RCN tiene el mismo instinto de conservación que los dodós suicidas de ‘La Era del Hielo’. Sí, esos pajaritos medio “tontos” que se morían de maneras muy simplonas por su propia e involuntaria voluntad. Pero al fin recapacitó y la ‘Café con Aroma de Mujer’ original se transmite a las 8 pm. Cosa que debieron hacer, en vez de ese remake tan insípido.
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Y como las comparaciones son odiosas, pues RCN no debió gastarse todo ese platal en primer lugar (aunque también, la novela actual tiene sus cosas buenas). Porque jamás le llegó ni a la punta de los talones a la ‘Café con Aroma de Mujer’ original.
Estas son cinco razones por las que RCN debió transmitir la original en primer lugar:
1. La ‘Gaviota’ original es tigre contra burro amarrado contra la nueva
Sorry not sorry, pero aunque Laura Londoño sí hace de una ‘Gaviota’ aguerrida, nada tiene que hacer ante la de Margarita Rosa. Uno, porque como siempre, en la versión contemporánea de las telenovelas que ha RCN ha decidido arruinar, los personajes deben ser más “bonitos, amables” y de comercial. Y dos, porque hay que mostrar que es un personaje fuerte, pero no demasiado “para no asustar”.
Pamplinas. La ‘Gaviota’ original encantaba no sólo porque era fuerte, sino porque tenía sus blancos y negros. Tomaba aguardiente, como buena campesina, se iba de las mechas y su transformación en una ejecutiva implacable fue de admirar. En la telenovela original fue increíble verla siendo una secretaria astuta, vistiéndose práctica y funcionalmente (el traje doble faz es un clásico del vestuario de la televisión colombiana) y luego como una ejecutiva feroz que se ablanda solamente con Sebastián.
¡Ni qué decir de esa maravillosa secuencia de la danza con machetes que hace aflorar todos sus conflictos y tensión sexual! Y esos fallos de guión no los cambia un formato HD.
2. ¿William Levy sabe actuar?
Sí, Sebastián era un bobalicón con el instinto de supervivencia de Kurt Cobain y el liderazgo de un Iván Duque en sus peores momentos ( y que fueron infinitos). Pero al final el tipo de alguna manera lucha por el amor de su vida, despierta y deja de ser manipulado por todo el mundo. Además, su masculinidad pésimamente llevada evoluciona en siendo él el cuidador de su familia y legado y dejando a Gaviota al frente. Todo eso lo retrató Guy Ecker maravillosamente.
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Con William Levy, tiene más gracia una hoja de papel en blanco. Es decir, ¿se acuerdan de Hércules, el de Disney? Sí, el héroe más bobalicón, ingenuo, plano de la existencia de la franquicia del ratón (tanto así que se estanea más a Hades, el villano de la película).
Pues bien, ese tipo, comparado con el Sebastián de Levy, parece Leonardo DiCaprio y su desarrollo de personaje en ‘El Renacido’. Sabemos que el personaje no le daba más, pero Levy le quitó toda la gracia.
3. Carmen Villalobos es básicamente ella misma en cada papel
Lucía de Vallejo era un témpano de hielo, una maestra de la intriga. Es decir, uno le creía a Alejandra Borrero cuando interpretaba a esta mujer fría y malquerida, con una familia espantosa como ella misma, y que al final encuentra el amor de su vida en un vividor. Una mujer que se valía de las apariencias para triunfar por encima de todo y de todos.
Bueno, a Carmen, sí, la llegaron a odiar. Sí, lo intentó. Pero hay algo que hace que sus personajes sigan siendo menos fuertes de los que se han retratado en novelas anteriores (o si no, vean no más la nueva ‘Hasta que la Plata Nos Separe’: da más miedo la declaración de renta que habrán de pagar este año). Y con Lucía no es la excepción.
4. Esa Colombia de comercial no es ni de fundas el punto de lo que quería retratar la novela
Esa Colombia de comercial. Si bien la novela responde la pregunta de “¿Qué habría pasado con Gaviota y Sebastián en la época de Facebook?”, se queda corta al mostrar todo lo que venía implícito en la producción de 1994.
Una Colombia que pasaba de la mula al avión, que mostraba cómo las mujeres se convertían en ejecutivas, cómo pasaban de la ruralidad a las dinámicas de la ciudad, las desigualdades sociales. Una Colombia que sigue existiendo y que se vio superficialmente reflejada en la original.
5. ¿Pero qué carajos pasó con la música?
Uno va a cualquier pueblito de Caldas, va a Medellín, todavía se escuchan tangos. Tangos de cantina, donde se toma ron o aguardiente. Por eso la ‘Café' original fue tan buena: por retratar ese mundo de pasiones, la cultura del despecho (que no se idealiza en este portal, pero que existe), y porque Gaviota la cantaba a viva voz.
‘Mal Amor’, que es un tango que interpretaba Margarita Rosa, mostraba precisamente todo ese desgarro y mal de amores que tenía ella por Sebastián. Además, que ella cantaba como cualquier muchacha de pueblo y de arrabal. Y pues en esta versión... salía más creíble contratar a todo el elenco de High School Musical original: al menos cantaban genuinamente. Y bien.