad de pensar la estética popular como lugar de creación (...) , expresa el académico Edward Salazar, entrevistado por el medio Mutante Org sobre lo que ella representa. También saca a colación el ejemplo de Kali Uchis y en el cómo se plantea otra posibilidad de vestir el cuerpo y la moda.
“La mayoría de músicas, antes de tener éxito, fueron vistas de manera negativa por las élites. La estética, además, tiene una historia racista. No es coincidencia que en América Latina, muchas de esas músicas sean de origen negro y de gente empobrecida”, explica Salazar, refiriéndose por ejemplo a artistas como Manuel Zapata Olivella y el contexto del reguetón. También valora que Karol G le hable a las audiencias populares y que a pesar de todo lo que la rodea, haya apoyado al Paro Nacional o se niegue al retoque de fotos. “Sin embargo, le falta reconocer el blanqueamiento del reguetón”, acota.
También cuestiona que le digan a la reguetonera que vende la narcoestética, ya que al venir de barrios empobrecidos y racializados se condena la estética popular. “Yo creo que lo de Karol G no es un narcoestética, es una estética popular. Y todo lo popular, tiene, a su vez, políticas raciales”, expresa.
Por otro lado, en el artículo de Volcánicas ‘Todo lo que te parecía de ‘mal gusto’ lo amaste en ‘Euphoria’”, su autora expresa cómo, a través de la historia de la moda, todo lo que se marginalizado se valida a través de figuras populares como actrices y cantantes. En el caso de la estética Y2K que popularizó la serie, también se muestra cómo toda esta estética que se criminalizó ahora es incluso consumida por pasarelas de moda.
Aún faltan estudios serios de moda dedicados a la reguetonera, pero ya el fenómeno comienza a ser abordado por el periodismo de moda.