Cada vez es más evidente que ante que sucedan las más terribles catástrofes, la percepción de los animales es mucho más aguda, tanto que éstos suelen enviar señales que pocas veces los humanos llegan a captar, sobre todo cuando el peligro es inminente.
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Es así cómo expertos e investigadores se han dado a la tarea de analizar cada uno de los comportamientos de animales como perros, elefantes o búfalos, bueyes, ovejas, ratas, serpientes, gansos y hasta comadrejas, que a través de diferentes manifestaciones logran percibir el peligro, emitir una señal de alerta para luego huir en manadas para salvar sus vidas ante cualquier tragedia.
El portal de National Geographic reseña que el tsunami del 2004 que afectó notablemente las costas de Indonesia y acabó con más de 225.000 personas fue predicho por los perros, búfalos y elefantes quienes corrieron en una sola dirección: a lo más alto de las montañas para que el impacto de las olas de más de 9 metros no los afectara y esto ocurrió a pocas horas de que sucediera.
Y así como esto y mucho antes de que la tecnología o hasta lo científicos escudriñaran ante esto, el historiador griego Tucídides, en el año 373 A. C. ya había indicado que días previos al fuerte terremoto que se presentó en la ciudad de Hélice, los animales de esta localidad habían huido como señal de advertencia ante este mortal fenómeno natural.
Los animales predicen las tragedias más que los humanos
Todo esto surge una vez que en Japón, sus habitantes se sienten amenazados y hasta preocupados debido a la presencia masiva de cuervos quienes a su criterio traen una advertencia muy peligrosa, ya que estos animales siempre han estado vinculados con mensajes o augurios nada alentadores.
Sin embargo, hasta ahora no se ha logrado determinar el por qué de este inesperado fenómeno, pero lo que sí es cierto que ante su masiva presencia se activaron varios planes de contingencia, pues los estudios dejan como conclusión que, a lo largo de la historia, los animales , suelen hacer manifestaciones de emergencia ante las tragedias.
Y todo esto se debe a su alta sensibilidad con la que logran percibir productos químicos que le suelen ser ajenos o pocos comunes a los que acostumbran a percibir, además de las ondas de baja frecuencia que captan por sus oídos o hasta por el aire ionizado que sienten a través de su pelo. Alguna alteración en ello, ya supone un peligro. Todo esto lo arrojó un exhaustivo estudio que hizo Martin Wikelski, del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal en Alemania.