Si bien se necesitaría de un diagnóstico profesional para determinar el estado psiquiátrico de alguien, en el caso de Geraldine Fernández, la ilustradora colombiana que mintió diciendo que trabajó en la película ‘El niño y la garza’ de estudios Ghibli, muchas personas, al ver sus declaraciones y que se empeña en continuar con su versión, piensa que necesita ayuda profesional. Pero también se han sorprendido que incluso mantenga su historia al ser confrontada. Ahora: se tendría que relacionar un diagnóstico directo de alguien especializado, más sin embargo, en redes sociales se preguntan si es un caso de mitomanía.
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Qué es trastorno psicológico por el que señalan a Geraldine Fernández, ilustradora que mintió al trabajar en estudios Ghibli
Fernández ha sido confrontada tanto en espacios como el de Twich y en medios colombianos sobre sus ilustraciones. A pesar de que hay otros autores, ella afirma que las hizo. También admitió que “algunas cosas se exageraron” y también tiró la pelota a sus amigas, que hablaron sobre su trabajo. Al ser confrontada por El Tiempo, si bien insistió en un contrato, admitió no tener evidencias de aquello.
También afirmó en algún momento que las acusaciones eran de compañeros de universidad “que le tenían envidia” y que la gente le tenía rabia.
Es por eso que se hacen conjeturas sobre el estado de la joven, que manifestó también tener pensamientos suicidas al verse abrumada por el impacto mediático de su caso.
Entre estas, la mitomanía, que según la literatura psiquiátrica, hablaría del comportamiento de los mentirosos compulsivos, descrita por primera vez en 1898 por Anton Delbrück. Esta también se define como una invención insconsciente de acontecimientos fácilmente refutables.
A esto también se le llama pseudología fantástica y según el Diccionario de la Asociación Americana de Psiquiatría, se define como “una tendencia a elaborar, exagerar y decir mentiras, incluidos informes de experiencias imaginadas, que a menudo implican autoengaño”.
Por otro lado, hay características como historias que tienen algo de verdad, pero se piensa en una mentira muy elaborada. Si el individuo es confrontado, no admitirá la verdad. También es un comportamiento repetitivo y la pseudología fantástica también incluye los falsos recuerdos.
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Si bien cada caso es distinto, no hay que olvidar que muy buenos estafadores como Anna Delvey, por ejemplo, han creado engaños muy elaborados sin que sea necesario un diagnóstico de salud mental obligatoriamente.
Asimismo, en el caso de la ilustradora, se recalca que solamente un profesional podría diagnosticar su comportamiento.