Esperanza Gómez, en una entrevista con ' Lo sé Todo’, no sólo llamó la atención por lo que estaba contando, sino porque la gente, más preocupada por su físico, se fijó más bien en otra cosa: su boca, a la que consideran que ya no se mueve por el bótox. Dijeron que está “congelada”.
No les importó mucho, eso sí, que Esperanza hablase de libertad de expresión en una red social , Instagram, que la tiene ampliamente discriminada, al banear su contenido. Lo que importaba, como siempre, era su apariencia.
Esperanza abogaba por cuestionar las políticas de muchas redes sociales, que si bien dejan por ahí a pedófilos, a gente con discursos de odio (este, sí, ¿se acuerdan de los Locos del Capitolio?), a ella pues la censuran por un contenido que muchos consumen, muy a pesar de otros.
Así, contó cómo avanzaba su demanda, y ha llegado a pugnar con tal tenacidad, que ya le verificaron de nuevo la cuenta.
Pero la gente se enfocó en otra cosa...
En los comentarios, muchos se burlaron de Mark Zuckerberg, porque al parecer nunca ha visto contenido sexual explícito, a menos que sea para proteger grupos de discursos de odio, en primer lugar.
Pero otros, como se mencionó, sólo se cebaron contra el físico de la actriz.
“Esa jeta”, “Parece congelada”, dijeron, como si oh sorpresa, ninguna mujer de la industria del espectáculo ha tenido que hacerse nunca nada para seguir siendo objeto de consumo y sobre todo masculino.
Esperanza sabe que está en un medio bastante competido. Tal y como se ve en documentales como ‘After Porn Ends’ cada vez entran mujeres más jóvenes a la industria. Y muy pocas hacen carrera, realmente. Claro, la competencia es bastante dura si se habla del físico. Y más cuando hay una industria totalmente edadista.
Así que Esperanza Gómez tiene el derecho a hacerse lo que quiera. Y a hacer lo que quiera.