‘Ventino’ no ha podido levantar cabeza ante un fenómeno como ‘Ana de Nadie’. Y estas son las razones por las que ha sido un absoluto fracaso en rating ante una producción de ficción que vuelve a dejar a RCN en su nivel de antes.
1. Sinceramente, en ‘Ventino’ el único personaje interesante es el de Carolina Gómez. En ‘Ana de Nadie’ todos son buenos
En ‘Ana de Nadie’ hasta el personaje más secundario tiene un trasfondo y matices que lo hace interesante. Las amigas de Ana, las hijas, los amigos. Todos. Sin contar que los protagonistas del cuadrado amoroso principal no son lo que parecen. Y eso, contando con sus excelentes actores, muestra que es un gran producto.
Por otro lado, muy lindas las protagonistas de Ventino, muy talentosas en lo suyo, pero sus personajes parecen genéricos, a excepción de Carolina Gómez, que lleva el peso de la serie. Es decir, podría encontrarme a cualquiera de ellos en series de Netflix y Disney +. No transmiten absolutamente nada y podría intercambiar a cualquiera de ellas por un personaje de ‘Los descendientes’ o ‘Camp Rock’. Y eso, en televisión abierta, y en un país que prefiere cualquier otro género al pop. Es en serio.
2. Las telenovelas musicales que triunfan en Colombia no tienen nada que ver con pop
Teníamos un precedente desastroso con “Yo no te pido la Luna” y Anasol. ¿Qué les hacía pretender que un género que si bien es popular con los jóvenes, no comprende el resto del grueso de los consumidores en Colombia que hace más caso a lo tropical y a lo popular? Prueba de eso es el impacto que tuvieron en sus tiempos ‘La ronca de Oro’, con una Majida Issa espectacular como Helenita Vargas, o la telenovela de Joe Arroyo.
La gente en Colombia ama la tradición, ama sus clásicos. Incluso, Marbelle, con todo y su escándalo, fue acertada al uno, precisamente narrar esas vivencias que tocan a tantas mujeres en Colombia, dos, protagonizar su propia vida acompañada de un elenco brutal, encabezado por Marcela Benjumea, para respaldarla.
Si bien Dua Lipa y otras figuras llenan estadios, en pueblos y ciudades intermedias de Colombia no se canta con ella y sus congéneres, no se baila con ella. Y ‘Ventino’ pertenece a otro mercado que no está en televisión abierta.
3. A la gente que le gusta grupos como Ventino la ves en streaming
Si bien ‘Desafío The Box’ llega a más de 9 puntos en rating, ningún programa actualmente de televisión colombiana supera este puntaje: es porque el streaming desde hace años, por contenidos y por modalidad se los está llevando de calle.
Y ahí va el punto. Los canales privados se repiten mucho, siempre para mal. Desde hace veinte años. La gente, teniendo series ganadoras de Emmys con un click o sagas legendarias con tan solo elegirlas, prefiere verse eso que otro reality con lo mismo de lo mismo o una novela mediocre. Y esta es la gente joven: mucha de ella ya ni siquiera paga televisión. Paga plataformas de streaming. Y ese es el público de Ventino, para variar.
Quizás le vaya muy bien en una plataforma de streaming. Ya lo veremos.
4. ‘Ana de Nadie’ tiene un tema muy universal, latino y colombiano: la infidelidad masculina
Nada que hacer. El abandono paterno, el engaño del marido, la mujer que lo tuvo que soportar todo. Ese es un tema con el que muchas personas en Colombia nos podemos identificar.
‘Señora Isabel’ en su época fue precisamente novedosa por eso, por narrar cómo una mujer podía reivindicarse en su madurez y sexualidad. ‘Ana de Nadie’ rehace todo el concepto de manera elegante, a su tiempo, sin forzar nada, con un elenco grandioso y una historia que se construye desde muchos puntos de vista.
Y eso, ante otro grupo de pop juvenil que triunfa... para esa gracia muchos piensan mejor en repetirse la multipremiada ‘Bohemian Rhapsody’ en Netflix, donde Rami Malek hace de un Freddie Mercury apabullante. O la película de Mötley Crüe. Cualquier otra producción que muestre el ascenso de un grupo legendario y con más sentido.
5. Ventino es demasiado artificial y cringy en varias cosas. ‘Ana de Nadie’ cuida su universo
Debo confesar, hasta este punto del texto, que sólo soporté cuatro capítulos de ‘Ventino’. Ya sé que cuando en el primer capítulo algo me hace voltear los ojos, no voy a vérmelo entero porque sencillamente lo voy a odiar. Y que arrestaran a las cuatro en el primer episodio cual Jim Morrison a finales de los 60 o un Elvis por mover las caderas me pareció de lo más manido, forzado y sin sentido para meter drama.
Sinceramente, a excepción del personaje de Carolina Gómez, todo me parecía una de esas telenovelas juveniles de Disney o Nickelodeon donde “la joven protagonista lucha para triunfar”. Las hermosas voces, que el ambiente fuese artificial hasta el paroxismo, las historias inspiradoras... tuve que repetirme tres veces seguidas la biopic de Mötley Crüe en Netflix después de esa sobredosis de sacarosa impostada para ver sus asquerosos detalles y volver a la cordura.
En cambio con ‘Ana’ quedé enganchada desde el primer momento, porque si bien ella viene de una clase social alta, las relaciones entre clases, contextos, personajes, se dan hilados poco a poco, bien construidos, y Paola Turbay le da un toque de serenidad y bondad a su personaje que tampoco roza en la ridiculez ingenua tipo Thalía en todas sus novelas. Contrasta claro, con el arrojo del personaje de Sebastián Carvajal y el -Joffrey Baratheon si fuese un gomelo cuarentón bogotano sin todo el atascadero de sangre- muy odiable, absolutamente detestable Horacio, interpretado magistralmente por Jorge Enrique Abello.
Bonus track: los colombianos añoramos las buenas telenovelas del pasado
Creo que en últimas, los colombianos, muy mal acostumbrados a buenas telenovelas, ya saben diferenciar de un producto artificial de uno que les hace recordar las grandes producciones de los 80 y 90. Y ‘Ana de Nadie’ se embarca en ese camino desde la actualidad. ‘Ventino’ es más de lo mismo, de lo que podríamos encontrar en otra plataforma de streaming. Y dile tú a tu abuelita ahora mismo si se engancha más con cuatro cantantes veinteañeras que con una mujer que luego de los 50 lo gana todo luego de botar a ese mal marido que tiene. Caso cerrado.