La relación de Aida Victoria Merlano con Naldy ha sido un sube y baja de emociones. A comienzos de 2020 estuvieron juntos, pero decidieron terminar. Más adelante aparecieron como “amigos” y según ellos la llama seguía viva, por lo que se dieron una nueva oportunidad.
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Y ahora parece que se tienen más confianza que nunca, como pareja, puesto que ya confiesan asuntos bastante íntimos. Incluso, cualquiera diría que le están haciendo competencia a La Liendra y Dani Duke, porque ya la influencer confesó hasta cuánto dura en la cama el pereirano.
Lo cierto es que Aida Victoria y el cantante compartieron con sus seguidores en una sesión de preguntas y respuestas desde Instagram. Fue allí donde dejaron una anécdota bien cochina, de esas no aptas para mojigatos ni santurrones.
Aida Victoria le preguntó a su novio sobre un fetiche sexual
“Yo quiero saber esto: ¿Me hueles los cucos usados?”, fue la consulta directa y atrevida que le hizo la polémica modelo a Naldy.
Por su parte, ni corto ni perezoso, el artista le respondió: “La primera vez que los dejaste por ahí botados, dije ‘ufff, por fin’”, mientras se llevaba las manos a la nariz. Aida Victoria, sin poder contener la risa, agregó: “Se hizo un auto amarre”.
La cuenta @notifamosoos, dedicada a la farándula colombiana, capturó el momento. Mira la publicación:
En la misma dinámica de preguntas y respuesta, Aida Victoria Merlano aclaró que Naldy nunca ha terminado con ella, evidenciando que las “rupturas” anteriores fueron un simple ‘break’. También aseguró no tener problemas con su pareja tenga “amiguitas”. Mejor dicho... en esa relación pasa de todo.
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Por cierto, eso de oler los cucos usados de la pareja, así como Naldy le hace a la modelo, se trata de una parafilia llamada ‘misofilia’, la cual produce placer sexual.
En su definición más exacta, consiste en oler la ropa interior de tu pareja. Pero no aquella que está dobladita en el gavetero, sino la usada, la sucia. La mayoría de las personas que se excitan por esta práctica siempre recurren a la prenda íntima que tenga algún rastro corporal: flujo, sangre menstrual, orina, semen e incluso excremento.
Y no siempre tienen que ser los cucos de la pareja, hay misofílicos que pueden oler los de cualquier persona, siempre que esta les produzca la suficiente atracción sexual como para meter sus narices, bueno... allí.
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